Amor después del matrimonio romance Capítulo 190

Henry movió levemente sus labios delgados como si quisiera decir algo.

Pero el Amo no le dió esa oportunidad. Se burló con dureza: “Frederick te lo dijo hace un momento. La razón por la que Yvonne quiere el divorcio es porque heriste sus sentimientos. Todos pueden ver eso. Por eso también acepté el divorcio”.

“Pero no hemos terminado, ¿verdad? ¡No seguimos con los procedimientos de divorcio!”. Henry dijo con severidad.

El Amo suspiró: “Sí, aún no te has divorciado. Pero como le prometí eso a Yvonne, haré que lo sigas. Además, Yvonne te dejó el acuerdo de divorcio. Debería estar en tu habitación. Puedes ir a buscarlo más tarde”.

“¡No lo firmaré!”. Henry dijo sin dudarlo.

El Amo frunció el ceño. “¿Y qué pasa si no lo firmas? Yo estaré a cargo de este matrimonio, y debes hacerlo sin importar lo que digas. Ya que solo amas a esa mujer de los Conrad, ¿por qué no dejas ir a Yvonne? De lo contrario, Yvonne se entristecerá mucho más si este matrimonio continúa”.

“¿Déjala ir?”. Los ojos de Henry parpadearon levemente.

El Amo lo miró. “Sí. Te pedí que te casaras con Yvonne hace tres años. ¿No deseabas la libertad en ese momento? Ahora, después del divorcio, ambos pueden finalmente ser libres. ¿Con qué estás insatisfecho ahora?”.

Henry bajó los ojos pero no respondió.

El Amo dijo de nuevo: “Escuché que estás tratando de localizar dónde está ella. ¿Es eso así?”.

“¿Sabes sobre eso, Abuelo?”. Henry miró hacia arriba.

No había pasado media hora desde que le pidió a Joe que averiguara dónde estaba Yvonne. ¿Cómo pudo saberlo el Amo tan pronto?

Pensando en eso, Henry miró a Sue.

Sue apartó la mirada con aire de culpabilidad y permaneció en silencio.

Cuando Henry vio eso, pronto comprendió el panorama completo. Sue debió haber escuchado a escondidas su conversación y se lo contó al Amo.

El Amo tosió levemente. “Eso es suficiente. No tienes que preocuparte por cómo me enteré. Ve y pídele a Joe y a los demás que dejen de buscarla. No la busques más”.

“¡No! ¡Debo recuperarla!”. Henry fue persistente.

La expresión facial del Amo empeoró. “¿Recuperarla? ¿La estás tratando como a una prisionera? ¿Qué planeas hacer después de recuperarla? ¿Quieres encerrarla?”.

Henry frunció los labios. “No. Simplemente no quiero el divorcio”.

El Amo se burló: “¡No quieres el divorcio, pero mira lo que hiciste todo este tiempo!”. El Amo se sostuvo con el bastón y dijo enojado: “Si no fuera por el hecho de que siempre estás del lado de esa mujer de los Conrad, y ni siquiera te vengas de tu propio bebé, ¿por qué Yvonne estaría tan enojada? ¿Tan decepcionada de ti? ¡Tú eres quien lo provocó!”.

“Lo sé”, respondió Henry.

Sabía desde el principio que Yvonne no estaba satisfecha con la forma en que trataba a los Conrad.

“Ya que sabes sobre eso, ¿hiciste algo? Si hiciste algo al respecto, ¿por qué querría ella el divorcio? Quiere el divorcio ahora porque está profundamente decepcionada de ti. Es porque sabe que nunca la protegerás, pase lo que pase. Así que decidió divorciarse de ti”. El Amo señaló a Henry.

Henry se frotó el espacio entre las cejas. “Les pedí a los Conrad que se mudaran al extranjero”.

“¿Mudarse al extranjero es un castigo para los Conrad?”. El Amo sonrió con frialdad. “Henry, nunca asumas que no entendí tus trucos. Les pediste que se mudaran al extranjero solo porque sabes que no puedo hacerles nada porque estarían bastante lejos. Eso es cierto, de hecho. No puedo hacerles nada por el momento. Pero tan pronto como regresen a nuestro país, nunca dejaré que se salgan con la suya”.

“Abuelo…”.

“Eso es suficiente. No cambiaré de opinión. Además, espero que recuerdes lo que te dije hace un momento. No vayas a buscar a Yvonne y firma el acuerdo de divorcio de inmediato. Hazlo rápidamente. Vine hoy solo para contarte sobre esto”.

Entonces, el Amo se levantó tambaleante. Frederick fue rápidamente y lo ayudó. Luego, los dos ancianos desaparecieron de la vista de Henry cuando salieron de la Villa.

Henry se quedó allí un rato antes de volver a subir a su habitación.

Esa vez, finalmente vio la carpeta de documentos en la cama. Pronto lo recogió.

Sue respondió: “Sí. En el momento en que supo que se había ido, le pidió a Joe y a los demás que la buscaran”.

“Déjalo ser. No podrá encontrar dónde estoy”, dijo Yvonne sin ninguna preocupación.

Pero Sue todavía estaba ansiosa. “Señora, el señor podrá encontrarla dónde se encuentra algún día dadas sus capacidades. ¿Qué hará entonces?”.

“Está bien. No estaré relacionado con él para entonces. ¿Y qué si me encuentra? Incluso si nos vemos, no somos más que extraños”, dijo Yvonne con indiferencia, pero estaba experimentando un dolor insoportable.

Tratar a Henry como un extraño era una tarea imposible para ella en realidad. También fue bastante difícil.

Quizás sería así después de mucho tiempo, tanto tiempo que ella ya no lo amara. Entonces, podría olvidarse de él y tratarlo como a un extraño con indiferencia.

“Es verdad. Pero me temo que podría hacer algo malo después de encontrarla. Podría pedirles que la traigan a casa. Estoy segura de que no lo sabe. Después de saber que se había ido, se volvió tan feroz y aterrador. Nunca lo había visto así”. Sue miró arriba y habló en voz baja.

Yvonne se mordió las uñas. “¿Atemorizante? ¿Qué... le ocurre?”.

“Ciertamente está colérico. El Amo vino poco después y le dijo muchas cosas”.

“¿Qué dijo él?”, Yvonne se preocupó un poco.

Sue suspiró. “Ciertamente le pidió al señor que no hiciera nada precipitadamente. Le pidió al señor que firmara el acuerdo de divorcio y que no lo buscara. Pero el señor no lo escuchó”.

“Está bien, Sue. No le digas mi ubicación ni mi número de contacto”.

“No se preocupe, señora. Sé lo que debería hacer pero…”.

“¿Pero qué?”. Yvonne preguntó.