Resumo de Capítulo 11 – Capítulo essencial de Besando a mi esposo por Internet
O capítulo Capítulo 11 é um dos momentos mais intensos da obra Besando a mi esposo, escrita por Internet. Com elementos marcantes do gênero amor después del matrimonio, esta parte da história revela conflitos profundos, revelações impactantes e mudanças decisivas nos personagens. Uma leitura imperdível para quem acompanha a trama.
Por la noche, en la Villa Shaughnessy.
Después de la cena, Valen se sentó sola en el sofá de la sala de estar. La televisión frente a ella reproducía la serie del momento, pero no tenía ganas de verla. Su cabecita estaba llena de pensamientos desordenados.
Al cabo de un rato, el mayordomo se acercó con un vaso de jugo. Valen lo vio aproximarse y al instante se levantó del sofá. Al ver esto, el mayordomo se apresuró a decir:
—Señorita Lu, ¿por qué se pone de pie? Siéntese, por favor.
—Oh... —Valen volvió a sentarse.
—No conozco sus gustos —le dijo el mayordomo mientras colocaba el vaso en la mesita del té—. Esto es un jugo de naranja bien fresco, ¿le apetece?
—¡Sí! —asintió Valen. Levantó su cabecita para mirar al mayordomo con ojos puros, sonrió y le dijo—: Gracias.
El mayordomo se sintió halagado y también sonrió.
—Señorita Lu, es demasiado amable. Si desea algo, no dude en llamarme —le respondió.
Al escuchar esto, Valen no pudo evitar levantar las cejas. Parecía estar muy contenta y reaccionó al instante:
—Bueno… Quiero...
El mayordomo dirigió su mirada hacia ella y asintió.
—Bien, dígame, ¿qué quiere?
—Mi mochila... —dijo Valen con ansiedad.
—¿Su mochila? —El mayordomo no entendía qué quería decir la señorita.
Valen lo miró y continuó explicando:
—Mañana voy a la escuela, pero mi mochila se quedó en la mansión.
—¿Quiere decir que dejó algo en la mansión de la familia Gu? —preguntó el mayordomo, dudoso, con el ceño fruncido.
—De acuerdo.
Valen se puso en cuclillas y comenzó a ordenar sus pertenencias. Se dio cuenta de que la familia Gu en verdad le había enviado todo, incluso un pequeño llavero. «¿De verdad voy a quedarme aquí por el resto de mi vida?». Pensando en esto, comenzó a sentirse afligida de nuevo, por lo que se detuvo y bajó la cabeza con tristeza.
El mayordomo la observaba confundido.
—Señorita Lu, ¿qué le sucede?
En cuanto terminó de hablar, se abrió la puerta del estudio al otro lado del pasillo y apareció una figura alta. El mayordomo se levantó y saludó con respeto:
—¡Señor!
Scales se acercó. Con una sola mirada, vio a la pequeña Valen en cuclillas sobre el suelo.
—¿Qué pasó? —preguntó con una voz grave, que hizo que los demás se asustaran.
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