Todo el mundo sabía que Guillermo y Gabriel eran enemigos mortales.
—Por favor, llámeme señorita Benedetti —dijo Elisa con una sonrisa.
Al señor González le cambió la expresión.
—Weller... No, señorita Benedetti, usted... —dijo algo sorprendido.
—Sí, se divorciaron —dijo Guillermo sonriendo.
El señor González se quedó anonadado. «¿No eran la pareja más enamorada? ¿Por qué se divorciaron de repente?».
—Tengo asuntos que atender. Por favor, discúlpeme —dijo Guillermo con respeto antes de que el hombre pudiera seguir preguntando.
El señor González se decepcionó porque quería seguir conversando. Elisa se marchó con Guillermo.
—El señor González habla mucho. Pronto todos estarán hablando sobre tu noticia. —Guillermo le sonrió a Elisa.
—¿Cómo sabías que quería difundir el rumor hoy? —preguntó ella con el ceño fruncido.
—Porque somos mejores amigos —dijo sonriendo.
Elisa se quedó sin habla. «Guillermo tampoco se equivocó. Si no fuera con el propósito de contar mi divorcio, para qué iba a necesitar a alguien tan poderoso y llamativo como él para traerme aquí».
Ambos brindaron y sonrieron.
—Pero no creo que el impacto de divulgar la noticia sea lo bastante grande. Creo que Gabriel planea algo más al haber venido con Linda.
Gabriel seguía mirando a Guillermo y a Elisa con una mirada asesina mientras conversaban y reían juntos. La mujer bebió un sorbo de champán.
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