Bebé adorable en la puerta: Mami, por favor firma romance Capítulo 807

Fu Jingyun guardó silencio por un momento. Luego dejó la bandeja a un lado y explicó: "Mi juicio estaba nublado en ese momento. Sese, realmente quiero deshacerme del patógeno en tu cuerpo ahora. Solo dame una oportunidad, ¿de acuerdo?".

"¿De verdad? Olvídalo".

El rechazo en el tono de la mujer dejó a Fu Jingyun sin palabras. Sin embargo, lo siguiente que salió de su boca lo hundió en un sótano helado.

"Fu Jingyun, ya no confío en ti. No me hagas perder el tiempo. No quiero verte nunca más".

"¿Nuestra amistad no significa nada para ti?".

Fu Jingyun miró a Jiang Sese con incredulidad. El dolor en sus ojos lo hacía parecer la víctima.

"¿Amistad?", respondió Jiang Sese con otra pregunta.

Después de un momento, ella sonrió con amargura: "¿Creías que todavía teníamos una pizca de amistad?".

Si él de verdad la consideraba su amiga, ¿por qué la había envenenado?

¿Por qué la había sacado de Francia contra su voluntad?

Cuando miró la expresión de decepción de la mujer, Fu Jingyun se sorprendió.

"El Fu Jingyun de antes no habría hecho nada para perjudicarme", dijo Jiang Sese en tono tranquilo mientras lo miraba fijamente.

"Este Fu Jingyun está lleno de mentiras. No le importan mis sentimientos. Solo quiere controlarme, como un tonto", se mofó ella.

Fu Jingyun se atragantó. Aunque lo que ella decía era hiriente, él no podía refutar nada.

"Sese, admito que todo lo que has dicho fue culpa mía... Pero no puedes condenarme por completo. Sabes que en el fondo no soy así, ¿verdad?".

Él miró seriamente a Jiang Sese. La lastimera súplica del hombre hizo que Jiang Sese temiera que su corazón flaqueara si lo miraba por mucho tiempo.

Ella sabía muy bien que tenía una deuda con él.

Jiang Sese giró la cabeza, desvió la mirada y dijo sin miramientos: "Fu Jingyun, nunca seremos compatibles. Por favor, déjame ir...".

Estas palabras hicieron que Fu Jingyun volviera a sus cabales. Él miró fijamente a Jiang Sese. Ella era incapaz de saber lo que él estaba pensando por su expresión.

"Me arrepiento. ¡No debería haberte dejado ir desde el principio!".

Fu Jingyun se levantó de repente, volcando la bandeja que llevaba, y la leche se derramó al instante sobre la cama.

Jiang Sese miró horrorizada al hombre que tenía delante. Todavía estaba aturdida cuando la alta figura del hombre se alzó imponentemente frente a ella. El aliento desconocido de él hizo que Jiang Sese se estremeciera y se pusiera en guardia.

"Mi amabilidad ha permitido que te alejaras. Qué momento tan oportuno para alejarte de mí...".

Fu Jingyun recordó el pasado y luego empezó a sonreír. Miró cariñosamente a Jiang Sese.

"Sese, ¿no echas de menos los viejos tiempos? Solo nosotros dos sin ese molesto Jin Fengchen...”.

"En aquella época, solo estábamos nosotros y Tiantian. Éramos una familia que era la envidia de muchas otras. ¿Cómo hemos acabado así?".

La expresión de Fu Jingyun cambió de repente, como si de pronto se diera cuenta de algo. Él miró alrededor de la habitación.

Él caminó hacia la ventana, tiró de los marcos metálicos de la misma y luego asintió con satisfacción. A continuación, procedió a desenchufar uno a uno los cables de teléfono y de red de la habitación.

Sus acciones hicieron que Jiang Sese se sintiera muy incómoda, pero pudo adivinar lo que él estaba pensando.

Jiang Sese apretó las palmas de las manos y preguntó con voz fría: "Fu Jingyun, siempre has sido amable conmigo. ¿Por qué me tienes cautiva?".

El hombre que examinaba el marco de la puerta se detuvo un momento, pero no respondió.

Él volvió a la cama, sacó la llave de repuesto y la colgó delante de ella. Luego, se la metió lentamente en el bolsillo.

Las comisuras de su boca se curvaron para formar una sonrisa apenada. ¿En qué se diferenciaba ella de un canario atrapado en una jaula?

¿Quién podría salvarla en un momento así?

En los momentos de desesperación, solo Jin Fengchen aparecía en su mente.

Cuando ella más lo necesitaba, él siempre aparecía justo a tiempo.

Sin embargo, incluso a Jin Fengchen se le haría difícil encontrarla en un lugar así.

Su última línea de vida había sido cortada. Jiang Sese miraba el mundo fuera de la ventana con anhelo.

El cristal colocado en el marco de la ventana era tan hermoso que ella no podía soportar tocarlo. De repente, una idea surgió en su mente.

Jiang Sese movió el pedestal de al lado y lo arrastró hasta la ventana con un tremendo esfuerzo.

Estaba hambrienta y agotada. Su cuerpo estaba débil y sin fuerzas. Se le formó un sudor frío en la punta de la nariz y la frente.

Se obligó a levantarse y recogió un marco de fotos del pedestal. Cuando estaba a punto de reunir todas sus fuerzas para romper el cristal, se detuvo de repente.

Solo entonces, echó un buen vistazo al exterior. Estaba sorprendida. Como estaba tumbada en la cama, solo pudo ver lo que le pareció un gran jardín de rosas al otro lado de la ventana.

Al principio pensó que estaba en el primer piso, pero ya que estaba más arriba, se dio cuenta de que estaba a más de una docena de pisos de altura y que había un jardín de rosas suspendido en el cielo en el piso en el que estaba.

Aunque pudiera romper la ventana, no podría escapar en absoluto.

Fu Jingyun cortó las líneas telefónicas de la habitación. Era inútil intentar contactar con el mundo exterior.

Jiang Sese dejó con impotencia el marco y cayó al suelo. Rendirse era lo único que podía hacer.