Alfa, El Padre De Mi Ex Me Enamoró romance Capítulo 54

―Cielo, no seas tan grosero. ―Enola le sonrió al hombre que fue capaz de echar a su alfa de su propio reino. ―Venimos en son de paz, a dialogar y de no llegar a un acuerdo, entonces haremos las cosas como a mi esposo le gusta. ―Su dulce voz no denotaba más que amenazas y el hombre las percibió sin problema alguno. ―Creo muy innecesario que se enfrenten a una pelea a muerte, ¿Cierto? Alfa Skoll. ―El hombre no quiso intimidarse, pero no se puede confiar, una guerra no estaba en sus planes.

―Es usted una persona muy sabia, mi Diosa. ―Se acercó un poco más. ―Considero que me dejé llevar un poco, ver a mi hija llorar fue duro para mí, tú sabes de lo que hablo. ―Tanok lo miró con ganas de arrancarle la cabeza, ¿Cómo se atreve a jugar una carta como esa? Por supuesto que él mataría sin escuchar a quien haga llorar a su hija. ―Tu destinada estaba viva, no puedo culparte por huir. ―Le tendió la mano. ―Pido unas sinceras disculpas y para cerrar la alianza, los invito al banquete que están preparando para una bienvenida. ―Enola le dio un pellizco a su alfa para que no le dejara la mano tendida al hombre.

―Es mejor que no intentes una estupidez, ¿Lo entiendes? Si esto es una trampa te mataré al final para que los veas morir a todos. ―Skoll le sostuvo la mirada, no le ha gustado para nada esa amenaza.

―No soy un suicida y la alianza es una de las más fuertes, ¿Por qué estropearía algo como esto?

―Bien, ahora que hemos quedado en un acuerdo. ―Enola los cortó. ―Me gustaría conocer a su familia, alfa Skoll, espero que todos estén aquí listos para recibirnos. ―El hombre se tensó por completo y tras mirar a su beta, este corrió para detener la marcha de la futura alfa, sería una ofensa que solo ella faltara.

―Por supuesto. ―Le sonrió. ―Por favor, hay que entrar, han de estar cansados por el viaje.

―De hecho, viajamos como humanos y después nos fuimos a un cómodo hotel. ―La hostilidad de Tanok no bajaba. ―Así que estamos muy descansados. ―La tos de Enola llamó la atención del hombre.

―Lo siento, el perfume de los humanos me sienta mal, son demasiados escandalosos para mi sensible nariz. ―Bromeó al respeto y se sintió aliviada cuando el hombre río, ya ni siquiera tiene un buen olfato.

―Cuando yo voy al mundo humano, me siento volver loco, nunca conocí a unas criaturas tan ruidosas como esas. ―Enola rio, ella vivió mucho tiempo entre ellos, pero es cierto que ahora siendo una loba es muy complicado.

La cena inició una vez el banquete estuvo preparado, pronto todo se convirtió en una fiesta con demasiado alcohol, pero Enola ni Tanok bebían demasiado, todavía no se confiaban aun cuando el acuerdo de alianza se había firmado.

La hija mayor de Skoll se mantuvo distante, no soportaba ver a esa mujer junto a Tanok, toda su vida estuvo enamorada del alfa oscuro y cuando estuvo a punto de pertenecerle él no fue capaz de traicionar a quien no estaba a su lado.

―No te culpo ni te guardo rencor. ―Enola le tendió una copa a la joven. ―Vamos, no tiene nada. ―La chica, no muy convencida y con mucha desconfianza, aceptó la copa de vino. ―La mujer que tenga a Tanok lo tiene todo en la vida. ―Sonrió. ―Incluyendo dolor, sangre y lágrimas, no todo es color de rosa con él. ―Le mostró la cicatriz en forma de garra en su brazo, pero a la chica no le estaba agradando nada la compañía de Enola, se le hacía demasiado incómodo.

―Yo acepté la unión porque no sabía que usted estaba viva. ―Enola alzó las cejas. ―Créame, de saber que aún estaba por ahí, yo no hubiera aceptado nada.

―Calma, muchacha. ―Le sonrió. ―No he venido aquí para castigarte, de hecho, realmente deseaba conocer a la mujer que estuvo a punto de tener a mi bestia. ―La miró de frente y justo a los ojos. ―Eres hermosa, tienes carácter y por lo que mi hija me contó, un enorme corazón. ―No le sonrió. ―De hecho, de yo faltar, me gustaría que una mujer como tú se hiciera cargo de mi animal y mis cachorros. ―La chica la miró atónita. ―Sin embargo, debo confesar que los celos resurgen en mi interior, pero sería una hipócrita si los expresara.

―¿Por qué? Él es su esposo, yo me hubiera vuelto loca y asesinado a quien intentara algo con él. ―Enola sonrió.

―Yo le falté, mientras él se negaba a estar con alguien, yo le falté todo ese tiempo y eso me mata. ―Dejó salir el aire por la boca. ―Pero, en fin, solo deseaba charlar un poco contigo. ―Tras mostrarle la copa, se despidió y acercó a su marido, ahora deben hablar de cosas serias.

Tanok abrazó a su mujer en cuanto se acercó a él, pudo darse cuenta de que estaba conversando con la que sería su esposa y ver a la chica ahora más participativa y sonriente lo hizo reír a él, su esposa tiene un don para tranquilizar a los demás.

―Sin duda sigues siendo una Diosa. ―Le susurró al oído. ―Fuiste capaz de que la persona más incómoda de toda la fiesta se uniera y disfrutara. ―Enola miró esos hermosos ojos y sin poder evitarlo, tiró de él y lo besó con deseos.

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