Amor después del matrimonio romance Capítulo 92

"Es porque quiere un nieto". Sue la miró débilmente.

Yvonne pareció aturdida antes de mover la mirada hacia abajo con culpa. "Es mi culpa por no cumplir el deseo del Abuelo durante todo este tiempo...".

“¿Qué tiene que ver con usted, señora? Es culpa del señor. Si el señor hubiera estado con usted en casa todo el tiempo, ¿cómo no podría quedar embarazada?”. Sue dijo y miró hacia arriba.

Yvonne se colocó algunos mechones sueltos de cabello detrás de la oreja. “Sue, no culpes a Henry. Intentaré concebir pronto".

"Nadie puede estar seguro de eso". Sue palmeó el dorso de la mano de Yvonne. "Señora, no se presione demasiado. A veces, a veces es difícil salir embarazada por estar estresada".

"¿En serio?". Yvonne se puso nerviosa.

Sue asintió. "Por supuesto. Mi nuera estaba así antes, incapaz de quedar embarazada a pesar de quererlo mucho. Después de ir a un chequeo, el médico dijo que lo deseaba demasiado y que la presión le impedía concebir. Así que mantenga la mente abierta, señora".

“Está bien, lo entiendo. Gracias, Sue". Yvonne respiró hondo y trató de calmarse.

"Así es. Vamos, esperaremos al señor en el comedor".

"Mm”.

Yvonne fue al comedor con Sue y Henry llegó poco después de que ella se sentara. Yvonne le echó un rápido vistazo antes de retraer la mirada y empezar a comer.

"Sobre anoche...", comenzó Henry, pero Yvonne lo interrumpió rápidamente. "Lo sé, fue Sue".

"¿Sue te lo dijo?". Henry arqueó una ceja.

Yvonne asintió y negó con la cabeza. "Lo adiviné por mi cuenta, pero Sue me dijo que el Abuelo le pidió que lo hiciera".

"Fue el Abuelo". Henry asintió.

Yvonne se mordió los labios y vaciló. "Henry, no te enojes con el Abuelo".

Sabía que este hombre odiaba que lo manipularan. Hace tres años, cuando ella se casó con él, también era un plan de su Abuelo si se ponían a indagar al respecto. Aparte de no amarla, la había dejado abandonada durante tres años como venganza contra su Abuelo también. Ahora que el anciano lo drogó, Yvonne tenía miedo de que se peleara con su Abuelo.

El anciano ahora era mayor y tenía en alta estima a la familia. Si tuviera una disputa con el Amo Lancaster debido a esto, sería una lástima por este último.

"¿Por qué tengo que estar enojado con el Abuelo?". Henry frunció el ceño y miró a Yvonne con extrañeza.

No estaba satisfecho con la acción del anciano, pero no se enojaría con él porque le prometió a Yvonne que le daría un hijo. Todo lo que pudo decir fue que el anciano era demasiado impaciente.

"¿Realmente no estás enojado con el Abuelo?". Yvonne quería asegurarse.

Al discernir su escepticismo, Henry estaba un poco molesto. "Él es mi Abuelo, ¿qué crees?".

"Eso es bueno, entonces”. El cuerpo tenso de Yvonne se relajó.

Henry tomó un sorbo del café que tenía delante. "¿Pareces estar muy preocupada por el Abuelo?"

"Mm”. Yvonne tarareó asintiendo.

"¿Por qué?".

"Nada en particular. Porque es tu abuelo", respondió Yvonne con una sonrisa.

Henry sintió una sacudida en el corazón. "Porque es mi abuelo, ¿te preocupas tanto por él?".

"No es solo por eso". Yvonne dejó el cuchillo y el tenedor.

Henry miró hacia abajo. "¿Hay otras razones?".

“Mm. El Abuelo me trata muy bien. Él es la persona que es más amable conmigo, además de Lyn", dijo Yvonne agradecida.

Desde el nacimiento de su hermano menor, comenzó su vida de pesadilla. Básicamente creció en medio del acoso. Nadie la quería de verdad. Fue cuando conoció a Lynette después de trabajar cuando tuvo una amiga y volvió a experimentar la sensación de ser cuidada.

Después de casarse con Henry, este último se mostró distante con ella, pero el anciano fue muy amable. Aunque su amabilidad se basaba en la premisa de que ella podría dar a luz a un hijo, él seguía siendo amable e Yvonne estaba dispuesta a devolver esa benevolencia.

"Entonces eres bastante fácil de complacer", comentó Henry a la ligera mientras dejaba la taza de café.

Yvonne mordió su tenedor y sonrió. "Contentarse trae gozo".

"¡Qué perspectiva!". Henry la miró con desdén, pero las comisuras de sus labios se levantaron hacia arriba levemente.

Cuando Yvonne lo captó, sus ojos se abrieron como si hubiera visto algo místico. Ella jadeó: "Henry, ¡sonreíste!".

Henry puso cara de póquer de inmediato. "¡No lo hice!".