Amor, Dulce Amor romance Capítulo 39

Sigrid pareció escuchar su propio corazón latir violentamente. Estaba claramente nerviosa. Si George no estaba usando ropa interior...

'¡No, no, no quiero pensar en eso!', se dijo a sí misma.

Cuando su mano estaba a punto de alcanzar la parte íntima de George, una gran mano la detuvo. Se sobresaltó. Sigrid miró hacia arriba y se encontró con los ojos ardientes del hombre.

A diferencia de sus ojos somnolientos de la última vez, hoy eran lo suficientemente intensos como para derretir hielo. Eran como los ojos de una bestia hambrienta mirando a su deliciosa presa.

Sigrid tragó saliva. "Estas despierto".

"Sí". Su voz era ronca y sexy. Al escuchar solo esa palabra, Sigrid se sonrojó. Por alguna razón, surgieron imágenes vergonzosas en su mente.

Quiso retirar la mano como si nada hubiera pasado, pero él no la soltó. Siguió presionando su mano sobre sus abdominales, sin dejar que ella la moviera hacia arriba o abajo, ni dejar que la apartara.

Sigrid estaba a punto de empezar a llorar a mares.

'Sé que está mal. ¡Dejaré de tocarte! ¿Por qué mantienes mi mano ahí?', pensó para sí misma.

"¿Dónde... querías tocar justo ahora?", preguntó George.

Su cara se puso roja. Estaba tan avergonzada que no se atrevió a mirarlo. "No... no, solo me estaba estirando y accidentalmente te toqué ahí. ¡No fue mi intención!".

"En serio…". Obviamente no lo creyó. "¿Entonces por qué tan lento, y por qué tu mano continuaba moviéndose hacia abajo... ¿Lo quieres?".

Rápidamente negó con la cabeza y dijo: "¡No tengo ninguna necesidad física!".

"¿Entonces, por qué?", preguntó.

No importa qué versión fuera, ¡estaba demasiado avergonzada para ver a alguien!

"¡Vistámonos primero y luego hablamos!". Con eso, Sigrid se puso de pie, sosteniendo la colcha con fuerza contra su cuerpo. Al ver la ropa interior de George tirada, se sonrojó, la recogió y rápidamente se la arrojó.

Entonces...

¿Dónde estaba su ropa interior?

Miró a su alrededor y solo vio su vestido. Sus pantaletas no estaban por ningún lado.

"¿Estás buscando esto?"

Sigrid lo miró y vio que del delgado dedo del hombre colgaban sus... ¡pantaletas de encaje negro y rojo!