Entrar Via

Amor obstinado romance Capítulo 46

—¿Estás satisfecha con el desastre? —Gabriel la miró con desdén.

—¿Satisfecha? —Rio entre dientes—. ¿Quién es el que causa el problema?

Antes era la devota esposa del señor Weller; siempre había dado prioridad a su familia y nunca hizo nada que pudiera avergonzarlos. Todos la elogiaban por ser excelente en las tareas domésticas y por tener una buena vida social. Sin embargo, Gabriel nunca se había preocupado por ella y coqueteó con Linda todo ese tiempo. Dado que se iban a casar, ella se había convertido en un hazmerreír, pero, al final, Gabriel la acusó de ser una persona problemática. Elisa lo miró con sarcasmo.

—Vete del banquete ahora; fin de la discusión—dijo Gabriel con los labios fruncidos.

—¿Vendrás mañana conmigo al Ministerio de Asuntos Civiles por nuestra acta de divorcio? —preguntó ella con tranquilidad.

—¡Elisa, no seas ilusa y no me pongas a prueba! Me divorciaré de ti tarde o temprano —contestó con una mirada desdeñosa.

Linda frunció el ceño cuando salió y los vio juntos, así que se acercó a ellos enseguida y les preguntó con una sonrisa:

—Gabriel, Elisa, ¿por qué están conversando aquí?

Elisa estaba cansada de que Linda le recordara constantemente que Gabriel le pertenecía, así que se fue del baño.

—Prepárate —le dijo Guillermo.

La duodécima persona despegaba la calcomanía para revelar a la decimotercera. Elisa frunció el ceño. «¿Trece?» La pronunciación de trece en chino era la misma que la de separado. Elisa frunció los labios y se quedó en silencio. La duodécima persona se sorprendió al ver su nombre en la pizarra.

—Guillermo Domínguez. La acompañante del señor Domínguez.

Podía haber varios señores Domínguez, pero solo había un Guillermo Domínguez. La duodécima persona leyó con mucha claridad. De repente, el público se alegró y se les notaba la emoción en los ojos. La competencia entre Gabriel y Guillermo había comenzado y Elisa era la llave de la victoria. Todos esperaban con impaciencia su discurso, ya que sabían que estaba preparada para subir al escenario, pero permanecieron en silencio. Gabriel, que antes no estaba preocupado por el discurso, la miraba de forma asesina.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Amor obstinado