Amor después del matrimonio romance Capítulo 122

Yvonne la calló y bajó la voz para responder. "Vi a alguien que conozco".

"¿Y?". Lynette estaba desconcertada.

Yvonne sacudió la cabeza. “No lo entenderás. Si me ve, definitivamente me preguntará qué estoy haciendo aquí".

"¿Y? Díselo con franqueza". Lynette no se inmutó.

Yvonne puso los ojos en blanco. “¿No te dije que no estaba segura de si estoy embarazada? Le digo y él le dirá a mi marido. ¿Qué pasa si no estoy embarazada entonces? Eso sería muy incómodo".

"Eso es cierto".

“Además, quiero sorprender a mi marido. No será sorpresa si se entera de antemano".

"Lo sé, así que tenemos que evitarlo, ¿no?". Lynette señaló al hombre desde la parte posterior del pilar con ojos en forma de corazón. "¡Él es muy guapo! Es médico aquí, ¿cierto?”.

"Sí, él es el jefe de cirugía, también el mejor amigo de mi esposo", respondió Yvonne mientras mantenía sus ojos en Shane.

Lynette hizo un ruido sordo. “Yvonne, me doy cuenta de que tu esposo debe ser alguien increíble. Todos sus amigos son guapos. Está el Sr. Lancaster, luego este magnífico doctor. Oh, sí, ¿cómo se llama?”.

"Shane Summers", respondió Yvonne.

Lynette se rio entre dientes. “Es un gran nombre. ¿Tienes el número de contacto?”.

"¿Qué estás tratando de hacer?". Yvonne miró a su amiga en alerta.

Lynette bailó un poco con timidez. "¡Quiero salir con él!".

“No lo hagas. Elimina esa idea de tu cabeza lo antes posible". Yvonne parecía seria.

Lynette estaba molesta. "¿Por qué?".

“Porque proviene de una familia adinerada. Su familia tiene generaciones de prestigiosos médicos especialistas. ¿Crees que él es capaz de tomar las decisiones de su propio matrimonio?". Yvonne replicó.

No era solo Shane. Incluso el matrimonio de Henry fue decidido por el Amo Lancaster.

La decepción nubló el rostro de Lynette después de escuchar lo que dijo Yvonne. "Parece que no hay ninguna posibilidad para mí entonces".

"Eso está claro. Está bien, se ha ido, vámonos". Yvonne llevó a Lynette al ginecólogo.

Con la compañía de su amiga, Yvonne no estaba demasiado nerviosa cuando la revisaban. Sin embargo, estaba ansiosa. Permaneció así hasta después de su chequeo.

Lynette le compró un poco de leche tibia. “¿Sigues preocupada? Puedo verte temblando".

"Sí". Yvonne le dio las gracias por la leche. "Me preocupa no estar embarazada".

“¿Cuál es la duda? El resultado no está listo. ¿Y si lo estas?”. Lynette respondió con indiferencia.

"¿Y si no lo estoy?". Yvonne suspiró.

“Entonces iremos a buscar buena comida y podrás trabajar más duro con tu esposo cuando regreses más tarde. ¿Qué es tan serio?”. Lynette se rio sugestivamente.

Sintiendo cosquillas por sus payasadas, Yvonne no pudo evitar chocar hombros con ella. “¿De qué estás hablando...?”.

“No lo estoy diciendo de forma sencilla. Lo más probable es que tenga que ver con los hombres cuando las mujeres no pueden quedar embarazadas”, dijo Lynette con un bufido.

Sin palabras, Yvonne se burló de ella: "Ni siquiera estás casada todavía y ni siquiera estás avergonzada por estas COSAS".

“¿De qué hay que avergonzarse? Todas las mujeres pasan por eso. Lo estoy enfrentando más tarde que tú. Puedes compartirme tu experiencia. Qué agradable". Lynette bebió un sorbo de café.

Decidiendo ignorarla, Yvonne desvió la mirada hacia la puerta del especialista y reprimió su perturbación, esperando pacientemente su resultado.

Casi una hora después, se abrió la puerta y salió una enfermera. "¿Está aquí la Señorita Yvonne Frey?".

"Yvonne, tus resultados están listos". Lynette fue la primera en reaccionar mientras le recordaba a Yvonne.

Esta se puso de pie rígidamente para dirigirse a la enfermera. “Soy Yvonne Frey. Señorita, ¿cuál fue mi resultado?”. Preguntó con anticipación y ansiedad.

“No puedo estar segura. Deje que el médico hable contigo. Por favor, venga conmigo, Srta. Frey”. La enfermera hizo un gesto.

Mirando a Lynette, Yvonne quería que fuera con ella, pero ella rechazó.

"Te esperaré aquí. La enfermera dice que es tu privacidad. Deberías ir por tu cuenta. No te preocupes, no debería ser algo serio".

"¿Es porque...?". Yvonne estaba incómoda.

Si no era grave, ¿por qué la enfermera no se lo dijo, pero hizo que el médico hablara con ella?

"Claro que sí. No lo pienses demasiado. No es bueno para tu bebé. Vete ahora”. Le instó Lynette.

Yvonne asintió y siguió a la enfermera.

"Encantado de conocerlo, Doctor". Yvonne fue al consultorio del médico y lo saludó.

El médico la miró. "¿Señorita Frey?".

"Sí, soy yo". Yvonne asintió.

El médico señaló el asiento del lado opuesto. "Por favor tome asiento”.

Obedeciendo, Yvonne jaló de la silla para sentarse. Cuando lo hizo, el médico le preguntó: "Señorita Frey, usted ha donado su médula ósea, ¿no es así?".

Yvonne tarareó. "Sí. ¿Puedo saber si los problemas de mi salud tienen que ver con el trasplante?".

"Sí. Has regalado tu médula ósea, por lo que tus funciones corporales se han deteriorado naturalmente. Cuando una mujer está embarazada, entrega la mayoría de sus nutrientes a su bebé en el útero, pero tu médula ósea no se ha curado completamente...".

"¿Voy a sufrir de un aborto?". Yvonne interrumpió al médico, entrando en pánico cuanto más escuchaba.

Había un ceño fruncido entre las cejas del médico. “Eso no es seguro. Pero este embarazo será inestable. Una pequeña colisión o estimulación provocará un aborto espontáneo fácilmente, con una alta probabilidad también. Como su sistema inmunológico y su nivel de resistencia son más débiles ahora, debe prestar más atención a su salud, especialmente en los primeros tres meses".

"Entiendo". Yvonne asintió con la cara pálida y continuó preguntando: "Doctor, ¿disminuirán mis posibilidades de aborto espontáneo después de los primeros tres meses?".