Amor, Dulce Amor romance Capítulo 149

Las primeras porciones de carne ya estaban listas cuando Rachel regresó. De inmediato, la chica comenzó a comer, no sin antes sumergir cada bocado en un poco de salsa.

Aparte de la carne, también pidieron salmón ahumado, el platillo favorito de SIgrid.

Cuando estaban a punto de terminar de comer, George preguntó: "¿Cuándo estarás libre para volver a casa?".

Antes de que Sigrid pudiera decir algo, Rachel se apresuró a responder: "Solo tenemos dos o tres exámenes esta semana, y no habrá evaluaciones al azar. Sigrid, si quieres irte a casa, ¡no hay nada de que preocuparse!".

¿Por qué Rachel había hablado tan precipitadamente? ¿Estaba tratando de matarla?

George dejó escapar una risita amarga y dijo: "Eso no fue lo que me dijiste hace un momento". ¿Cómo era eso de que tenía que esperar las instrucciones de su profesor guía? Lo había hecho sonar como si estuviera tan ocupada que no podía dejar la escuela, ¡pero la verdad era que podía irse en cualquier momento!

Rachel tenía una expresión inocente en su rostro, pero cuando observó la mirada de reproche que Sigrid le dirigió, fingió no darse cuenta de que acababa de traicionar a su amiga.

Al ver la cara de Rachel, Sigrid supo que lo había hecho a propósito.

¡¿Qué clase de amiga era esta?! Y en primer lugar, ¿cómo es que eran amigas?

"Entonces vendrás conmigo ahora. Te enviaré de regreso a tiempo para tu siguiente evaluación", dijo George.

"Está bien..." Sigrid bajó la cabeza en señal de resignación. ¡Iba a ser una noche larga y probablemente no podría levantarse de la cama a la mañana siguiente! ¡Y todo por culpa de Rachel!

Pero la chica tenía una brillante sonrisa en su rostro. No parecía darse cuenta de lo mucho que había mortificado a Sigrid. Ella solo pensó que la llegada de George esa mañana sería fuente de chismes, y probablemente ya todos estarían murmurando acerca de la relación de los cuatro otra vez.

Las chicas que tenían envidia de Sigrid seguirían insistiendo en que sedujo a su cuñado. Rachel estaba segura de que lo mejor para ella sería ir a casa con George y tener un poco de paz y tranquilidad, en vez de quedarse aquí y tener que escuchar las habladurías.

Después de pagar la cuenta, George se fue llevando a Sigrid del brazo.

De camino al coche, Sigrid mantuvo la cabeza gacha. No se atrevió a abrir la boca ante la imponente presencia de George.

Era realmente aterrador verlo tan enojado. No decía una sola palabra, y eso lo hacía aún más atemorizante.

Sigrid sentía que era preferible que George la reconviniera en el acto, así ella podría intentar persuadirlo poco a poco, a medida que él liberaba su descontento. Pero George se mantuvo en silencio todo el camino. No le dio oportunidad de convencerlo, y ella sabía exactamente lo que le iba a hacer por la noche.

Después de mucho tiempo, Sigrid no pudo soportar más el silencio, así que preguntó con cautela: "¿Estás enojado?"

"No", dijo George en un tono indiferente. "¿Por qué debería estarlo?"

Pero era obvio que sí estaba enojado y quería que ella le hablara con dulzura. Aun así seguía haciéndose el indiferente.

Sigrid pensó un poco lo que le diría y, finalmente, decidió disculparse e intentar calmarlo lo antes posible, así que dijo: "Lo siento, sé que me equivoqué. Por favor, no te enojes".

"No estoy enojado", repitió George con el mismo tono indiferente.

Mientras tanto, habían llegado al estacionamiento subterráneo, con Sigrid del brazo de George.

Estaba completamente oscuro y hacía mucho frío. A pesar de que afuera el clima seguía siendo bastante cálido, Sigrid no pudo evitar temblar. Se frotó los brazos y dijo: "Cariño, tengo frío".

"Vaya".

"Tengo mucho frío", insistió.