Amor después del matrimonio romance Capítulo 379

Henry no respondió. En cambio, le rodeó la cintura con los brazos y se dio la vuelta para poder sujetarla.

"¡No te muevas!". Henry inmediatamente susurró cuando sintió que la mujer debajo de él estaba tratando de luchar.

Yvonne se quedó paralizada y dejó de moverse. Ella levantó la mirada. "¡Levántate, estás muy pesado!".

Henry no la escuchó. Soltó su fuerza y ​​se acostó sobre ella mientras enterraba su rostro en su cuello para oler la fragancia de la loción en su cuerpo. Dijo con voz profunda: "No puedo. Estoy demasiado cansado".

"¡Deja de mentir!". Yvonne puso los ojos en blanco y lo miró con enojo. "Claramente todavía te quedan fuerzas de antes...".

Antes de que pudiera terminar, sus labios ya estaban cubiertos por el hombre que todavía estaba encima de ella.

Sus ojos se abrieron y miró al hombre con incredulidad.

Él... ¡la besó a la fuerza!

"Mm...". Después de que salió de su aturdimiento, Yvonne luchó y trató de alejar al hombre.

Pero el hombre ya lo había visto venir, así que estaba preparado. Cuando ella comenzó a luchar, él inmediatamente la levantó por la cintura y la abrazó con fuerza.

Ya no podía luchar de esa manera. Era difícil incluso girar la cabeza, por lo que solo podía dejar que él hiciera lo que quisiera.

Yvonne obviamente entendió por qué lo hizo. Ella se sonrojó y lo miró fijamente con sus ojos haciéndola parecer como si estuviera protestando.

Fingió no verlo y la besó con más fuerza. No solo eso, su mano tampoco se detuvo.

Las pupilas de Henry se oscurecieron. Suavemente apartó el cabello del rostro de Yvonne y cuando vio su rostro sonrojado y sus ojos nublados, supo que era el momento.

Soltó sus labios y finalmente se levantó. Mientras ella lo miraba sin comprender, él la levantó y caminó hacia la habitación de invitados...

Quizás porque estaban en el apartamento de su rival, Henry estaba más emocionado esa noche.

Finalmente la rodeó con sus brazos y se durmió cuando era casi el amanecer.

Sin embargo, no durmió por mucho tiempo. Solo durmió unas dos horas cuando se fue después de recibir una llamada telefónica.

Cuando se fue, Yvonne se dio cuenta, pero tenía tanto sueño que se dio la vuelta y se volvió a dormir.

Durmió hasta las dos de la tarde y se despertó bostezando.

"Ayy...". Yvonne presionó su cintura mientras se sentaba en la cama. Su rostro estaba torcido y en secreto estaba maldiciendo a Henry.

"¡Ese idiota!". Yvonne reprochó enojada mientras agarraba la esquina de su manta.

Fue tan fácil para él ponerse la ropa y marcharse después de lo que pasó.

Pero fue realmente injusto para ella tener que soportar el dolor en su cuerpo.

Los ojos de Yvonne estaban un poco llorosos porque se sentía angustiada, y también estaba molesta porque no estaba lo suficientemente decidida.

Obviamente, a ella todavía le importaba el incidente entre Henry y Jacqueline, pero cuando él hizo su movimiento, ella le permitió hacer lo que quisiera.

¡Se sentía tan inútil por no tener persistencia o concentración en absoluto!

Yvonne sintió ganas de abofetearse hasta morir mientras pensaba en ello.

¡Rin, rin, rin!

De repente sonó el timbre.

Yvonne se sopló la nariz y rápidamente reaccionó. Se puso la ropa que había dejado en la cama y de mala gana se levantó de la cama para ir a la sala: "¿Quién es?", preguntó mientras caminaba hacia el pasillo.

Después de la locura de anoche, no había bebido agua desde que se levantó, por lo que su voz estaba extremadamente ronca y sonaba terrible.

"Hola señora, soy su guardaespaldas", respondió respetuosamente la persona que estaba afuera de la puerta.

Yvonne arqueó las cejas. "¿Guardaespaldas?".

Después de comer, regresó a la habitación y tomó su medicina. Luego quitó las sábanas y las limpió.

Después de hacer todo eso, Elliot apareció de repente.

Entró con una sonrisa vertiginosa: "¿Qué estás haciendo? ¿Por qué tardaste tanto en abrir la puerta?".

Yvonne señaló el balcón. "Estaba lavando la ropa".

Elliot vio la ropa y las sábanas colgadas en el balcón y sus ojos se oscurecieron por un momento, pero pronto volvió a su estado habitual, como si nada hubiera pasado.

"Por cierto, ¿por qué estás aquí? ¿No tienes nada más que hacer?". Yvonne le sirvió un vaso de agua.

Elliot tomó un sorbo y respondió con una sonrisa: "¿No te dije que mi padre se ha hecho cargo del Grupo Taylor? Así que estoy libre y quería venir a charlar contigo".

Cuando Yvonne lo escuchó decir la palabra "padre", bajó la mirada y fingió preguntar casualmente: "¿Por qué tu padre decidió hacerse cargo del Grupo Taylor de repente?".

"Porque quería entrar al cuadrilátero y pelear con alguien", dijo Elliot mientras frotaba el borde de su vaso.

Yvonne apretó sus palmas. "¿El cuadrilátero? ¿Qué cuadrilátero?".

Elliot dejó el vaso de agua y la miró con la mano en la barbilla. En lugar de responder a su pregunta, preguntó: "¿Conoce las células y los virus?".

Yvonne asintió sin saber por qué preguntaba eso.

"Las células y los virus tienen una relación hostil. Una vez que los dos se toquen, se tragarán entre sí. Por ejemplo, suponiendo que el Grupo Taylor es una célula y la empresa que va a luchar contra nosotros en el cuadrilátero es el virus, y nosotros somos las células que quieren tragar el virus...".

"¡Espera un minuto!". Yvonne lo interrumpió con un gesto. "¿Lo que estás tratando de decir es que el Grupo Taylor quiere anexar una empresa?".

"Sí, mi padre tiene problemas con esa empresa. Quería vengarse personalmente, así que se hizo cargo del Grupo Taylor". Elliot se encogió de hombros y parecía relajado como si no le importara ser expulsado del Grupo Taylor...

Pero a Yvonne le importaba mucho. Entrecerró sus ojos almendrados y preguntó: "¿A qué empresa le guarda rencor la familia Taylor? ¿Por qué no he oído hablar de ella?".