Amor después del matrimonio romance Capítulo 428

Sam miró fijamente el rostro pálido de Yvonne durante un rato. Luego, cerró la puerta y dijo: "Vámonos ahora".

"¡Está bien!", el asistente respondió y le dijo al conductor que se fuera.

Unas horas más tarde, Yvonne se despertó con un terrible dolor de cabeza. Abrió los ojos y se encontró en una habitación extraña.

Tosió un par de veces y su voz era ronca, como si hubiera tragado leña. "¿Dónde estoy?".

"¿Estás despierta?". Escuchó una suave voz masculina a su lado.

¿Alguien estaba allí?

Yvonne volvió la cabeza abruptamente y vio a Sam de pie junto a la cama. El temor en sus ojos desapareció gradualmente y su corazón volvió a su lugar. "Eres tú…".

Ella pensó que era otro chico malo.

No la culpó por pensar eso, ya que hace poco había sido secuestrada.

"Soy yo". Sam le sirvió una taza de agua tibia. "¿Quieres agua?", preguntó gentilmente.

Yvonne asintió y trató de sentarse.

Pero tan pronto como se sentó, su cuerpo volvió a caer sobre la cama debido a lo débiles que estaban sus brazos. Se sintió mareada y con náuseas.

Cuando Sam vio que su rostro se ponía blanco y que quería vomitar, rápidamente dejó el vaso de agua y agarró el bote de basura. Luego, la ayudó a sentarse y la dejó vomitar sobre la cama.

Pero después de mucho tiempo, Yvonne no vomitó nada. Solo dejó salir algunas bocanadas de agua.

"¿Te sientes mejor?", preguntó Sam mientras le palmeaba la espalda suavemente, después de ver que el movimiento de Yvonne se hacía más lento.

Yvonne se inclinó en sus brazos. Estaba jadeando al respirar, como si fuera a desmayarse en cualquier momento. Estaba tan débil que era angustioso mirarla.

"Me siento mejor. Gracias, señor Smith". Después de un breve descanso, Yvonne se soltó de los brazos de Sam y respondió débilmente.

Sam tomó el vaso de agua. "Bebe un poco de agua y haz gárgaras".

"Está bien". Yvonne asintió, tomó el vaso con las manos y tomó un pequeño sorbo.

El agua tibia no solo la mantuvo caliente, sino que también disipó las náuseas en su pecho. Su rostro pálido se veía mejor ahora, al menos no era tan preocupante.

Yvonne estaba a punto de bajar el vaso después de beber, pero Sam se hizo cargo. "Déjame hacerlo".

Puso el vaso al lado de la cama, la ayudó a acostarse y le dijo: “Está bien, deja de moverte. Necesitas descansar ahora".

Su cariño y atención hicieron que Yvonne se sintiera un poco avergonzada, aunque estaba agradecida.

"Muchas gracias, señor Smith", le agradeció de nuevo.

Sam se rió entre dientes. "Me has agradecido dos veces".

"Dos veces no es suficiente. No solo me cuidas, lo más importante es que me salvaste la vida y no sé cómo pagarte". Los ojos de Yvonne se llenaron de lágrimas.

Sam sacó un pañuelo y se secó las lágrimas. "Está bien, no llores. Estás esperando un hijo”.

¿Un niño?

Yvonne pensó en algo. De repente se puso nerviosa y rápidamente se tocó el estómago.

Cuando Sam notó lo que le preocupaba, dijo: "No te preocupes. El niño está bien. Afortunadamente, recibió el tratamiento a tiempo, ¡así que el niño está a salvo!".

"¿De verdad?". Yvonne lo miró con nerviosismo.

Sam asintió levemente. "¡De verdad!".

"Eso es bueno, eso es bueno...". Yvonne sonrió a través de sus lágrimas y se relajó.

Luego, calmó su estado de ánimo y preguntó: "Por cierto, señor Smith, ¿cómo logró encontrarme y salvarme?".

Sam acercó una silla y se sentó. “Fui al hospital para despedirme de ti. Cuando escuché que la enfermera dijo que te secuestraron, envié a alguien a investigar. Nos tomó mucho tiempo localizarte. Todo se arruinó y corrí. Fue mi gente la que hizo una inspección y te encontró en las rocas, en la orilla del lago".