Bebé adorable en la puerta: Mami, por favor firma romance Capítulo 1186

“No. No tienes permitido involucrarte en esto”.

Shang Ying lo pensó y seguía preocupada. Temía que Jiang Sese no la escuchara y su tono se volvió severo.

Era la primera vez que su Tía Menor le hablaba así. Jiang Sese sabía que estaba preocupada por ella.

Por lo tanto, accedió obedientemente: “Está bien, lo entiendo. Aunque no me involucre, definitivamente ayudarás a Shanshan”.

“No te preocupes”. Shang Ying no tenía intención de quedarse de brazos cruzados.

“Muy bien. Esperaré tus buenas noticias”.

Shang Ying asintió. “Quédate en casa obedientemente. Yo iré al hospital”.

“De acuerdo”.

Cuando Shang Ying se fue, la sonrisa de Jiang Sese se desvaneció lentamente. Su rostro se cubrió como con una fina capa de hielo.

Aunque se lo había prometido a su Tía Menor, lo que hizo Fang Yanxin la enfurecía.

Ella tenía que hacer algo.

En ese momento, Gu Nian entró y la vio parada junto a las escaleras con seriedad en su rostro. No podía saber lo que estaba pensando.

Se acercó y preguntó preocupado: “Joven Señora, ¿tiene algún problema?”.

El repentino sonido de su voz hizo que Jiang Sese volviera a la realidad. Giró la cabeza y sus ojos se iluminaron al ver a Gu Nian. “Así es...”.

Gu Nian parecía desconcertado: “¿Qué pasa?”.

“¿Estás libre?”, preguntó en cambio Jiang Sese.

“Sí”. Gu Nian asintió.

“¿Podrías llevarme a un lugar, por favor?”.

“¿Adónde?”, preguntó Gu Nian con curiosidad.

Jiang Sese sonrió profundamente. “Lo sabrás cuando lleguemos”.

Tenía que darle una severa lección a Fang Yanxin.

...

¡Clanc!

Una olla de acero inoxidable se estrelló contra el suelo.

Liang Xinwei la recogió rápidamente y siguió disculpándose. “Lo siento, lo siento...”.

“Weiwei, ¿te pasa algo hoy? ¿Por qué te comportas así?”. La fregadora no pudo evitar preguntar en voz alta.

“Puede ser que no dormí bien anoche”. Liang Xinwei sonrió torpemente, se dio la vuelta y salió rápidamente de la cocina.

Levantó la mano y se dio un golpe en la cabeza, con su bonita cara de disgusto.

No sabía qué le pasaba. No había sido capaz de concentrarse en todo el día.

O bien estropeaba los pedidos de los clientes o bien tiraba las cosas.

¡Era realmente horrible!

Su colega se acercó y la miró con preocupación. “Weiwei, si te sientes cansada, ¿por qué no te tomas un día libre y te vas a casa a descansar?”.

Liang Xinwei sacudiœ la cabeza. “No, estoy bien”.

Su colega no le creyó. “¿Estás segura? Hoy has roto unos cuantos platos. Si sigue así, podrían descontarte todo el sueldo mensual”.

“No puede ser... No”. Liang Xinwei sonrió de mala gana.

En ese momento, la gerente, no muy lejos, llamó de repente: “Weiwei, ven aquí un momento”.

Al ver esto, su colega le dio una palmadita en el hombro. “Buena suerte”.

Las comisuras de la boca de Liang Xinwei se movieron ligeramente mientras caminaba hacia la gerente.

Cuando se acercó, la gerente frunció el ceño y preguntó: “Weiwei, ¿te sientes bien?”.

“No hay que preocuparse”, dijo Liang Xinwei mientras sacudía la cabeza.

“Entonces, ¿qué pasa? ¿Por qué sigues cometiendo errores?”.

Liang Xinwei se mordió el labio. “Lo siento, de verdad...”.

Ella bajó la cabeza con amargura.

Realmente, era como una estrella inalcanzable en el cielo.

¿Qué esperaba?

En ese momento, por fin supo por qué no podía concentrarse hoy.

Era por Fang Yuchen.

Para ser más precisos, era por Fang Yuchen y Ye Xiaoyi.

Fue por lo que vio ayer en el centro comercial. Él y la Señorita Ye estaban en el ascensor y ambos eran muy hermosos y parecían tan perfectos.

Por eso se sintió tan abatida que salió con tanta prisa con su hijo como si estuviera huyendo.

Mientras pensaba en esto, volvió a levantar la cabeza hacia la gran pantalla.

Ahora estaban emitiendo un anuncio, ya no estaba Fang Yuchen.

Retiró la mirada y respiró profundamente. “Liang Xinwei, Liang Xinwei, no pienses más en ello. Es imposible entre tú y él. Es imposible en esta vida”.

Se rio de sí misma y siguió adelante.

Sin embargo, pronto se detuvo en su camino de nuevo mientras miraba sorprendida la alta figura que estaba parada no muy lejos.

Fang Yuchen conducía y se preparaba para volver a la oficina. Giró la cabeza y, sin darse cuenta, vislumbró una figura familiar.

Inconscientemente, aparcó el coche a un lado de la carretera, se bajó a toda prisa y se acercó.

Fang Yuchen se alegró inexplicablemente al ver su expresión de sorpresa al verlo.

Él se acercó a ella.

“Qué casualidad”. La miró y sonrió suavemente.

Liang Xinwei recuperó el sentido común y forzó una sonrisa incómoda. “Sí, qué casualidad”.

Estaba pensando en él y apareció justo delante de ella.

Qué sentimiento tan irreal.