El baño estaba completamente lleno de vapor a medida que el calor impregnaba toda la ducha. A través del cristal borroso de la puerta, se podía ver cómo las hormonas dictaban el comportamiento impulsivo de una mujer mientras su delicado cuerpo se apoyaba en la espalda de un hombre.
"Pensé que podría esperarte para siempre. Siempre estaré a tu lado, pero ahora es diferente. Everleigh ha vuelto. Theodore, tengo mucho miedo."
Su voz sollozante se mezclaba con el sonido del agua corriendo, dejando al descubierto su miedo oculto.
Josephine había estado haciendo un buen trabajo escondiéndole ese lado de ella de Theodore.
Era más fácil para una mujer débil ganarse la compasión de un hombre, especialmente cuando le decía que no podía vivir sin él o que haría lo que fuera solo por él.
Muchos hombres perderían la cabeza bajo tal presión.
El sonido del agua corriendo dentro del baño se detuvo abruptamente cuando Theodore cerró el grifo de la ducha. Se hizo el silencio, haciendo que los sollozos de Josephine fueran aún más audibles.
"¿Es esta la razón por la que intentaste deshacerte de ella de Ocpeace City?"
Su voz tenía un tono profundo, sin emociones y estremecedor. Los sollozos de Josephine se detuvieron al instante.
"¿Qué?"
"¿No presionaste al Sr. Lawson para que extendiera la suspensión del trabajo de Everleigh?"
La voz del hombre resonó en el espacioso baño. Su pregunta sonaba más como un veredicto. Solía tener siempre todas las respuestas a todas sus preguntas.
"Theodore, yo..."
Antes de que Josephine pudiera terminar la frase, le apartó las manos con tal fuerza que la hizo retroceder dos pasos, separándola inmediatamente del hombre frente a ella.
Theodore se envolvió la toalla de baño alrededor del cuerpo. Desde el momento en que Josephine entró en el baño, él no la había mirado en absoluto. Antes de salir, dijo con frialdad: "Vístete. Hablamos afuera."
El rostro de Josephine se ensombreció por la humillación mientras observaba a Theodore dejarla ahí sin piedad sin siquiera mirarla. El corazón le ardía de odio y envidia hacia Everleigh.
Si no fuera por Everleigh, Theodore nunca la trataría con indeferencia.
La noche se hizo más oscura cuando las nubes grises cubrieron la luna, bloqueando el paso de cualquier rayo de luz. Involuntariamente, ese tono del cielo completamente negro daba una sensación aburrida e inusual.
Josephine se había quitado la ropa antes de entrar al baño. Cuando salió, estaba envuelta en una toalla. Para su consternación, Theodore no se encontraba por ninguna parte dentro de su habitación. Desde el balcón abierto, le llegó una ráfaga de corriente. Miró en dicha dirección y se encontró con la espalda de un hombre alto. Sostenía un cigarrillo encendido y estaba sumido en sus pensamientos ¿En qué estaba pensando? Probablemente nunca se enteraría.
Josephine encontró su ropa tirada en el sofá. Dudó, pero al final decidió cogerla y ponérsela.
Era consciente de que Theodore nunca fue un hombre paciente, especialmente, si tenía que tratar con mujeres. Si no fuera por su sensibilidad y buen comportamiento no habría llegado hasta donde estaba ahora, daba igual cuánto tiempo lo hubiera intentado.
El viento era implacable en el balcón ya que soplaba constantemente contra el cigarrillo encendido que el hombre llevaba en la mano. Aunque no había fumado demasiado, se había medio consumido.
"Theodore" La voz de Josephine venía desde detrás de Theodore con un tono nervioso.
Theodore la miró de soslayo. Cuando vio que ya estaba vestida, su expresión se suavizó un poco. "No tardes en ir a casa. Avisaré a un chófer para que te lleve.
Josephine bajó la cabeza, parecía inquieta. "Sí, lo admito. Everleigh todavía está suspendida por mi culpa. La quiero fuera de Ocpeace City."
Theodore frunció el ceño.
Theodore en el fondo sabía que Josephine tenía la potestad para hacer lo que había hecho. Odiaba que su mujer interfiriera en sus asuntos, pero si lo miraba desde la perspectiva de ella, no era difícil entender por qué Josephine se habría sentido incómoda.
En sus brazos, los sollozos de Josephine se desvanecieron gradualmente. Bajó la cabeza y un atisbo de autosatisfacción dio brillo a sus ojos y le iluminó el rostro.
¿Cómo podía dejar escapar algo en lo que había trabajado tan duro durante tanto tiempo? Todo formaba parte de su plan. Para ella, todos los hombres eran iguales. Cuanto más forzara a Theodore, él terminaría odiándola, pero ¿qué pasaría si simplemente cediera? Obtuvo su respuesta cuando Theodore insistió en continuar con la boda.
Un cielo despejado se abría sobre Ocpeace City el lunes por la mañana.
Mark, el mayordomo de la familia Trevino, fue a buscar a los dos hijos de Everleigh para llevarlos a la mansión de la familia. Según él, Abraham no tenía nada que hacer por lo que quería que sus nietos le hicieran compañía durante un par de días.
Sin embargo, Everleigh sabía por qué su padre lo había hecho. Tenía miedo de que estuviera demasiado cansada para cuidar a sus hijos y había decidido echarle una mano.
Antes de irse, Mark se volvió y miró el apartamento en el que había estado viviendo Everleigh: "Señorita Everleigh, ¿vive aquí de verdad? ¿No cree que es demasiado pequeño para cuatro personas?"
A Everleigh le pilló por sorpresa y dijo apresuradamente: "Él vive cerca de su empresa, no aquí. Yo vivo aquí porque está más cerca del hospital."
Mark asintió pensativo. "Eso es cierto, el Sr. Godfrey debe tener su propia residencia en Ocpeace City. Pero, señorita Everleigh, se va a casar con el Sr. Godfrey. No creo que vivir separados así sea agradable a largo plazo."
"Todavía no estamos formalmente casados, ¿no? Ya hablaremos del futuro en otro momento." Everleigh parecía avergonzada. "Mark, llego tarde al trabajo. Cuida a los niños y no dejes que mi padre se preocupe por ellos."
Instó a Mark a alejarse temerosa de que descubriera la horrible verdad.
"Está bien, señorita Everleigh, si está libre, pase por la mansión durante estos dos días. Puede cenar allí."
"Vale, eso haré."
Everleigh dejó escapar un suspiro de alivio al ver como el auto de la familia Trevino se alejaba lentamente del vecindario.

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