Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 727

'¿Cuándo saldrá Yiran?’.

'Ella ya me había prometido que nunca me traicionaría, pero ¿por qué fue a ver a una psiquiatra?’.

'¿Todavía quiere restaurar sus recuerdos de Gu Lichen?'.

Yi Jinli miró en silencio, y finalmente, una figura con un vestido blanco apareció a la vista.

‘¡Es Yiran!’.

A pesar de que ella estaba rodeada por una multitud en movimiento, la reconoció al instante.

Luego, la vio sacar su teléfono y parecía estar haciendo una llamada.

Momentos después, sonó su teléfono. Lo sacó y miró el identificador de llamadas: ‘Hermana’.

Aunque él ya no la llamaba así, no había cambiado el nombre en su teléfono.

Quizás era algún tipo de reminiscencia. La mujer le había dicho una vez con una sonrisa: "¿Serás mi hermano?".

Ella incluso dijo: "De ahora en adelante, tú me importas y yo te importo a ti".

'Hermana... Hermana...'.

En ese entonces, no sabía que esta mujer haría que él se enamorara tan profundamente de ella.

Mientras el teléfono seguía sonando, Yi Jinli presionó el botón de respuesta y escuchó su voz clara. "Jin, ¿dónde estás ahora?".

Él miró a la figura frente al hospital desde lejos y respondió: "Estoy en la oficina ahora mismo".

"Iré a verte más tarde. Aún no es hora de almorzar, ¿verdad? Traeré el almuerzo más tarde. ¿Qué te gustaría comer?", ella preguntó.

Por eso, al verla, los guardias de seguridad y la recepcionista la saludaron de inmediato, pero de una manera más deferente que de costumbre.

La recepcionista también acompañó a Ling Yiran al elevador y ayudó a Ling Yiran a presionar los botones.

Fue solo cuando Ling Yiran entró en el elevador y las puertas se cerraron que la recepcionista exhaló un gran suspiro de alivio.

"¿Quién era esa mujer? ¿Por qué eres tan respetuosa?". Un empleado que pasaba se acercó y preguntó.

"La futura dueña de la compañía. Dime, ¿podría faltarle el respeto?", respondió la recepcionista.

Por supuesto, Ling Yiran, que estaba en el elevador, no sabía de qué estaban hablando los demás. Cuando las puertas del elevador se volvieron a abrir, Ling Yiran salió y caminó en dirección a la oficina del presidente.

Estuvo libre de obstáculos durante todo el camino. Después de todo, la gente de este piso sabía que ella era la persona que su jefe apreciaba mucho. ¿Quién se atrevería a detenerla?