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Amor obstinado romance Capítulo 42

Gabriel no se molestó en mirarla. Linda se alegró al ver a Elisa y Guillermo conversando y riendo juntos, ya que llevaba tres años planeando y esperando ese momento. «Elisa cayó sola en la trampa, así que no me culpen por ir demasiado lejos».

Ese día era el cumpleaños del señor Moreno, pero Elisa, Guillermo, Gabriel y Linda se habían convertido en los cuatro protagonistas del banquete. Todo el mundo se centraba en la batalla de Gabriel y Guillermo por Elisa y esperaban que dieran un buen espectáculo. Gabriel miró con apatía a Elisa, ante lo cual, ella levantó la cabeza y los saludó.

—Hola. Ya llegaron —dijo sin emoción.

—Señor Weller, es raro verlo con otra compañera que no sea la querida Elisa —dijo Guillermo con una mueca.

«¿Querida Elisa?». Gabriel se enfadó más.

—También es la primera vez que te veo con una compañera. Además, tu acompañante es mi esposa.

Linda se molestó al oír lo que dijo Gabriel. No sabía si intentaba confundir a los invitados o simplemente no podía olvidar a Elisa.

—¿Tu esposa? —preguntó Guillermo riendo entre dientes.

Gabriel se enfureció cuando Elisa se alejó de él.

—¿Cuánto tiempo pretendes mantener esto? —dijo con apatía.

—Estás siendo demasiado desconfiado —se burló Elisa—. Puedo armar un escándalo si quieres.

—¡Elisa! —gritó Gabriel apretando los dientes.

—Hoy conduzco, así que no —respondió riendo y agitando el champán que sostenía.

—Está bien. Nunca tuve la oportunidad de invitarlo a cenar; me pregunto si está libre. —Sonrió el señor González de forma respetuosa.

—Revisaré mi agenda —contestó Guillermo con una sonrisa.

Al señor González no le gustó su respuesta, pero solo pudo sonreír. Debía estar agradecido de que hubiera tomado la iniciativa de hablar con él. También temía que huyera, así que no habló de negocios con él. En su lugar, volvió a mirar a Elisa mientras la analizaba de arriba abajo.

«¡Esta mujer es impresionante! No me extraña que le guste tanto al señor Domínguez. Incluso hizo una excepción para traer una compañera».

—¿Por qué la señora Weller lo acompañó al banquete? —preguntó el señor González con curiosidad.

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