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Al día siguiente, las personas que Jin Fengyao había contratado había descubierto todo sobre el tal Li An.
En la oficina, Jin Fengyao le informó a su hermano.
“Hermano, Li An es una persona ordinaria. Trabaja en una empresa pequeña y tiene un hijo de cinco años. Él y su esposa se divorciaron hace unos años. Mi cuñada no lo conoce, pero por alguna razón desconocida, su información reciente ha sido limpiada de su expediente”.
Sin las conexiones de Jin Fengyao, habría tomado aún más tiempo averiguar quién era Li An.
“Sobre todo, Hermano, ¿sabes que? Yo vi a mi cuñada en un restaurante anoche con ese hombre y el hijo de él le decía ‘Mami’”.
La expresión en la cara de Jin Fengchen cambió cuando escuchó eso.
“Hermano, es extraño, ¿cierto? ¿Qué hacemos ahora?”.
“Trae a Li An aquí”, dijo directamente.
Como Jiang Sese no le diría nada, lo sacaría de Li An.
Jin Fengyao pensó igual, por eso tenía a personas siguiendo a Li An. De una vez le pidió a alguien que lo agarrara.
Li An fue traído a la oficina, atado. Estaba completamente estupefacto. Mirando a Jin Fengyao dijo en una voz temblorosa: “¿Qué… qué quieres?”.
Li An adoraba el dinero tanto como su vida, por lo que había aceptado sin vacilar la oferta de Mu Jingshen. Mu Jingshen le pagaría cientos de miles de dólares, que era más de lo que él podría ganar en toda su vida.
Después de lo que había pasado el otro día, Li An se enteró que Jin Fengchen no era un hombre ordinario, pero no esperaba que lo secuestraran y trajeran hasta aquí el día de hoy. Rodeado por cuatro guardaespaldas, Li An vio a Jin Fengchen y Jin Fengyao parados frente a él. Jin Fengchen, en particular, emanaba un aire sombrío, lo cual asustaba a Li An.
Acercándose a él, Jin Fengyao le preguntó directamente: “¿Cuál es tu relación con Jiang Sese? ¿Qué quieres de ella?”.
“Yo…. yo…”. Por un momento, no sabía qué decir. Trató de calmarse y dijo: “No tengo ninguna relación con ella”.
Al escuchar eso, Jin Fengchen se le acercó y le pisó la muñeca.
“Dinos”.
Li An gritó de dolor. Trató de forcejear, pero los guardaespaldas lo sostuvieron.
“¿Qué están haciendo? ¡Déjenme ir! ¡Esto es un secuestro! ¡Esto es ilegal!”.
“Jeje, ¿dejarte ir? Li An, ¿sabes quién es este hombre? Él es el presidente del Grupo Jin, él es la ley. ¿Cómo te atreves a meterte con su mujer? Dinos la verdad o te prometo que no saldrás vivo de aquí”, dijo Jin Fengyao con una voz profunda y seria.
Al escuchar esto, Li An palideció. “¿Este tipo es Jin Fengchen? ¿El presidente del Grupo Jin?”.
Li An no podía siquiera imaginarse que tendría algo que ver con alguien en la posición de Jin Fengchen. Sabía perfectamente bien lo aterrador que podía ser Jin Fengchen y no esperaba que Jiang Sese tuviera una conexión con ese hombre.
Amaba el dinero, pero prefería su vida. Las amenazas de ellos eran más de lo que él podía aguantar y pronto les había dicho todo.
“Presidente Jin, me han contratado para hacer esto. Me pagaron mucho dinero para engañar a la Señorita Jiang con mi hijo para arruinar su relación. Presidente Jin, no era mi intención. ¡Por favor, perdóneme!”.
Se arrodilló, tocando su frente al piso varias veces, pidiendo perdón.
Al escuchar esto Jin Fengyao estaba anonadado. Se preguntaba quién habría hecho tanto esfuerzo para engañarla y por qué su cuñada creería esa mentira.
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