Bebé adorable en la puerta: Mami, por favor firma romance Capítulo 546

El traje negro de Jin Fengchen, junto con su expresión endurecida y sombría, solo servía como combinación perfecta para la mirada lúgubre y desanimada de sus ojos.

Sin embargo, era evidente que seguía siendo tan vivaz como siempre.

Justo cuando la junta se sintió aliviada al ver que Jin Fengchen salía de la tristeza y el dolor por la pérdida de su esposa, anunció su dimisión y nombró a Jin Fengyao como su sucesor a la presidencia del Grupo Jin.

"Estoy seguro de que todos los presentes han sido testigos de la capacidad de Fengyao en los últimos meses y estoy seguro de que es la opción más razonable para ocupar mi lugar”.

“Confío en que logrará hazañas mucho mayores que las mías y se esforzará por ser un objeto de orgullo para esta corporación. ¿Alguien desea objetar?”.

“O si hay algún otro candidato que sea más merecedor de este puesto que Fengyao, es bienvenido a hablar".

Nadie emitió un sonido. Nadie se atrevió a refutarlo.

Un león herido seguía siendo un león, y no había nadie que se atreviera a desafiar y contradecir al gran Jin Fengchen.

No cuando los Jin seguían teniendo más de la mitad de las acciones del Grupo Jin.

Ninguna protesta tendría mérito. Sobre todo porque Jin Fengyao seguía siendo el mejor candidato posible para ser el sucesor de su hermano.

"Muy bien, así que está decidido entonces. ¡Por la presente, anuncio que el nuevo Presidente del Grupo Jin será a partir de ahora Jin Fengyao!".

Con un sonoro y poderoso pronunciamiento, Jin Fengyao subió al trono de presidente con una fanfarria de aplausos.

Y mientras se adentraba en un largo discurso de aceptación ante la multitud de luces parpadeantes de las cámaras, Jin Fengchen se levantó para marcharse.

No había nadie que lo detuviera, o mejor dicho, ¡nadie se atrevió a detenerlo!

Solo uno de los reporteros presentes se las arregló para tomar una foto del hombre marchándose tranquilamente y la foto empezó a circular por Internet.

En cuestión de horas y días, la fotografía y la noticia de que el segundo hijo de los Jin se alzaba para tomar las riendas del negocio familiar se convirtieron en la noticia número uno de la nación en Internet y alimentaron demasiadas discusiones acaloradas en todo el país.

La noticia de la caída al mar de la nuera de la familia Jin y su destino se extendió como la pólvora.

En poco tiempo, los internautas empezaron a especular si Jin Fengchen había dimitido por el fallecimiento de su esposa.

Incluso los que al principio eran ajenos a la noticia acabaron por enterarse de todo a través de Internet.

Algunos incluso convirtieron toda la historia, desde que se conocieron hasta que se enamoraron, en un hermoso cuento de hadas, provocando ondas emocionales que cautivaron muchos corazones.

La trágica historia de amor, unida a la solitaria figura de Jin Fengchen, se convirtió en el escenario perfecto de Romeo y Julieta, y tocó a todos los corazones.

No hubo nadie que no se sintiera conmovido por el hombre enamorado y arruinado por la muerte de su amada esposa.

Miles de comentarios de los internautas que lo apoyaban inundaron Internet, expresando su apoyo y sus esperanzas de que Jin Fengchen pudiera volver algún día.

La Vieja Señora Jin comenzó a ayudar a Jin Fengchen y a Xiaobao a hacer las maletas.

La familia quería aprovechar cada segundo de sus últimos momentos juntos.

Al día siguiente salieron a comer juntos. El estado de ánimo de Jin Fengchen mejoró sustancialmente, posiblemente debido al nuevo rumbo de su vida.

Una vez disipada la pesadumbre, la familia recuperó gran parte de sus antiguas risas.

