Amor después del matrimonio romance Capítulo 164

"Sí, después de lo que ha pasado y el hecho de que su bebé se ha ido, no puede soportarlo psicológicamente sin importar lo fuerte que sea. ¿Qué pasa si se toma las cosas demasiado duras?". Shane miró hacia la puerta de la habitación del hospital, sus ojos se llenaron de preocupación.

A pesar de que Henry estaba un poco molesto por la mirada de Shane, tuvo que admitir que Shane tenía razón.

"Lo sé. Yo haré los arreglos, no tienes que preocuparte". Henry se expresó fríamente.

Shane bromeó: "Si trataras a tu esposa un poco mejor, no tendría que recordarte constantemente este tipo de cosas".

Henry apretó los puños: "¿Has dicho suficiente? Seguro que te preocupas mucho por ella".

"Sí, me preocupo por ella porque la compadezco por conocer a un hombre como tú. No es de extrañar por qué dijo que ha vuelto en sí esta vez". Con eso, Shane se volvió para alejarse.

Henry lo llamó: "¡Oye, detente!".

Shane se detuvo. "¿Qué ocurre?".

"¿Qué quieres decir con que ha vuelto en sí? ¿Qué discutieron exactamente los dos en la habitación del hospital?". Henry lo fulminó con la mirada.

Shane se subió las gafas y sonrió: "Intercambiamos algunas palabras. Pero le prometí que la mantendría en secreto, así que no puedo decírtelo. Si quieres saber, puedes preguntárselo tú mismo".

Se encogió de hombros y se alejó después de decir eso.

Henry miró la espalda de Shane con una expresión sombría, la temperatura a su alrededor descendió unos grados más fría.

Henry estaba preocupado por los comentarios anteriores de Shane sobre qué Yvonne volviera en sí. No pudo evitar sentir que algo iba a suceder.

¿Lo estaba pensando demasiado?

"Sr. Lancaster". Joe se acercó desde la distancia con una lonchera.

Henry ordenó sus pensamientos: "¿Por qué estás aquí?".

"Te he traído el almuerzo”. Joe intentó entregar la lonchera.

Henry le echó un vistazo: "No, no tengo apetito".

"No, señor, no ha comido en casi un día. No es bueno para su cuerpo. Será mejor que coma un poco", aconsejó Joe.

Henry sacudió la cabeza. "No, puedo comer solo".

Fue tan terco al respecto que Joe no pudo persuadirlo. Finalmente, Joe solo pudo suspirar y dejar la lonchera.

Joe vio a Henry mirando la puerta de la sala de Yvonne y no pudo evitar preguntar: "Sr. Lancaster, ¿está preocupado por su esposa?".

Henry bajó los ojos. Él no respondió.

Joe se acarició la nariz con torpeza y no insistió más en la pregunta. Cambió de tema: "Sr. Lancaster, tiene una reunión de videoconferencia en el extranjero esta noche. ¿A qué hora planea regresar?".

"Pospóngalo. No voy a volver", instruyó Henry secamente.

A Joe no le sorprendió su respuesta. Después de todo, el Sr. Lancaster realmente no estaba de humor para ninguna reunión en ese momento.

"Lo sé. Les informaré", respondió Joe.

Henry lo reconoció rápidamente. "Además, ve a buscar un psiquiatra y llama a Sue".

Se sentiría más seguro si Sue se ocupara de Yvonne.

"Está bien". Joe asintió. "Sr. Lancaster, ¿algo más?".

"No, solo haz lo que te digo". Henry hizo un gesto con la mano.

Joe salió del hospital de inmediato y siguió las instrucciones de Henry.

Una vez más, Henry se quedó solo en el pasillo del hospital.

Se sentó en una silla fría mirando fijamente la sala del hospital de Yvonne con ojos inmóviles. Pasó mucho tiempo mientras continuaba mirando.

Cuando Shane regresó, no pudo evitar sentirse un poco desconcertado cuando notó que Henry no se había ido y estaba sentado allí.

Sin embargo, Shane ignoró a Henry y simplemente abrió la puerta de la sala del hospital de Yvonne. Entró y la examinó una vez más.

Cuando Shane terminó el examen, Henry finalmente se movió.

"¿Cómo está ella?". Henry detuvo a Shane y le preguntó.

Miró a Henry con indiferencia y su tono fue distante.

Era la primera vez que Henry la veía mirarlo de esa manera. Por un momento, su corazón se sintió inexplicablemente incómodo, fue como si algo importante para él hubiera desaparecido de repente.

Sin embargo, no tenía palabras para describir de qué se trataba.

"Vine a verte", dijo Henry en voz baja mientras la miraba.

Yvonne se burló: "¿Viniste para comprobar si estaba muerta?".

Henry frunció el ceño. "¿Por qué dices eso?".

"¿Me equivoco?". Yvonne se mordió el labio inferior: "Sabías que estaba embarazada y que mi cuerpo no estaba bien. Sin embargo, me tomaste la médula ósea a la fuerza y ​​abortaste a mi bebé. Soy afortunada porque tengo suerte de estar viva ahora. Si fuera así cualquier otra persona, probablemente habría muerto".

Cuando Henry escuchó sus palabras, su expresión cambió ligeramente, pero él también tuvo que admitir que ella tenía razón.

"Lo siento. Encontraré gente que te ayude a recuperar tu salud".

"Mi cuerpo no se puede arreglar". Yvonne cerró los ojos y parecía exhausta. "Me han extraído la médula ósea dos veces seguidas. Perdí a mi hijo y todavía no tengo hijos. Mi cuerpo ya se ha visto afectado negativamente. Eso es todo".

"No, no dejaré que te pase nada." Henry la tomó de la mano y habló con seriedad.

Yvonne quitó su mano. "Si me hubieras dicho eso antes de que pasara todo esto, me habría sentido feliz durante días. Pero lo encuentro absolutamente ridículo en este momento. Mírame ahora, ¿es esto lo que quieres decir con no dejar que nada me pase?".

Henry estaba mudo.

Yvonne giró la cabeza: "Vete y no vuelvas. Realmente no quiero verte. Verte me recuerda al niño que perdí".

"Lamento lo del bebé, pero podemos tener otro bebé en el futuro", dijo Henry.

Pero cuando dijo eso, una emoción compleja pasó por sus ojos.

No había olvidado lo que había dicho la enfermera. Ella le dijo que Yvonne se había lesionado el útero y que las posibilidades de que volviera a quedar embarazada en el futuro eran muy bajas.

Él era quien había informado al hospital de que no se lo contaran. No quería aumentar su dolor, pero lo estaba diciendo ahora solo con la esperanza de que la consolara.

"¿Bebé?". Yvonne abrió los ojos, confundida: "¿Todavía puedo tener hijos?".