Amor profundo escondido de él romance Capítulo 90

90 /718

La madre de Christopher, Vanessa Collins, era la dama más amable y entusiasta que Everleigh había visto jamás. No desprendía aires de superioridad en absoluto. A pesar de que la familia Meyer era una de las cuatro familias principales de Ocpeace City, rara vez aparecía en las noticias, aun así eran dignos del término 'familia pudiente'.

Everleigh pensó que Vanessa solo diría unas pocas palabras educadas a sus hijos como máximo, ya que los dos niños no tenían ninguna relación con Christopher. Al principio, estaba decidida a no aceptar las mentiras de Christopher, pero no esperaba que Vanessa mostrara tanta amabilidad y alegría al ver a sus hijos.

"Son demasiado lindos. Alastair es el hermano mayor, ¿no?"

Alastair rara vez tomaba la iniciativa de hablar con extraños. Everleigh no los presentó, así que hizo un puchero con los labios. Sus hermosos ojos se llenaron de una calma que superaba a la de muchos de su misma edad.

Adrienne parpadeó. "Sí, Alastair es un poco mayor, ¡así que es el hermano mayor!"

Cuando Adrienne no hablaba, era como una muñequita perfecta. Tan pronto como habló, salió toda su energía y vivacidad ¿A quién le podrían desagradar las niñas inteligentes?

El corazón de Vanessa estaba a punto de derretirse. Se puso en cuclillas e imitó sus voces infantiles: "Déjame adivinar, tú debes de ser Adrienne, ¿verdad?"

"¡Así es!"

"Entonces, ¿sabes quién soy?" Vanessa se señaló a sí misma y la miró con una sonrisa amable.

Adrienne miró a Christopher, que estaba a su lado, y dijo generosamente: "¡Lo sé, eres la madre del tío Christopher!"

"¿Por qué todavía lo llamas tío?" Vanessa dudó por un momento, pero rápidamente se sintió aliviada: "Está bien, puedes tomarte tu tiempo."

Tras esto, la sonrisa amable volvió a su rostro. "Alastair, Adrienne, soy vuestra abuela."

Al escuchar esto, Adrienne pareció algo vacilante.

"¿Qué ocurre?" Vanessa pensó que había sido demasiado brusca. Pensó que había asustado a la niña, así que miró a Everleigh confundida.

Everleigh dio una palmadita en la cabeza de Adrienne y le susurró: "Adrienne, llámala abuela."

Adrienne negó con la cabeza, era muy inocente, "¿Cómo puede haber una abuela tan joven? Puedo llamarla tía como mucho."

A ninguna mujer en este mundo le disgustaba que la elogiaran por ser joven y hermosa.

Tan pronto como dijo eso, Vanessa se llenó de alegría. Sostuvo a Adrienne en sus brazos y dijo: "Oh, Dios, me has dado una nieta tan linda e inocente."

Everleigh y Christopher se miraron en silencio con los mismos pensamientos en mente.

Los dos nunca se habían preocupado por el talento de Adrienne para ganarse el gusto de otras personas. Su elocuencia era tan grande que incluso podía hacer felices a los secuestradores.

"Aún así tienes que llamarme abuela. No debemos arruinar nuestro rango." Vanessa le cogió las manos a Adrienne y la llevó al sofá. Mientras caminaba, dijo: "El abuelo y yo hemos preparado regalos para vosotros. Ven, echad un vistazo y mirad si os gustan."

Por lo general, Adrienne se apresuraba cuando escuchaba que había regalos. Pero en ese momento fingió estar tranquila, aunque tanto Everleigh como Christopher sabían que estaba encantada.

Vanessa estaba ocupada jugando con los niños. Ignoraron completamente a Samuel, el padre de Christopher que había estado sentado en el sofá todo el tiempo. Tosió varias veces pero Vanessa nunca se dio cuenta. Fue realmente incómodo.

Obviamente, Christopher estaba ignorando deliberadamente a su padre. Después de un tiempo, no pudo soportarlo más, sonrió para sí mismo y se la presentó: "Everleigh, este es mi padre."

Everleigh aceptó un poco de té de un sirviente y lo saludó cortésmente: "Encantada de conocerte."

Solo entonces la mirada de Samuel se calmó un poco. "Gracias por recoger a Christopher."

"No es nada. Además, tuve el día libre en el hospital. Solo trabajé medio día."

"Debe estar ocupada trabajando en el hospital. Eres muy joven, pero ya te has convertido en médica jefe adjunto. Debes ser muy capaz y trabajadora." Samuel habló con tono serio. Sus palabras no tuvieron nada de especial; era una forma general de hablar para la gente de su edad.

Everleigh no se sintió incómoda. Por el contrario, pensó que era amable, como su padre.

Él le preguntó sobre su trabajo y logros académicos y Everleigh le respondió con la verdad. Mencionó que firmó un contrato en su escuela y logró trabajar en su campus también. Obviamente había reconocimiento en los ojos de Samuel.