Pero como todo lo bueno suele llegar a su fin, los tres días felices pasaron rápidamente y llegó la hora de que Jin Fengchen y Xiaobao abandonaran el país.

Toda la familia Jin se reunió en el salón a primera hora de la mañana, y todos compartían el mismo aire de tristeza por la despedida.

El aeropuerto de Ciudad del Norte resonaba con la constante cacofonía de los anuncios de llegada y salida por el sistema de megafonía.

La Vieja Señora Jin miró a su nieto con lágrimas de desgana en los ojos.

"Debes escuchar a tu padre, Xiaobao. Cuida de ti mismo y de tu papi también".

Se agachó y acarició las mejillas del pequeño con cariño.

Xiaobao agarró la mano de su abuela y sus pequeños dedos le dieron un apretón tranquilizador: "No te preocupes, abuela. Lo haré".

Permanecieron en el aeropuerto durante algún tiempo hasta que el Viejo Señor Jin finalmente habló con voz tranquila: "Ya está bien. Fengchen y Xiaobao deberían irse ya. Tienen que pasar los controles de seguridad y su avión debería despegar en cualquier momento".

"Los echaré de menos, abuelo, abuela".

Xiaobao dio a sus abuelos un beso en las mejillas y se despidió de ellos.

"Mi buen chico...".

La Vieja Señora Jin gimió entre sollozos.

La pareja de ancianos se abrazó mientras veían las figuras del padre e hijo alejarse con su equipaje y desaparecer lentamente entre la concurrida multitud.

Finalmente, ella no pudo contenerse más y las lágrimas brotaron sin control.

Vio los moretones en la cara de Xiaobao y sus cejas se alzaron con furia.

"Entonces, ¿qué pasó? ¿Qué problemas has causado de nuevo para que, una vez más, la escuela llame para quejarse?".

Escupió con severidad.

Xiaobao pensó en lo que había sucedido antes y puso mala cara.

Se acercó a su padre y se sentó a su lado con una mirada llena de ira.

"Harry perdió contra mí en el béisbol y empezó a burlarse de que no tengo mamá. Le dije que sí la tengo”.

“Pero alborotó a los demás compañeros diciéndoles a todos que soy un niño sin madre. Eso me enfadó tanto que le golpeé con mi bate".

La voz del niño era vengativa y dura.

En pocas palabras, lo contó todo.

Jin Fengchen miró la cara de Xiaobao, la ira que le quemaba por dentro ya casi extinguida. Una mirada sombría apareció en sus ojos.

El temperamento de Xiaobao había empeorado; sus profesores en la escuela habían informado sobre la acritud que tenía con sus compañeros y las numerosas peleas que habían tenido.

Jin Fengchen le había restado importancia inicialmente. Pero a medida que las quejas se hacían más frecuentes, empezó a darse cuenta de que algo andaba mal.

Había intentado hablarle con severidad a Xiaobao y le había preguntado por los motivos de las peleas con su compañero, pero el niño se negaba a aclararse.

Hasta que un día, en un arrebato de frustración absoluta, Xiaobao admitió finalmente que era porque sus compañeros de clase lo llamaban “bastardo”.

Jin Fengchen sintió como si le hubieran clavado un cuchillo en el corazón. Abrazó fuertemente a Xiaobao y organizó inmediatamente un traslado de escuela al día siguiente.

Sin embargo, incluso en una nueva escuela con nuevos compañeros, el mismo fantasma de antes perseguía a Xiaobao sin descanso.

No tardaron en llegar las quejas de la escuela.

Xiaobao era un chico simpático y se suponía que tenía más amigos que enemigos, aunque nunca se tomaría a bien ninguna crítica o insulto sobre su madre.

Puede que no lo dijera en voz alta antes, pero Jin Fengchen lo sabía.

Al fin y al cabo, era su hijo, y ambos no habían podido dejar de lado a Jiang Sese ni una sola vez en los tres años que habían pasado.