Bebé adorable en la puerta: Mami, por favor firma romance Capítulo 1087

“¿Qué quieren conmigo?”, preguntó Jiang Sese.

Jiang Sese apretó el puño con fuerza en el coche. Relajó el puño y miró a Catalina. Dijo: “Solo soy una mujer corriente. ¿Qué sentido tiene llevarme?”.

“Deberías entender mejor lo útil que eres”. Catalina se burló.

“Es por el patógeno de mi cuerpo”, afirmó Jiang Sese.

Cuando dijo eso, Catalina se sintió algo sorprendida. “Así que lo sabías”, dijo.

“Ustedes tendrán su karma”, dijo Jiang Sese.

Esa gente investigó e inventó un patógeno dañino. Eran realmente siniestros.

“No sé de qué estás hablando”, refutó Catalina. Como extranjera, no entendía lo que quería decir con el karma.

“Está bien si no lo entiendes”, dijo Jiang Sese y se giró. Miró por la ventana y puso una cara tranquila.

Para ser sincera, ella estaba llena de pánico en el fondo. Estaba aterrorizada, pero se negaba a mostrar sus preocupaciones delante de Catalina.

Dado que la otra parte venía por el patógeno, eso significaba que estaría en una posición peligrosa. Sin embargo, Fengchen estaba en Italia, así que no había forma de que pudiera salvarla.

Solo podía poner su esperanza en Liang Xinwei. Con suerte, Liang Xinwei encontraría a su primo rápidamente.

...

El taxi se detuvo frente a la entrada del edificio del Grupo Fang. Después de que Liang Xinwei pagara la tarifa, agarró rápidamente a los tres niños y se bajó del coche. Entraron en el vestíbulo del edificio.

Liang Xinwei se dirigió a la recepcionista y le explicó su intención. Dijo: “Quiero ver a Fang Yuchen”.

La recepcionista examinó a Liang Xinwei de arriba abajo y vio cómo traía a tres niños. No ocultó el desprecio en sus ojos y rechazó sin rodeos: “Mis disculpas. Si no tiene una cita, no puede ver al Presidente Fang”.

“Soy amiga de su prima. Tengo algo importante que decirle”, dijo Liang Xinwei.

Aunque Liang Xinwei informó a la recepcionista de su identidad, ésta todavía se negaba a dejarla entrar.

“Mis disculpas. Eso no servirá a menos que tenga una cita”.

“Hermana Mayor, quiero ver a mi tío”, Tiantian se esforzó por ponerse de puntillas y le dijo a la recepcionista.

“¿Quién es tu tío?”.

“Mi tío es el presidente de esta empresa”, respondió Tiantian.

La recepcionista frunció el ceño. “¿Presidente?”.

Justo al mismo tiempo, una voz que sonaba sorprendida llegó desde lejos.

“Xiaobao, Tiantian”.

Cuando Liang Xinwei y los tres niños oyeron la voz, los tres se giraron al mismo tiempo y miraron hacia la fuente.

Un hombre caminaba hacia ellos.

“Tío Song”, saludaron juntos Tiantian y Xiaobao a Song Yao.

Song Yao caminó hacia ellos y se puso delante. Dijo con voz sorprendida: “¿Por qué están aquí?”.

“La Tía Weiwei quiere ver al Tío”, dijo Tiantian y se giró para mirar a Liang Xinwei.

Song Yao siguió la mirada de Tiantian y miró a Liang Xinwei. Frunció el ceño y preguntó: “¿Y tú eres?”.

“Soy la amiga de la Hermana Sese. Tengo algo importante que decirle al Presidente Fang”. Liang Xinwei explicó rápidamente sus razones.

“¿Algo importante?”, preguntó Song Yao.

“Sí, algo muy importante. Por favor, déjame ver al Presidente Fang”, suplicó Liang Xinwei.

Song Yao vio lo urgente que parecía y que Xiaobao y Tiantian estaban con ella. Con eso, asintió. “De acuerdo. Sígueme”.

Al principio, Liang Xinwei todavía se sentía ansiosa. Sin embargo, cuando vio a Fang Yuchen, corrió inmediatamente hacia él y le agarró la mano. “La Hermana Sese ha sido secuestrada por una extranjera. Sálvala rápidamente”.

“¿Qué has dicho?”, preguntó Fang Yuchen, frunciendo el ceño. Pensó que había escuchado mal.

Liang Xinwei respiró profundamente antes de explicar: “A la Hermana Sese se la llevó alguien. Dijo que se dirigía a Italia. Ahora mismo, puede que no hayan llegado al aeropuerto. Rápido, envía a alguien a salvarla”.

Cuando Liang Xinwei se repitió, Fang Yuchen finalmente lo escuchó alto y claro. Al instante, su expresión se volvió horrible.

“Song Yao”, dijo Fang Yuchen.

“Sí”. Song Yao se adelantó rápidamente.

“Rápido, trae a más gente conmigo al aeropuerto”.

Fang Yuchen dijo eso y salió primero.

“Ustedes, quédense aquí. No vayan a ninguna parte”.

Song Yao dio la orden y rápidamente le siguió detrás.

Liang Xinwei miró las puertas cerradas. Puso ambas manos frente a su pecho y rezó. Esperaba que pudieran salvar a la Hermana Sese con éxito.