Amor, Dulce Amor romance Capítulo 64

Resumo de Capítulo 64: Amor, Dulce Amor

Resumo do capítulo Capítulo 64 do livro Amor, Dulce Amor de Internet

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"Señorita, el Sr. Toland podría molestarse si la descubre", le recordó un hombre en traje negro cuando la puerta a su lado se abrió.

"Cuando este todo listo, tengo muchas maneras de hacerlo callar para siempre". Loris se rio. No era idiota. ¿Cómo podría ella confrontar a George para proteger a Edward? ¿No significaría eso que él hizo lo que ella le había ordenado?

"Fui un estúpido, discúlpeme", dijo el hombre.

En ese momento, Sigrid y George estaban bailando en el salón.

Ese elegante vals era la primera canción que bailaban juntos, pero se las arreglaron muy bien para que nadie lo notara. Cualquiera que los observara, pensaría que eran una pareja perfecta y agradable a la vista.

Sigrid inclinó la cabeza y miró a George. Al ver su sonrisa afectuosa, casi no pudo pensar en nada más que disfrutar del momento.

'¡Sigrid, espera! ¡Este hombre es un actor!'.

'Siempre tiene una expresión indiferente en casa, pero afuera, sonríe de oreja a oreja. ¡Obviamente, está montando un espectáculo! ¡No puedes confiar en él!', se advirtió.

Después de recordarse eso a sí misma, sintió por un momento que la sonrisa frente a ella ya no era tan bonita.

Al ver como los ojos de Sigrid parpadeaban de forma distraída, George se preguntó qué estaría pasando por su cabeza en ese momento. Así que comenzó a hablarle para llamar su atención. "¿Recuerdas tu apuesta con Rachel?", preguntó.

Si Sigrid hubiera sabido que George comenzó a hablar de eso a causa de su mirada perdida, ¡definitivamente se habría abofeteado!

En ese momento, solo podía fingir amnesia. "¿De qué estas hablando? ¿Qué apuesta?".

Al ver su mirada confundida como si realmente no lo recordara, George sonrió. 'Ya se lo había recordado, pero ella sigue fingiendo no saber. ¿No es acaso demasiado obvio?', pensó para sí mismo.

'¡Es tan notoriamente falso!'

"Los cuatro disfraces y los juguetes", le recordó cortésmente.

Sigrid se molestó. "¿Qué pasa con la promesa de no usar juguetes?".

"Entonces sí lo recuerdas", bromeó George.

'¡Maldición! ¡Fui engañada!'.

Al ver su expresión de enojo, George pensó que era gracioso. "Dime, ¿qué disfraz quieres usar primero esta noche?"

"¡Ninguno!", dijo Sigrid seriamente.

"¿Ah, sí? Entonces, la realidad es que no quieres usar nada de ropa". George enarcó las cejas. "Bien por mi".

Sigrid seguía enojada. "¡Quiero decir que es mejor no usar ninguno de esos cuatro disfraces!".

"Como tu desees", dijo George.

Sigrid todavía estaba un poco infeliz. "No quiero ponérmelos, así que los boté".

"¿Los botaste?". La expresión de George se oscureció. "¿Quién te dio el derecho de tirar mis cosas?".

"Puede que sean tus cosas, pero soy yo quien debe usarlas y no tengo la intención, así que, ¿por qué no puedo tirarlas? Solo están ocupando espacio". Sigrid no miró a George a la cara, porque temía que su expresión le quitara el valor para discutir.

Una vez que perdiera su impulso, él la intimidaría, ¡y tendría que usar esos disfraces!

"¿Vas a faltar a tu palabra?", George entrecerró los ojos.

Los pasteles eran exquisitos y pequeños. No importaba si eran redondos o cuadrados, cabían enteros en su pequeña boca. Así que, ¿por qué tenía que dividirlos en cuatro?

Sigrid no planeaba prestarle atención a Loris, por lo que siguió comiendo. Pero ella estaba buscando problemas. "¡Te estoy hablando! ¿Por qué eres tan grosera? ¡Cómo te atreves a ignorarme!".

Se dio la vuelta y la miró de forma inquisitiva y burlona. "¿Estás hablando conmigo?".

"Eres la única aquí. Si no es contigo, ¿con quién más podría ser?". Loris estaba tan enojada que su cara se estaba poniendo roja. Nunca la habían ignorado de esa forma.

Mientras se desahogaba, una voz familiar vino desde atrás: "No te enojes. Tus padres te están buscando".

Sigrid miró en la dirección de la voz y vio al hombre que estaba en la oficina de George caminar hacia ellas. Llevaba un traje rojo, sus hermosos ojos miraban ligeramente hacia arriba y tenían un brillo como luz de estrellas que le daba un aspecto un tanto frívolo. Era completamente diferente del estoicismo que había mostrado antes.

Sigrid de repente se dio cuenta que él no era a quien había visto la vez pasada, sino que era su gemelo, el segundo joven señor de la familia Andrew. Se veían exactamente iguales, pero al mirarlos de cerca, se podían distinguir claramente sus personalidades.

"Oh", respondió Loris. Luego miró a Sigrid y se fue.

Sigrid estaba desconcertada de que la hubiesen mirado de esa forma sin razón, pero no le dio importancia y pensó en seguir comiendo sus bocadillos.

"Señorita, ¿cómo debo dirigirme a usted?", preguntó el segundo hijo de la familia Andrew, acercándose con una brillante sonrisa, que daba la sensación de que estaba coqueteando con ella.

Sigrid lo miró y vio que sus ojos parecían estar llenos de vigor. Supuso que quería entablar una conversación con ella.

Entonces en ese momento, ella dijo: "Puedes llamarme Sra. Toland".

'¿Que demonios? ¿Se veía tan joven y ya estaba casada? ¿Qué señora Toland? ¿Podría ser ella...?'.

"Soy la esposa de George Toland", agregó Sigrid con una sonrisa.

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