Amor, Dulce Amor romance Capítulo 127

Sigrid lo pensó durante mucho tiempo y se le ocurrió que podía darle algo hecho a mano.

No le dijo a Rachel, en caso de que quisiera tener otra ronda de conversaciones sucias con ella. Después de la comida, volvió al set de filmación con ella.

Elizabeth tuvo razón cuando había dicho que ser parte de un grupo de actores era muy difícil y te pagaban poco. Esto se debía a que los actores tenían muy pocas escenas. Rachel había venido en la mañana y en la tarde y había recibido cincuenta dólares. Esto no incluyó la comida, por lo que tuvo que preparar sus propios alimentos.

Hoy en día, uno gasta alrededor de treinta o cuarenta dólares si sale a comer con amigos a un restaurante común y corriente, incluso después de dividir la cuenta. Por lo tanto, cincuenta dólares al día no era un buen ingreso. Además, no todos los días había escenas de actores grupales. Afortunadamente, a Rachel no le importaba el dinero; solo le importaba su ídolo.

Tan pronto como las dos llegaron, vieron que Cyrus ya estaba ahí. No solo eso, sino que ya se había vestido y estaba esperando a que comenzara el rodaje.

Sigrid vio a Rachel filmar varias escenas y se percató de que en realidad era solo una extra. No tenía un papel importante por lo que nada tenía por qué salir mal. Por eso Sigrid decidió ir a una papelería cercana a comprar lo que se necesitaba.

"Señor, ¿tiene portalápices? De esos en los que puedes escribir palabras de aliento", dijo Sigrid tan pronto como entró en la papelería.

"Sí. Está de moda que los jóvenes lo decoren por sí mismos, y este viene con calcomanías. No tiene estampados, así que puedes pegarle las calcomanías. También puedes elegir cuántas le pones", dijo el encargado mientras buscaba lo que le había pedido.

Sigrid eligió un portalápices blanco con borde azul. También compró muchos palos y algunas lindas calcomanías. Le pidió al encargado que guardara todo en una bolsa y se dijo que haría lo que tenía pensado más tarde.

Cuando regresó al set, Rachel ya había terminado sus escenas. Al ver que cargaba tantas cosas, preguntó: "¿Por qué compraste todo eso?".

"Son cosas muy útiles". Sigrid sacó los objetos, entre ellos las calcomanías. "Ven y ayúdame a elegir cuáles debo pegar".

"Esta porque se parece a ti". Rachel encontró una de un dibujo de una linda niña, regordeta y adorable.

Sigrid no entendía en qué se parecía esa niña a ella, pero aun así le hizo caso a Rachel y la pegó en el portalápices. Luego eligió la calcomanía de un chico guapo que le había llamado la atención. La pegó y, entre los dos, puso una calcomanía en forma de corazón.

"¿Estás haciendo esto para dárselo? ¿Qué escribiste en el papel? ¿Es una declaración de amor? ¿Le vas a decir a George que lo sacuda todos los días y que vea qué oraciones románticas le salen?", Rachel dijo dubitativa.

Sigrid se sonrojó. "Acertaste en algunas cosas, pero no te diré en cuáles".

Al ver su rostro arrebolado, Rachel pensó que podría ser algo que no podía describir, por lo que se mostró tímida.

¿Podrían ser posiciones er*ticas?

Claro que no. Su mejor amiga era muy susceptible y no parecía una persona que escribiría algo así.

Sigrid guardó sus cosas y preguntó: "¿Qué tal? ¿Todavía tienes que filmar más escenas?".

"Sí, tendré que llevar té y agua a mi príncipe azul más tarde". Rachel estaba emocionada. Tal vez él se daría cuenta de su presencia. Parecía que tenía muchas escenas que filmar ese día. No había venido en la mañana porque había tenido algo que hacer, así que había cambiado todas sus escenas para la tarde.

"No es de extrañar". Cuando Sigrid vio a Cyrus leyendo atentamente el guión, dijo: "Ve con tu príncipe azul. Tengo que irme".

"Está bien, está bien". Rachel asintió sin mostrar intención de convencerla para que se quedara.

Sigrid no dijo nada. ¡Esta mujer valoraba el hombre más que la amistad!

Sigrid regresó a la mansión y comenzó a buscar el libro amarillo que les había dado la señora Toland.

A George le preocupaba que lo tirara, por lo que lo había escondido. Cada vez que quería consultar alguna posición en el libro, lo sacaba de alguna parte y lo leía.

Sigrid buscó en todos los cajones y armarios de la habitación, pero no pudo encontrarlo. Luego fue al estudio de George y lo registró. Finalmente encontró el libro er*tico en un cajón.

Abrió el libro amarillo de ilustraciones y anotó los nombres de cada posición en un palo distinto.

Las comisuras de su boca se curvaron ligeramente. Cuando llegara el momento, le diría a George que, según la posición escrita en el palo que sacara, esa sería la que practicarían en la noche. Si solo había un palo, entonces solo habría una posición que se podría hacer.

No se le permitiría hacer más.

Dios mío, ¿cómo podía ser tan ingeniosa? Le daría a George un regalo muy interesante que la ayudaría a sentirse más relajada. ¡No necesitaba preocuparse por agotarse todas las noches!

¡Admiraba su propia inteligencia!

Sigrid terminó de escribir los nombres de las posiciones y descubrió que quedaban más de una docena de palos. Desvió la mirada y se acentuó su sonrisa. Rápidamente escribió: 'Nada' en el resto de los palos.

Si George sacaba uno de estos palos, ¡ella podría descansar ese día!

¡Ja, ja, ja!