Amor después del matrimonio romance Capítulo 598

"Agárrame para que no te caigas", dijo Henry.

Yvonne se sorprendió, pero aceptó y tomó su brazo.

Henry cruzó sus brazos ligeramente para que ella se inclinara más hacia él.

En el coche, Yvonne dejó su bolso, se agachó y apoyó sus tobillos.

Henry llevaba puesto el cinturón de seguridad. Él la miró. "¿Te has torcido el tobillo?".

"No, solo son un poco incómodos". Yvonne se sentó erguida y respondió con una sonrisa.

Henry dijo: "Mientras no te hagas daño".

"No te preocupes. Te tengo a mi lado. No me haré daño. Por cierto, por curiosidad, ¿por qué has venido a recogerme personalmente?". Yvonne lo miró con los brazos cruzados.

Los ojos de Henry bajaron ligeramente. "No has estado en la residencia familiar, así que me preocupaba que podías perderte".

"¿De verdad?". Yvonne no le creyó.

Había mucha gente que nunca había estado en la residencia familiar, así que obviamente no era la única.

"Bueno, esta es solo una de las razones. Te diré la otra razón en la fiesta más tarde". Henry se puso en marcha y arrancó el coche.

Cuando dijo eso, Yvonne dejó de preguntar. Ella giró la cabeza y miró por la ventana.

Finalmente llegaron a la residencia de la familia Lancaster.

Después de bajarse del coche, Yvonne se quedó de pie frente a la puerta de la casa con un toque de nostalgia en los ojos.

Después de seis años, por fin había regresado a este lugar y tenía sentimientos encontrados.

"Vamos". Henry le entregó las llaves del coche al guardaespaldas que vigilaba la puerta y se dirigió a Yvonne.

Yvonne juntó rápidamente sus pensamientos y asintió.

Después de entrar en la residencia familiar, fingió que era su primera vez allí y miró a su alrededor.

Tras un rápido vistazo, se dio cuenta de que nada había cambiado aquí. Era igual que cuando se había marchado hace seis años.

La única diferencia era su identidad.

Hace seis años, ella era la señora de la casa, pero ahora, ella era solo una invitada ordinaria.

"La fiesta no ha empezado. Puedes comer algo aquí, yo hablaré con los demás invitados". Le dijo Henry a Yvonne después de llevarla a la sala de banquetes de la residencia familiar.

Yvonne ordenó sus pensamientos y respondió: "Adelante".

"Si necesitas algo, solo tienes que pedírselo a la sirvienta del banquete, o llamarme". Le recordó Henry.

Yvonne le dio un empujón. "Está bien, adelante. Ya sé lo que hay que hacer".

Al ver que ella lo instaba a marcharse, Henry frunció sus labios finos y se dio la vuelta para irse.

Cuando se fue, la sonrisa de Yvonne se volvió fría. Ella tomó una copa de vino tinto y salió silenciosamente de la sala para entrar a un patio tranquilo.

Cuando salió al patio, el guardaespaldas que custodiaba la puerta no verificó su identidad antes de dejarla entrar. Era obvio que alguien ya le había hablado de ella al guardaespaldas.

Yvonne entró al patio y vio una alfombra gruesa de felpa en el centro del mismo. En la alfombra, un niño lindo estaba sentado en ella mientras sostenía un cubo de Rubik con sus pequeñas manos y jugaba con él.

Yvonne se tapó la boca con entusiasmo al ver al niño.

Theo se puso a jugar de nuevo al cubo de Rubik.

Theo no jugaba desde que su autismo empeoró.

Pero ahora que Theo había vuelto a jugar con el cubo de Rubik, significaba que su autismo había mejorado.

Mientras Yvonne pensaba en esto, se quitó los zapatos y se acercó a Theo. Ella se agachó y lo sostuvo en sus brazos. "Theo, Mamá te extraña mucho".

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