Amor después del matrimonio romance Capítulo 84

"Creí que me estabas mintiendo, diciendo que no tenías dinero contigo", dijo la Sra. Frey mientras escupía el palillo y cerraba la bolsa de Yvonne con calma. No parecía incómoda dado que Yvonne la sorprendió con las manos en la masa.

Yvonne le dio unas palmaditas en la espalda exhausta. "Ahora sabes que no te estaba mintiendo".

“¿Quién iba a creer eso? ¿Qué pasa si hoy no trajiste dinero a propósito?". La Sra. Frey mantuvo su opinión de manera persistente.

Yvonne estaba demasiado cansada para discutir con ella, así que cerró los ojos. “Bien, no puedo cambiar cómo me percibes. Ya terminé de limpiar la casa. ¿Dónde están papá y Jason?”.

De repente, se dio cuenta de que no los había visto desde que llegó.

“Tu papá salió con otra persona, van a jugar al ajedrez. Tu hermano se fue a discutir algunos asuntos con su cliente”. La Sra. Frey bostezó y respondió.

Yvonne frunció los labios. “Mamá, la razón por la que vine hoy es porque quiero hablar de esto contigo. ¿Jason realmente fue a reunirse con sus clientes por negocios?".

La expresión facial de la Sra. Frey cambió un poco. "¿Qué quieres decir con eso?".

Yvonne la miró. "Lo que quise decir es que me pregunto si Jason está fuera, reuniéndose con sus clientes o apostando con sus amigos".

"¿Cómo... supiste sobre esto?". La Sra. Frey amplió los ojos.

Yvonne respiró hondo. “Mamá, tú en efecto sabes de esto. ¡Jason se dedica a las apuestas!".

"Yo... no sé...". La Sra. Frey desvió la mirada tímidamente.

Yvonne sonrió exasperada. “No me mientas. Lo admitiste hace un momento. Mamá, ¿sabes lo que estás haciendo ahora mismo?”.

"¿Qué puedo hacer? Es solo apostar. No es gran cosa". La Sra. Frey se burló.

"¿No es gran cosa?". Yvonne la miró conmocionada. “Mamá, si esto no es gran cosa, ¿entonces qué es? ¿Sabes lo que implica las apuestas? ¿Sabes cuántas familias se arruinaron a causa de las apuestas?".

"¡Ya basta!". La Sra. Frey golpeó el sofá con enojo y se levantó. “¿De qué tipo de tonterías estás hablando? ¿Podrías hablar educadamente? ¡No es tan grave!".

"¿Por qué no? Por lo que deduje, Jason es adicto a las apuestas. Perdió casi setecientos mil dólares que Henry le había dado anteriormente. ¿No es así?”.

"Sí", admitió la Sra. Frey con franqueza.

Yvonne estaba profundamente enfurecida. Ella respiró profundamente unas cuantas veces solo para calmarse. “Entonces usaste una excusa falsa esa vez cuando me pediste dinero, ¿no es así? Jason no estuvo involucrado en un accidente de coche. ¡Lo necesitabas para ayudarlo a pagar las deudas!".

La Sra. Frey frunció los labios sin preocupación. "Si no hubiera dicho eso, ¿me habrías dado el dinero?".

Yvonne casi pierde la cabeza al ver cómo reaccionaba la Sra. Frey. Ella también se puso nerviosa y ansiosa. “Mamá, ¿sabes que estás malcriando a tu hijo? ¿Está bien que Jason se dedique a las apuestas? ¡Por supuesto que no! Solo se volverá mucho más imprudente y luego arruinará a nuestra familia".

"¿Arruinar?". La Sra. Frey no lo creía. Ella dijo con bastante arrogancia: “Aún los tenemos a ustedes dos, ¿no es así? Como su hermana y cuñado, definitivamente cuidarás de él".

Yvonne estaba atónita. Pronto se recuperó y se señaló a sí misma en estado de conmoción. “Así que no cree que sea gran cosa ver a Jason involucrado en apuestas solo porque Henry y yo lo ayudaremos a pagar la deuda. ¿Es así?".

"Sí. Mi yerno es rico. ¿Qué pasa si Henry ayuda a Jason a pagar las deudas, ya que tú eres su hermana y Jason es su cuñado?”.

"Tú...". Yvonne se tambaleó un poco. Sintió que se iba a desmayar.

Ella sabía que estaba inmensamente indignada. Para evitar perder el conocimiento, se pellizcó el muslo con fuerza. “Mamá, ¿cómo pudiste actuar así? Si Jason perdió dinero al fundar un negocio, está bien incluso si tengo que pagar las deudas por él. Pero esto es apostar. Tendrá deudas mucho mayores a medida que pase el tiempo. ¿Cómo podría terminar de pagar las deudas por él? Además, ¿por qué debería Henry ayudarlo a pagar las deudas?”.

"¡Porque es tu marido!". La Sra. Frey lo tomó por hecho.

Yvonne se echó a reír. En efecto, estaba profundamente enfurecida. “Sí, es mi marido. Pero firmamos un acuerdo prenupcial antes de nuestro matrimonio. Su dinero, incluyendo todo lo que pertenece a los Lancaster, no tiene nada que ver conmigo. Te lo dije hace un momento. Si quieres que me divorcie, puedes ir y reunirte con él".

"¿Divorciarte?". La Sra. Frey estaba atónita. "¿Cómo se relaciona esto con el divorcio?".