Amor después del matrimonio romance Capítulo 209

"¿Por qué no puedo ir en contra de mi palabra? Aún no hemos firmado ningún contrato”, dijo Henry.

Yvonne parpadeó frenéticamente. "Sí, el contrato no se ha firmado, pero...".

"Ya dije hace un momento que estoy ayudando al pueblo por ti", dijo Henry mientras se cruzaba de brazos. "Solo dije que tengo el deber de ayudarte porque soy tu esposo, pero aún insistes en divorciarte de mí. Bueno, si te vas a divorciar de mí, eso significa que ya no estaríamos relacionados, entonces, ¿por qué ayudaría a este pueblo entonces?".

Yvonne se sorprendió.

Así es. Estaban a punto de divorciarse, así que ¿por qué seguía ayudando al pueblo?

"¿El gato te comió la lengua?". Henry la miró con frialdad.

Yvonne se mordió el labio y respondió: "¿Qué quieres?".

"Te lo dije, solo estoy ayudando al pueblo con la condición de que seas mi esposa. Si ya no eres mía, no tendría sentido para mí seguir ayudando. ¿Lo entiendes?", preguntó Henry mientras sus labios se curvaban ligeramente hacia arriba.

Yvonne apretó el puño.

Ella no era tonta, así que, por supuesto, podía entender su punto. Quería decir que ella nunca podría divorciarse de él. Si ella seguía insistiendo en el divorcio, él definitivamente dejaría de ayudar al pueblo.

Si no hubiera discutido y acordado los términos con el jefe, no tendría ningún problema en retirarse. Pero ya era demasiado tarde porque ahora todo estaba escrito en piedra.

Si se retirara ahora debido a ella, el jefe se sentiría muy decepcionado y el pueblo perdería su fuente de ingresos antes de que comenzara...

No quería que el pueblo perdiera esta nueva oportunidad, pero la condición para su ejecución era que no se divorciara. Ahora estaba perdida, ¿qué debería hacer? ¿Debería hacer lo que dijo y olvidarse del divorcio?

Estaba tan frustrada que no podía decidir qué hacer en esa situación. Afortunadamente, el jefe entró en la sala.

"Henry, Yvonne, la comida está lista, vengan a comer", dijo el jefe calurosamente.

Henry hizo una señal a Yvonne con los ojos y dijo: "Vamos, el jefe nos está llamando".

Yvonne permaneció inmóvil.

Henry se acercó para tomar su mano.

Pero antes de que su mano pudiera alcanzarla, ella escondió sus manos detrás de su espalda como si hubiera sentido algo peligroso y necesitara esconderse.

La mano de Henry estaba torpemente sostenida en el aire, apretó el puño y retiró la mano.

El jefe había sentido que algo andaba mal entre ellos y no pudo evitar preguntar: "¿Qué pasa, Henry? ¿Ustedes dos realmente se pelearon?”.

Las pupilas de Henry se contrajeron. "No es nada, vamos jefe".

Al ver que ambos no estaban dispuestos a decir nada sobre el asunto, el jefe solo pudo suspirar e ignorarlos. "Vamos".

En la mesa del comedor, el jefe sirvió dos copas de vino y le pasó una copa a Henry. “Gracias por brindarle a nuestro pueblo una oportunidad tan maravillosa hoy, estoy muy feliz por ello. Salud Henry".

Levantó su copa hacia Henry.

Henry también había levantado su copa.

Yvonne vio lo que estaban haciendo y se puso nerviosa. Agarró la mano de Henry sin pensar en evitar que chocara los vasos con el jefe. "Jefe, no puede beber".

"¿Qué?", el jefe la miró con expresión perpleja. "¿Por qué no? Pensé que Henry podía beber, ¿no es así?”.

"No es eso. Es solo que tiene algunos moretones en la espalda que requieren curación, y por eso no debería estar bebiendo". Yvonne sacudió la cabeza mientras explicaba.

El rostro de Henry se calmó y tenía una expresión amable al ver lo protectora que era ella con él.

En realidad, la mujer no quiso decir lo que dijo.

Ella constantemente le recordaba que quería divorciarse, pero era consciente de sus acciones y era protectora al mismo tiempo.

¿No se siente cansada de esta farsa?

¿Se atrevería a insistir en divorciarse?

Si continuaba insistiendo, se convertiría en la pesadilla del pueblo y sería odiada por todos.

Henry se sintió incluso eufórico cuando la vio hacer pucheros y estar enojada. "Jefe, regresaré y le pediré a alguien que redacte el acuerdo, debería poder enviárselo mañana, incluyendo un coche para recoger la mercancía".

"Eso es maravilloso". El rostro del jefe se puso rojo brillante. "Informaré a los aldeanos de esta maravillosa noticia y les pediré que traigan las mercancías para cargarlas en el coche mañana".

"Dejaré el arreglo a su cargo jefe", dijo Henry mientras servía algo de comida y la colocaba en el plato de Yvonne.

Yvonne estaba mirando la comida en su plato como si estuviera mirando a Henry y era ridículo.

Después de la comida, la pareja abandonó la casa del jefe y regresó a la suya.

En el camino, Yvonne no pronunció una palabra y caminaba frente a Henry deliberadamente sin esperarlo.

A Henry no le importó y continuó siguiéndola.

Cuando llegaron a la entrada, Yvonne se detuvo de repente y se dio la vuelta, con los ojos desconcertados mientras miraba al hombre y decía: "¿Por qué?".

"¿Qué quieres decir con por qué?". Henry se había detenido frente a ella y había bajado ligeramente la cabeza para mirarla directamente.

Ella no evitó su mirada, sino que levantó la cabeza para mirarlo a los ojos. “Me refiero al divorcio, por supuesto. Parece que no puedo entender, ¿por qué no estás de acuerdo con el divorcio?".

"Como te lo he dicho muchas veces, los Lancaster nunca se han divorciado antes, y no me gustaría ser el que rompa esa tradición", respondió Henry.

Yvonne respiró hondo y dijo: "Si es por esto, entonces perdóname por no creerte. El Henry Lancaster que conozco no es un hombre que sigue las reglas".

Los ojos de Henry se iluminaron: "Tienes razón, no suelo seguir las reglas, pero estaba diciendo la verdad cuando dije que no quería ser el primero en la familia Lancaster en divorciarse. Por eso me niego a hacerlo. Aparte de eso, hay otra razón por la que no quiero divorciarme, ¿te gustaría saber por qué?".

La miró con sus pupilas profundas que parecían poder succionar a una persona por dentro.