Com o famoso romance Amor, Dulce Amor de Internet, que faz os leitores se apaixonarem por cada palavra, mergulhe no capítulo Capítulo 171 e explore anedotas de amor misturadas com reviravoltas surpreendentes. Os próximos capítulos da série Amor, Dulce Amor estarão disponíveis hoje?
Senha: Amor, Dulce Amor Capítulo 171
Elizabeth era demasiado perezosa para discutir con ella. La más joven de las chicas de su banda, Lindsay Lewis, se inclinó hacia su compañera voluptuosa, Miley Fisher, y le habló en una voz suave aunque lo suficientemente alta como para que los demás pudieran escuchar: "¿Crees que deberíamos preparar el equipo de relaciones públicas? Es mejor prevenir, en caso de que estalle un escándalo. Si nuestros detractores se enteran, todas nos veríamos envueltas en él".
Miley asintió en señal de acuerdo: "Es cierto. No hay razón para que asumamos la culpa solo porque Lizzy quiere tener una relación".
Al escuchar esto, Elizabeth se dijo a sí misma: 'Así que mis amigas me van a abandonar cuando las cosas se pongan difíciles. Qué irónico sería todo esto'.
Por su parte, Lucas procuró mantenerse de bajo perfil. Sentado bajo el sol abrasador, se puso las gafas, para que Elizabeth no se diera cuenta de que mantenía la vista fija en ella.
Ella era como un displicente perezoso, pero no había ni una onza de grasa en su cuerpo. Aunque era delgada, estaba llena de fuerza, aunque no se veía musculosa para nada, a pesar de lo mucho que le gustaban las artes marciales.
¿Cómo produjeron los Andrew una criatura como ella?
En ese momento, los sirvientes se acercaron y colocaron sobre la mesa bandejas repletas de apetitosos bocadillos.
Los ojos de Sigrid se iluminaron al ver la comida y se lanzó directamente a explorar las bandejas.
No tenía la intención de meterse a la piscina, ya que su maquillaje no era resistente al agua. Además, se había rizado el cabello a propósito para esa ocasión. Por lo tanto, prefirió ocupar el tiempo con los bocadillos.
Al ver cómo engullía la comida, George tuvo que recordarle la importancia de comer despacio.
Ella asintió, pero en realidad no le prestó demasiada atención y continuó engullendo la comida.
Sigrid encontró una gran diversión probando la enorme variedad de pastelillos y canapés que habían servido. Loris, que acababa de salir de la piscina, la vio comer con desenfreno y comentó burlonamente: "Sigrid, ¿no tienes miedo de subir de peso?"
"No tengo problema. Es difícil para mí aumentar de peso".
Loris sentía una profunda envidia de esas personas que no subían de peso sin importar cuánto comieran. ¿Cómo esa p*rra de Sigrid se las arreglaba para llevar una vida tan perfecta? ¡Era igual que esa otra d*sgraciada de Elizabeth!
Entonces, súbitamente Loris se quedó congelada, cuando una idea comenzó a tomar forma en su mente. ¿Por qué esas dos se parecían tanto? ¿Podría ser una mera coincidencia?
Sus ojos se movieron de un lado a otro, entre Sigrid y Elizabeth, observándolas mientras ambas devoraban sin parar los bocadillos. Sentía que había algo, y lo tenía justo al alcance de la mano...
¡No!, ¡no podía ser! Sigrid solo era su prima, no la hija biológica de Vallerie. Pero... ¿Y si las hubieran intercambiado a ella y a Sigrid?
Aunque Sigrid se parecía a su madre y a esa d*sgraciada de Elizabeth, aquello no tenía sentido. Incluso si Sigrid y Loris hubieran sido cambiadas al nacer, ¿qué sentido tendría? Era evidente que la propia Loris tampoco se parecía en nada a su tía.
Además, Vallerie le había contado que ella y su hermana gemela habían dejado de verse desde hacía mucho tiempo. ¿De qué manera pudieron intercambiar por equivocación a sus hijas?
Aunque seguía tratando de encontrar motivos para probar que su hipótesis era errónea, Loris se sentía cada vez más inquieta.
Hacía poco había entrado en pánico al descubrir que biológicamente no era una Andrew. Por lo tanto, había decidido que lo mejor era mantener un perfil bajo y dejar de provocar problemas. De esta forma esperaba seguir viviendo una vida acomodada con los adinerados Andrew. Sin embargo, era más fácil decirlo que hacerlo. Después de todo, la gente no cambiaba de personalidad en un abrir y cerrar de ojos, aunque por suerte, nadie había notado nada raro durante todos estos años. Se las había arreglado para hacer a un lado a Elizabeth y sus sospechas, falsificando el informe de la prueba de ADN y las cosas habían seguido igual que siempre.
Pero ante esta nueva sospecha, Loris comenzó a sentirse ansiosa. ¿Y si realmente la hubieran cambiado por Sigrid al nacer?
¿Y si sus familias querrían cambiarlas de nuevo ahora?
No, eso no debía suceder. Si realmente ocurriera, ella pasaría a ser la hija de los Vincent, ¡esa pequeña e insignificante familia! A menos, claro, que Sigrid y ella intercambiaran absolutamente todo, incluyendo a George, ¡solo entonces Loris estaría dispuesta a trocar su vida con la de ella!
Cuando observó las tiernas miradas que George le dirigía a Sigrid, Loris se molestó. Si las cosas realmente eran como ella estaba empezando a sospechar, ¡entonces Sigrid tenía lo mejor de ambos mundos!
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