Amor después del matrimonio romance Capítulo 186

Después de que Yvonne escuchó eso de Henry, desvió la mirada y se recuperó. “Nada. Ya terminé de aplicarte el medicamento. Descansa bien”.

Ordenó el botiquín rápidamente, se levantó y se preparó para irse.

Henry la agarró de la mano. “Espera”.

“¿Algo más?”. Yvonne retiró la mano.

Los ojos de Henry se volvieron un poco apagados cuando vio cómo ella odiaba su toque. Su tono se volvió bastante frío. “Quiero decirte que los Conrad han emigrado”.

“¿Entonces?”. Yvonne lo miró con frialdad.

Henry frunció los delgados labios. “Cosas así nunca volverán a suceder a partir de ahora”.

“¿De qué sirve contármelo ahora? Ya pasó. ¿Y qué si se van? El daño está hecho y mi odio hacia ellos no desaparecerá incluso si se van al extranjero. Sr. Lancaster, espero que lo entienda”. Después de eso, Yvonne no se quedó allí por mucho tiempo. Ella se alejó.

Cuando bajó las escaleras, Sue le entregó un vaso de leche. “Señora, ¿por qué trajo el botiquín médico abajo?”.

Yvonne solo se dio cuenta ahora de que tenía algo en la mano. Se palmeó la frente con molestia. “Se me olvidó dejarlo”.

“Está bien, solo llévelo arriba más tarde. Señora, por favor beba la leche primero”. Sue le quitó el botiquín médico y lo dejó a un lado con suavidad.

Yvonne la escuchó y sostuvo el vaso de leche en la mano. Luego se sentó y lo bebió lentamente.

Después de eso, dejó el vaso y sacó su teléfono del bolsillo. Encontró el número de contacto del Amo y lo llamó. “Abuelo”.

“¿Lo has decidido? ¿Es hoy?”, le preguntó el Amo.

Yvonne asintió. “Sí”.

“Esta bien. De hecho, planeaba convencerte de que no lo hicieras”, suspiró el Amo.

Yvonne bajó los ojos. “Lo siento, Abuelo”.

“Yvonne, ¿de que hay que lamentarnos? Como dije, somos nosotros los que te hicimos daño. ¿Cuándo planeas irte?”, el Amo le preguntó de nuevo.

“Me iré por la tarde”.

“Bien. Le pediré a Frederick que vaya a verte porque tenemos algo que contarte”, dijo el Amo.

Yvonne estaba un poco curiosa. “Abuelo, ¿qué es?”

El Amo se rió entre dientes. “Lo sabrás más tarde”.

“Bien”, dijo Yvonne decepcionada.

Después de eso, charló con el Amo por un rato antes de colgar el teléfono.

Sue le sirvió una bandeja de frutas. “Señora, ¿era ese el Viejo Amo?”.

“Sí”. Yvonne guardó el teléfono y respondió.

“¿Vendrá más tarde?”.

Yvonne se comió la fruta y respondió con indiferencia, “No, pero Frederick sí, dice que tiene algo que decirme”.

Sue asintió. “Ya veo. Luego iré a limpiar el juego de té para poder preparar té para él más tarde”.

“Bien”. Yvonne sonrió levemente.

Después de que Sue se fue, Yvonne se sentó sola en el sofá, comiendo la fruta y pensando en cosas.

Pasó media hora. Ella pensó que era el momento adecuado. Así que dejó el tenedor y se levantó para subir.

Henry dormía profundamente en la habitación.

“¿Divorcio?”. Sue estaba atónita. El paño de limpieza que tenía en la mano cayó al suelo inevitablemente.

“Señora, no me asuste. ¿El Amo estuvo de acuerdo con eso?”.

“Sí. Si no me crees, puedes llamarlo y preguntarle”, dijo Yvonne.

Sue no pudo evitar creer lo que dijo, ya que parecía bastante decidida.

Sue estaba molesta solo porque la creía. “Ya veo. Pensé que había renunciado a la idea del divorcio porque no lo había mencionado durante los últimos días. Pero inesperadamente, fue y obtuvo la aprobación del Amo en secreto”.

“Lo siento, Sue. No tenía la intención de ocultártelo, pero temía que Henry se enterara de mi plan. Así que no te lo conté”, dijo Yvonne con sentimiento de culpabilidad.

Sue suspiró. “Señora, no me hizo mal, así que no tiene que disculparse conmigo. Pero quiere irse ahora. ¿El señor lo sabe?”.

“Él no sabe nada de esto. Si él lo supiera, es posible que no pudiera irme, ya que él siempre rechaza la idea del divorcio”. Yvonne sonrió con amargura.

Sue miró arriba. Ella parecía estar un poco preocupada. “Dado que el señor está en contra, ¿por qué persiste todavía? ¿Qué le pasará después de divorciarse de él? ¿Regresa con los Frey? Aunque son su familia, tampoco son tan buenos. Será intimidada por ellos si vuelve a casa”.

“Lo sé. Pero está bien. No volveré a casa con los Frey. Tengo otro lugar adonde ir. Sue, no te preocupes por eso”. Yvonne sonrió levemente.

Sue notó la persistencia de Yvonne y se dio cuenta de que era inútil por mucho que intentara persuadirla de que no lo hiciera. Yvonne quería irse sin importar qué. Por lo tanto, Sue se puso muy ansiosa. “Señora, será mejor que se lo diga al señor antes de irse”.

“No. Te lo dije hace un momento. Si él lo sabe, es posible que ya no pueda irme”. Yvonne sacudió la cabeza.

“Pero…”.

“Eso es suficiente, Sue”. Yvonne la interrumpió y la miró solemnemente. “Sue, no quiero que vuelvan a pasar cosas como esta, así que debo divorciarme de él. Además, ya no quiero esperar a ciegas. Temo que incluso si sigo esperando, él todavía no me verá o no me notará…”.

Al escuchar eso, Sue se conmocionó demasiado para decir algo en ese momento.

En ese instante, el timbre sonó de repente.