Amor después del matrimonio romance Capítulo 132

Fue Jacqueline quien llamó.

Como Henry lo había dejado claro con Jacqueline, ella la llamaría una y otra vez para interrogarla o preguntarle sobre la ubicación de Henry.

Yvonne estaba molesta por eso y nunca contestaba sus llamadas. Esta vez fue lo mismo. Dejó que el teléfono sonara un rato antes de deslizar el botón de colgar para cortar la llamada.

Pensando que Jacqueline dejaría de llamarla después de que la colgaran como de costumbre, el teléfono de Yvonne sonó de nuevo después de unos diez segundos.

Hizo una mueca y respondió después de un momento de vacilación. "Srta. Conrad, ¿cómo puedo ayudarla?". Su tono era frío.

Jacqueline sonaba alegre al otro lado de la línea. "Yvonne Frey, debes estar triste, ¿eh?".

"¿Qué?". Yvonne frunció el ceño. ¿Por qué no le entendió ni una sola palabra?

“Quiero decir, Henry te dejó ayer en medio de la noche para acompañarme en el hospital. Debes estar triste, ¿verdad?”. Jacqueline repitió, con su tono burlón.

Yvonne estaba asombrada. "¿Henry fue al hospital anoche?”.

“Ah, ¿entonces no lo sabías? ¿Henry no te lo dijo?”. Jacqueline jadeó.

Yvonne apretó su teléfono sin responder.

Ahora sabía que Henry se había marchado a toda prisa anoche para acompañar a Jacqueline al hospital. ¿Por qué no le dijo la verdad? Sintiendo una punzada en el corazón, Yvonne se mordió los labios sin piedad.

Después de un largo silencio de Yvonne, Jacqueline pudo imaginar lo que ella debe estar sintiendo después de pensarlo por un momento y gorjeó: “Ah, entonces Srta. Frey, ¿realmente no lo sabía? Bien, ¿por qué Henry te diría a dónde va de todos modos? Probablemente no lo sabías. Henry me ha estado haciendo compañía en el hospital todos los días recientemente".

"¿Todos los días?". Yvonne palideció.

¿Entonces Henry había ido al hospital todos los días?

“Sí, ha estado viniendo todos los días. Regresó anoche tarde, ¿no? Porque no lo dejé ir”, se rio Jacqueline.

Había un temblor en la mano de Yvonne que sostenía su teléfono mientras creía las palabras de Jacqueline sin dudas. Ella sabía que había llegado tarde a casa e incluso se había ido en medio de la noche. Entonces debe ser cierto: Henry había ido a pasar tiempo con Jacqueline.

La pregunta era, ¿por qué?

Los ojos de Yvonne se enrojecieron, su corazón se sentía como si las agujas lo estuvieran perforando.

Henry le había dicho que no vería a Jacqueline si no era necesario, pero no solo no le contó sobre ir con ella estos dos días, sino que incluso fue a la mitad de la noche. Junto con la voz alegre de Jacqueline en este momento, ¡¿qué podría pasarle?!

¿Por qué Henry le estaba mintiendo?

"¿Srta. Frey?". Jacqueline lució una sonrisa satisfecha. “¿Por qué no estás hablando? ¿Es porque te enojó lo que dije?”.

Yvonne salió de sus pensamientos y apretó los labios. "Srta. Conrad, ¿me está llamando para decirme estas cosas?".

"Sí. Quiero que sepas quién entre nosotras es la más importante para él y que tu esposo me elegirá por encima de ti”, se pavoneó Jacqueline.

Sintiendo un doloroso latido en su corazón, Yvonne no tenía emociones. "¿En serio? ¿Entonces? Incluso si eres la más importante para Henry, todavía eres el pasado para él. Soy su esposa y el abuelo me dio el colgante de jade. Mi nombre también está registrado en el árbol genealógico. Esta es la verdad indiscutible".

La sonrisa de Jacqueline se congeló, reemplazada por profundos celos y resentimiento. “¿Y qué tiene si esa vieja cosa te dio el colgante? ¿Y qué tiene si estás en el árbol genealógico? No lo olvides, una vez que ese viejo muera, Henry será el jefe de los Lancaster. Es un paseo por el parque si él quiere recuperar el colgante y quitar tu nombre del árbol genealógico".

"¡Henry no hará eso!". Yvonne dijo con determinación.

Jacqueline se burló. “Eso es porque no conoces a Henry lo suficiente. Él odia a sus enemigos y siempre jurará venganza. No te ha hecho nada ahora porque no lo has provocado. Pero si creo un pequeño malentendido entre ustedes dos y hago que él te odie, ¿crees que no hará nada?”.

“No quiero, pero tengo miedo. Si Jacqueline crea algún tipo de malentendido entre Henry y yo y hace que me desprecie, ¿qué debería hacer?”. Yvonne se cubrió la cara de tristeza.

Henry era tan frío como se veía. Una vez que despreciaba a alguien, podría matar. Además, había soportado tres años de abuso emocional por parte de Henry. Ahora que las cosas habían mejorado, no quería volver a visitar ese tiempo.

"No sucederá, señora". Sue le dio unas palmaditas en la espalda. "No te preocupes. Creo que el señor tendrá su juicio y no sucederá nada todavía".

“Solo tengo miedo de lo que pasaría. Jacqueline es mentirosa. No puedo ganar contra ella". Yvonne sacudió la cabeza impotentemente.

Sue sabía exactamente lo que quería decir y lo pensó antes de mirar a Yvonne seriamente.

“Señora, puedo decirle al Amo y dejar que arregle esto. Una vez que el Amo se haga cargo del asunto, enviará a esa mujer muy, muy lejos y ella no verá al señor en esta vida. Incluso si los Conrad lo detienen, será inútil".

"¿De verdad?". Yvonne estaba atónita.

Sue asintió. "Sí. El Amo puede hacer eso. Depende de lo que piense usted, señora".

Yvonne abrió la boca pero lo dudó. Para ser honesta, estaba encantada de escucharlo. Ella no deseaba nada más que solo hacer que Henry nunca volviera a ver a Jacqueline en esta vida.

De esta manera, no estaría gastando su tiempo y esfuerzo en ella. Quizás, eventualmente vería lo que realmente Yvonne valía.

Sin embargo, ¿no se rebajaría a ser despreciable también si hiciera eso?

"¡No importa!". Yvonne sacudió la cabeza en criticándose a sí misma.

Los ojos de Sue se abrieron. “¿Por qué, señora? Esta es una oportunidad de oro".