Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 384

Cabello oscuro, piel blanca como la luna y un cuello elegante. Desde su línea de visión, ella podía ver la forma de una de sus orejas y el perfil de su rostro.

No podía apartar los ojos de él. Incluso sintió que sus orejas se veían mejor que las de un hombre promedio.

Cuando se enderezó y se volvió hacia ella, sintió como si algo le hubiera golpeado el corazón.

A la luz de la luna, sus ojos eran como pétalos de durazno que caían sobre el lago, provocando ondas plateadas. Sus labios se abrieron y cerraron. Actuaban como hilos que agitaron su corazón.

En ese momento, fue como si el cielo y la tierra hubieran desaparecido. Ella solo podía verlo a él.

Luego, vio como su rostro se acercaba más y más a ella. Sus rasgos eran exquisitos, como la obra maestra más elaborada de Dios.

"¿Qué pasó?". Sus oídos finalmente escucharon su voz.

Ella se estremeció. Volvió a sus sentidos solo para descubrir que había caído en un trance con solo mirarlo.

"No... Nada”, dijo Ling Yiran rápidamente.

"Si no hay nada más, podemos volver ahora. Siempre puedes venir aquí cuando quieras ver a tu madre. Incluso si tu padre se entera de que tu madre está enterrada aquí, no podrá llevarse sus cenizas a ningún otro lugar”, dijo Yi Jinli.

Le extendió la mano mientras hablaba.

Se quedó mirando la mano que le extendían. Ella vaciló por un momento antes de colocarla en su mano. "Gracias”.

Era la segunda vez esta noche que le daba las gracias.

¿Qué tan serio era su afecto por ella? ¿Podría ella... realmente superar el miedo en su corazón y el trauma que él le había causado durante esos tres años en prisión? ¿Podría permitirse que le gustara?

Ling Yiran no pudo evitar mirar a Yi Jinli, que estaba sentado a su lado.

"¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?". Sus hermosos y amorosos ojos se inclinaron ligeramente para mirarla.

"No... Nada”, balbuceó, su corazón una vez más corriendo más allá del control de su cuerpo bajo su mirada.

Inconscientemente, quería darse la vuelta para evitar su mirada.

"¿Estás realmente bien?". Se inclinó hacia adelante. Él la agarró por la barbilla con sus largos dedos, obligándola a mirarlo. "¿Sabes qué? Me estás mirando como si estuvieras en conflicto. ¿Por qué? ¿Qué hice para que estuvieras en conflicto?".