Amor después del matrimonio romance Capítulo 366

Mientras Yvonne pensaba en esto, rápidamente miró a su alrededor para buscar la ubicación de Henry.

Sin embargo, la iluminación del lugar era muy oscura y todos en la sala tenían máscaras en la cara, por lo que no podía saber cuál era Henry.

"¿Estás buscando al Sr. Lancaster?", Elliot vio a Yvonne buscando algo y después de pensar un momento, supo a quién estaba buscando.

Yvonne tampoco le mintió, confesó: "Bueno, la compañía Conrad va a ser subastada, así que definitivamente vendría, pero todavía no lo he encontrado".

"Eso sería fácil", dijo Elliot y aplaudió.

Un miembro del personal con uniforme de servidor apareció inmediatamente detrás de él. "Señor, ¿en qué puedo ayudarle?".

"¿Viene el Señor Lancaster del Grupo Lancaster?". Preguntó Elliot.

Yvonne lo miró atónita y de repente se sintió estúpida.

Podría haberle preguntado al organizador sobre la ubicación de Henry, pero miró estúpidamente a su alrededor para buscarlo.

¡Que estúpida!

"El Señor Lancaster ya está aquí", respondió el personal con respeto.

"Entonces, ¿dónde está su ubicación actual?". Preguntó Elliot de nuevo.

El miembro del personal señaló un asiento en la primera fila y rápidamente retiró la mano.

Elliot sonrió y asintió: "Ya veo, gracias".

"De nada señor". El personal se inclinó levemente y dio un paso atrás.

Yvonne miró a Elliot. "¿A qué asiento señaló? No lo vi del todo".

"El que está en el medio de la primera fila es el Señor Lancaster", le dijo Elliot.

Tan pronto como Yvonne lo escuchó, inmediatamente miró hacia la primera fila. Esta vez tenía la ubicación exacta de Henry, y realmente lo vio.

Estaba sentado de espaldas a ella, y estaba a varias filas de distancia.

Aunque no podía ver su rostro, podía decir por la espalda familiar que era Henry, y el que estaba a su izquierda era Joe.

"El Señor Lancaster probablemente vino aquí para ofertar por la compañía de los Conrad", dijo Elliot de repente, tocándose la barbilla.

Yvonne lo miró y posó los ojos en la espalda de Henry. "Probablemente también estés aquí para eso".

"¿Lo sabías?". Elliot arqueó las cejas.

Yvonne hizo un puchero y explicó: "Cuando mencionaste la compañía hace un momento, tus ojos parecían un poco diferentes. Así que tuve la sensación de que viniste aquí esta noche por eso".

Elliot sonrió: "En realidad me estás observando. Así es, mi intención es la misma que la del Señor Lancaster, y eso es la compañía de los Conrad. Ganar la compañía hará que nuestro grupo avance más".

"¿Entonces debes ganar la compañía esta noche?". Preguntó Yvonne.

Elliot estiró la espalda. "No necesariamente. Si el Señor Lancaster no hubiera venido, la compañía de los Conrad ya habría estado en mi bolsillo. Pero ahora que él también está aquí, las posibilidades de que yo gane la subasta son obviamente mucho menores. ¿Qué tal si vas y me ayudas a persuadir al Señor Lancaster para que pueda renunciar a la compañía de los Conrad?”.

Yvonne puso los ojos en blanco. "¿Estás bromeando? ¿Qué debería decirle? Además, todavía no le hablo, así que deberías tener una competencia justa con él".

"¡Puaj, qué mujer tan despiadada!". Elliot levantó la cabeza. "Secretamente deseas que el Señor Lancaster obtenga la compañía, ¿no es así?".

Tenía razón e Yvonne tosió con torpeza: "Mm... De todos modos, sigue siendo mi esposo, así que...".

"Olvídalo. Pase lo que pase, el Señor Lancaster es lo más importante en tu corazón". Elliot estaba un poco triste.

Los ojos de Yvonne se cerraron porque era cierto que no importaba que, Henry era la persona más importante en su corazón. Incluso si cometía un error y le rompía el corazón, él era el que más le importaba mientras todavía lo amara.

Por lo tanto, ciertamente esperaba que él pudiera conseguir la compañía tal como deseaba.

Quería lavarse la cara y calmarse para poder lidiar con Henry más tarde.

Como Henry la había reconocido a ella y a Elliot, definitivamente la buscaría después de que terminara la subasta.

"¿Quieres que te acompañe?". Preguntó Elliot.

Yvonne hizo un gesto con la mano. "No es necesario. ¿No quieres pujar por la empresa? Es el próximo artículo en subasta. Puedes quedarte aquí, yo puedo ir yo sola".

Después de eso, se levantó y salió silenciosamente de la sala de subastas.

En el baño, Yvonne se paró frente al fregadero, tomó dos puñados de agua fría y se la salpicó la cara.

Se estremeció por el agua helada, pero también calmó su corazón inquieto.

Se miró en el espejo y su rostro se veía exhausto incluso con el maquillaje puesto. Había algunas ojeras tenues debajo de sus ojos y parecía que no tenía energía en absoluto.

"¡Eso no funcionará!". Murmuró Yvonne, luego sacó una toalla de papel de su bolso para secarse el agua de la cara antes de ponerse un poco de lápiz labial.

Luego se miró más de cerca y, después de sentirse mejor consigo misma, se volvió a poner la máscara cuando estaba a punto de salir del baño y regresar a la sala de subastas.

Sin embargo, justo cuando salía del baño, una figura apareció repentinamente a su derecha.

La figura se movió rápidamente y antes de que pudiera ver quién era, la agarró por la muñeca y la empujó contra la pared con fuerza.

Se sobresaltó y cuando estaba a punto de gritar, una mano grande de repente le tapó la boca y le susurró: "¡No grites!".

La voz familiar y el olor del perfume de los hombres cogieron a Yvonne por sorpresa.

¡No esperaba que la figura que la sostenía fuera él!

¡Henry!