Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 732

Era... ¡Ye Wenming!

Él estaba vestido con traje y corbata, y su cabello estaba tan escrupulosamente peinado como recordaba. Su rostro era frío y hermoso. Incluso su perfil lateral hacía que su corazón palpitara de dolor.

El tiempo había sido amable con él. Habían pasado los años y estaba tan guapo como siempre.

Sin embargo, ella ya estaba cubierta de heridas y ya no era la misma persona.

Como si sintiera su mirada, Ye Wenming volvió la cabeza en su dirección.

Casi inconscientemente, Zhuo Qianyun inmediatamente recogió a su hijo y corrió hacia el pasillo de salida en la otra dirección.

"¡Oye! Señorita, ¿qué pasó?", la asistente de ventas le gritó a Zhuo Qianyun por su cambio repentino.

Ye Wenming, que estaba de pie en la escalera mecánica, no vio nada más que una figura que huía, cruzando por su vista.

Sin embargo, solo por un momento, su rostro palideció. Entonces, todas las personas que lo seguían vieron al Presidente Ye, conocido por su actitud tranquila y serena, corriendo velozmente por las escaleras mecánicas y hacia el pasillo de salida como si estuviera loco.

Los dos guardaespaldas de Ye Wenming naturalmente siguieron su ejemplo.

En cuanto a las personas que todavía estaban en la escalera mecánica, se miraron entre ellos, incapaces de entender lo que acababa de suceder.

Ye Wenming corrió casi imprudentemente. Todo a su alrededor parecía haberse vuelto irreal, y lo único en sus ojos era la dirección en la que corría la figura.

'¡Es ella! ¡Debe ser ella!’.

La figura vestía ropa oscura mientras su cabello estaba atado apresuradamente. Era completamente diferente a la figura que recordaba.

Sin embargo, al ver su espalda, su corazón comenzó a latir tan rápido como si el instinto de su cuerpo le recordara que era ella.

Los labios delgados de Ye Wenming estaban presionados en una línea recta, y su rostro parecía cubierto de hielo.

Al momento siguiente, golpeó con fuerza la pared a su lado, lo que provocó que los guardaespaldas que lo alcanzaron gritaran de sorpresa.

"Presidente Ye, su mano todavía está herida de antes...".

La cicatriz en la mano de Ye Wenming, que se le hizo al romper el vidrio en la feria, solo había comenzado a sanar en los últimos dos días. Sin embargo, cuando golpeó la pared, la herida comenzó a abrirse nuevamente.

La sangre roja brotó de su mano.

Los dos guardaespaldas se apresuraron a tratar la herida, pero Ye Wenming no parecía sentir ningún dolor ya que simplemente frunció el ceño profundamente.

'¡Ya que ella está en la Ciudad de Shen, la encontraré incluso si tengo que voltear de cabeza toda la Ciudad de Shen!'.