Al escuchar la palabra ‘separarse’, el corazón de Odalys se apretó con fuerza, sintiendo un agrio dolor. Desde que se habían casado, las visitas anuales de Gerson a Oasis Sereno se podían contar con los dedos de las manos, prácticamente como si ya estuvieran separados.
"De todos modos, solo quedan tres meses, no creo que sea necesario vivir juntos".-
Gerson la miró fijamente por unos segundos y con una sonrisa burlona le respondió: "Eso no lo decides tú, yo mando aquí. Hoy le pedí a Ulises que te diera dos horas libres para que llevaras tus cosas de vuelta a casa".
"Yo..."
Pero, las palabras de rechazo de Odalys fueron interrumpidas por unos golpes en la puerta, Ulises recordaba desde afuera: "Sr. Borrego, la reunión va a comenzar".
Gerson se abrochó de nuevo los gemelos y ordenó: "Vete".
Odalys permaneció inmóvil, insistiendo: "Gerson, ya te lo dije no volveré".
Él pareció no darle importancia: "¿Cuántas veces has dicho eso?". No era la primera vez que discutían, ni la primera vez que Odalys se mudaba fuera, ella siempre terminaba regresando por su cuenta al poco tiempo. En ese momento, ella sabía que él no le creía, así que no quiso perder el tiempo en más explicaciones, el tiempo le demostraría que esa vez no volvería.
Al salir de la oficina, ella fue al baño a retocarse el maquillaje, el lugar donde la habían pellizcado en la barbilla estaba morado. Después de arreglarse, estaba lista para llevar su carta de renuncia al departamento de personal, pero escuchó a alguien llamarla: "Odalys, se acabó la tinta de la impresora, ve a cambiarla rápido, la necesitamos".
Ese tipo de órdenes las escuchaba todos los días, como asistente personal de Gerson, solo debía atender sus necesidades básicas, pero dado que él no la apreciaba, siempre era Ulises quien llevaba a cabo las tareas, por lo que ella terminó siendo la que hacía los recados en todo el piso treinta y seis.
"Odalys, te estoy diciendo que cambies la tinta", quien la llamaba era Paula, la secretaria que siempre le mostraba desprecio, la misma que se había mofado de ella por romper con su novio rico. "Aunque vayas a renunciar, debes mantener tu profesionalismo. ¡Aún no has dejado tu puesto aquí!".
"Mi trabajo es seguir las órdenes del Sr. Borrego y encargarme de su comida, ¿ahora tú también tienes autoridad para dar órdenes en su nombre?". A pesar de que su puesto como asistente personal parecía humillante, era muy codiciado.
La mujer frente a ella estaba ansiosa por desplazarla y tomar su lugar. Sin embargo, Paula la miró como si viera un fantasma: "Odalys, ¿qué te pasa hoy? ¿Encargarte de la comida del Sr. Borrego? ¿Has visto alguna vez que él se coma esos pedidos que haces?".
Recordando la comida que había terminado en la basura, Odalys sintió un pinchazo en el corazón. De repente, sintió un dolor en el pecho; era Paula arrojándole unos documentos, diciéndole con arrogancia: "Necesito que estos veinte informes estén impresos para las dos en punto, secretaria Tovar, uno debe conocer sus propios límites".
Odalys frunció el ceño y, al oír ruido detrás de ella, se giró y vio a Gerson y Ulises saliendo de la oficina, la mirada de Gerson se encontró con la suya. Él, con un gesto burlón en sus labios, expresaba un mensaje claro: ‘Si ni siquiera podía manejar un trabajo simple, ¿qué derecho tenía de hablarle de divorcio?’
Ella se rio con desdén y, delante de Gerson, lanzó los papeles de vuelta hacia Paula, antes de que ésta pudiera reaccionar, los documentos se esparcieron por el suelo. Odalys se dio la vuelta para marcharse, mientras su voz se alejaba se escuchaba: "Paula, no solo necesitas conocer tus límites, también tienes que aprender a escuchar. No cambiaré la tinta, no imprimiré los documentos. Si tienes agallas, ve y quéjate con Gerson, y otra cosa, él prefiere a las que no tienen cerebro, pero sí pecho grande, tú definitivamente careces de cerebro, pero te falta tamaño allí".
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