Bebé adorable en la puerta: Mami, por favor firma romance Capítulo 53

Fue un beso que duró tanto que cualquiera habría perdido la noción del tiempo.

Jiang Sese sintió que se ahogaba de la vergüenza, la cual venía en olas calientes en el compartimento herméticamente cerrado.

"Pero espera. No podemos seguir. ¡Este es el estacionamiento! ¡Nos podrían ver!"

Con toda la fuerza que pudo reunir, Jiang Sese empujó a Jin Fengchen lejos.

Ambos retrocedieron. Jiang Sese se quedó jadeando con dificultad, su mente todavía confundida antes de que su conciencia finalmente regresara.

Jin Fengchen comenzó a darse cuenta de que había perdido el control. Pero bebido a que ya te has levantado; él la había besado. ¿Qué más podía hacer? Jiang Sese seguramente se enfurecería cuando recuperara su cordura. ¡Ella podría dejarlo aquí solo!

Y así, de hecho, Jiang Sese estaba apenada y enojada cuando finalmente recuperó los sentidos. Ella se había ofrecido a llevarlo a casa por amabilidad, y sin embargo, ¡él la había besado abruptamente!

Furiosa, Jiang Sese giró en sus talones para enfrentar al hombre que básicamente la había profanado, con las fosas nasales dilatadas como un toro enojado, solo para encontrar al hombre profundamente dormido.

El hombre había caído en un sueño profundo con los ojos cerrados y su sueño era tranquilo y plácido como el de un niño dormido.

Y justo así, para el propio desconcierto de Jiang Sese, toda su ira se evaporó. Ella apretó los dientes con firmeza. "Sea como sea, no tiene sentido estar enojada con un borracho.”

Ella esperó un momento y respiró hondo para calmarse antes de salir finalmente y caminar hacia el lado del conductor del carro.

Solo en la oscuridad del carro una sonrisa indistinta apareció en los bordes de los labios de Jin Fengchen.

...

En la residencia de los Jins, Xiaobao, vestido con un adorable pijama, estaba acostado en su cama. Él yacía inquieto en la cama, dando vueltas y vueltas, pero no podía dormir. Solo le quedaba esperar que papá regresara rápido a casa para que le contara un cuento.

Mientras tanto, Jiang Sese había llegado al exterior de la villa. Ella salió del coche y tocó el timbre. El viejo Zhang salió y se quedó de pie, perplejo, mirándola.

"¿Señorita Jiang?" pronunció, claramente no esperando verla.

"Sr. Zhang,” se rió Jiang Sese, "su Joven Amo está borracho. Me encontré con él, así que lo traje a casa. ¿Lo puede ayudar a salir de mi carro?"

Sonaba avergonzada al final de la frase, porque ella no podía llevar a un hombre a la casa que no solo era más grande que ella, sino que también estaba dormido como un tronco.

Pero el viejo Zhang no estaba menos confundido y desconcertado.

"¡¿El Joven Amo?! ¡¿Borracho?! ¡¿Cómo es eso posible?!"

Jin Fengchen rara vez llegaba temprano a casa. La mayoría de las noches, él salía a atender a sus clientes o socios comerciales. En todos sus años de servicio a los Jins, el Viejo Zhang nunca había visto a Jin Fengchen borracho.

"¡¿Seguramente no es cierto?!"

El hombre y la mujer ayudaron a Jin Fengchen a entrar a su casa y a subir a su habitación en el piso de arriba.

Ella miró al hombre que ahora yacía en la cama y exhaló pesadamente, aliviada de que su trabajo estuviera finalmente hecho.

Ella salió de la habitación y el viejo Zhang le preguntó: "Ya es bastante tarde, Señorita Jiang. ¿Qué le parece pasar la noche aquí?"

"No, Sr. Zhang. Estoy bien.”

Jiang Sese declinó cortésmente. Ella no podía quedarse. No sin sentir vergüenza si ella y Jin Fengchen se encontraban a la mañana siguiente.

"Me iré, Sr. Zhang. Por favor, cuídelo. Parece que a su Joven Amo le vendría bien un plato de sopa caliente cuando se levante.”

El viejo Zhang abrió la boca para pedirle que se quedara, pero su voz no salió. Y entonces la puerta de la habitación de Xiaobao se abrió de repente.

El niño salió alegremente de su habitación y sus ojos brillaron de alegría cuando vio a Jiang Sese.

"¡Tía Sese! ¡Realmente eres tú! ¡Escuché tu voz justo ahora cuando estaba dentro de mi habitación, pero pensé que estaba soñando!"

Xiaobao envolvió sus pequeños brazos escuálidos alrededor del cuello de Jiang Sese y le preguntó emocionado: "Tía Sese, ¿estás aquí para visitarme?"

"¡Claro que sí!" Jiang Sese comentó rápidamente, poniendo una sonrisa que era más de vergüenza que de calidez. "¿Pero por qué aún no estás dormido, Xiaobao? ¡Ya es muy tarde!"