Bebé adorable en la puerta: Mami, por favor firma romance Capítulo 416

Jiang Sese no pudo evitar sentirse un poco nerviosa. Después de todo, esta era la herencia que su abuelo le había dejado en su legado final.

Pero ¿qué debería decir ella si se encontrara con alguno de sus viejos amigos y qué actitud debería tener para soportar la carga del legado de su abuelo?

Jin Fengchen le apretó la mano al sentir que se ponía tensa.

"Relájate. Estoy aquí contigo", dijo él y la besó en la frente. Luego golpeó el marco de madera de la puerta cerrada que tenían delante.

"¿Quién es?". Un fuerte gruñido emanó del interior.

"Hola, señor. Soy Jin Fengchen. Creo que tenemos una cita". Jin Fengchen se calmó antes de responder.

"¿Ah, sí? Pase entonces".

El anciano abrió la puerta para dejarlos entrar y los guió al interior.

Tensa e inquieta, Jiang Sese no pudo evitar echar una mirada a su anfitrión, solo para encontrarse con la mirada del viejo abogado, por lo que mantuvo la cabeza gacha.

Ella se sentía como si la hubieran empujado contra la pared cuando el viejo abogado habló por primera vez. "Usted debe ser Jiang Sese".

Jiang Sese sintió que se le quitaba un peso de encima en el momento en que escuchó esas palabras. Se sentó en una silla, sacó su tarjeta de identificación y se la entregó al abogado.

"Soy Jiang Sese. ¿Y cómo puedo dirigirme a usted, señor?".

"Mi nombre es Xu. Puede llamarme Abuelo Xu. Esto es lo que tu abuelo dejó para usted. Los he estado cuidando durante muchos años".

El Viejo Señor Xu se agachó para sacar una caja cubierta por una capa de polvo tan espesa que uno solo podía imaginar cuánto tiempo había estado allí. Jiang Sese miró con cautela la caja, y había muy poco que podía hacer para evitar estremecerse mientras abría la tapa.

Lo primero que vio fue una carta. En su portada, vio las palabras: "Para mi querida Sese".

Después de muchos años sin ver la letra de su abuelo, Jiang Sese no pudo contener las lágrimas al ver su mensaje.

"Confío en que cuando leas esta carta, Sese, habré dejado este mundo hace tiempo. El Señor Xu es un viejo amigo mío y es la persona en la que más podía confiar”.

“Desde que me enfermé, he estado preocupado por muchas cosas. Por encima de todo, tú. Ya no puedo protegerte, pero espero que algún día, encuentres un hombre que realmente te ame”.

"Imponer la condición de que tienes que estar casada antes de poder recibir este legado es solo para evitar que cualquiera de los Jiang sin escrúpulos compita por lo que te he dejado, lo último que pude dejarte".

"No te preocupes más, mi niña, porque estaré arriba en el cielo todo el día manteniéndote a salvo y viéndote crecer. Todo lo que quiero es que vivas feliz para siempre".

"Con amor, tu abuelo".

Jiang Sese no pudo detener las lágrimas desde el momento en que desplegó la carta. Nunca se había imaginado que seguiría siendo la mayor preocupación de su abuelo, incluso cuando estaba enfermo en su lecho de enfermo.

Jin Fengchen permaneció a su lado proporcionándole su calidez y amor, ya que sabía lo importante que era el abuelo para Jiang Sese.

"No te aflijas, mi niña. Estoy seguro de que al Viejo Jiang no le gustaría verla llorar tanto. Hay un manifiesto. Revíselo y mire si falta algo", murmuró el Señor Xu desde un lado.

Jiang Sese se secó las lágrimas de la cara chillando: "Estoy segura de que está bien, Abuelo Xu. No veo ninguna razón para dudar de usted".

Tras escuchar esto, el abogado anciano presentó el testamento y la carta de transferencia de propiedad. Antes de comenzar, preguntó: "Sí, así que si desea asumir la propiedad de la herencia, la única condición es que esté casada. ¿Está casada ahora?".

"Este es nuestro certificado de matrimonio. Nos convertimos legalmente en marido y mujer hace apenas unos días".

Jin Fengchen habló mientras deslizaba el certificado sobre la mesa.

El abogado anciano lo leyó detenidamente antes de declarar: "Muy bien. Firme aquí entonces, por favor".

Sus dedos huesudos empujaron suavemente los documentos hacia Jiang Sese y, sin dudarlo, ella firmó sus nombres en los papeles.

Uno tras otro, firmó su nombre en los documentos de transferencia de propiedad de acciones y activos de la compañía.

"Muy bien", dijo el Señor Xu y guardó lentamente sus cosas para levantarse. "Como heredera, ahora usted es la dueña de todos ellos. Usted tiene total propiedad y control sobre ellos, y lo que desee hacer con ellos depende de usted. Eso es todo, y así termina mi deber".

Las últimas palabras que pronunció sonaron especialmente sombrías y desoladas.