Tenía muchísimo miedo. No sabía qué me iba a suceder una vez que bajará de su auto. De la nada sentí que fueron segundos lo que tardamos en llegar. Era una mansión privada, tenía un jardín hermoso en la parte delantera. Incluso había una fuente.
—¿Es tu mansión?
No obtengo respuesta alguna de su parte, así que decido callarme y no decir nada más. Mi corazón late tan rápido que pareciera que estaba corriendo una carrera de caballos. Él detiene el auto y la sale de él. Yo tenía tanto miedo que no me moví de mi lugar, él me mira enojado desde afuera y automáticamente mi cuerpo reacciona. Me quito el cinturón y salgo insegura del auto. Se acerca a mí y me agarra con fuerza del brazo. Al tirar de mí con tanta fuerza fue inevitable que me cayera al suelo lastimándome las palmas de las manos y mis rodillas.
—Inútil.
Me levanta como si fuera un costal y me lleva hasta dentro de la mansión.
—Por favor, bájame. Te lo pido.
Me ignora y sigue su camino hasta tirarme sobre una cama.
—¿Qué haces?
—Quítate la ropa.
—¿Qué? ¿Por...? ¿Por qué debo hacerlo?
—Lo haces tú o lo hago yo a las malas, tú decides.
Abro mis ojos de par en par y él simplemente cruza sus manos sobre su pecho a la espera de una respuesta. Tengo mucho miedo en este momento.
—¿Planeas violarme?
—Tienes cinco segundos, escoge.
—Dime por qué debo hacerlo.
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