Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! romance Capítulo 125

Resumo de Capítulo 125 : Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate!

Resumo de Capítulo 125 – Uma virada em Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! de Internet

Capítulo 125 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate!, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Arrepentimiento, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.

A Cipriano se le oprimía el pecho.

—No volveré a casarme... Tampoco buscaré a otra mujer...

—Lo que hagas ya no tiene nada que ver conmigo. —Lo interrumpió con altivez Viviana: —A partir de ahora, quedaste libre. Y yo también. Que seamos felices, cada uno por su lado.

—¿Feliz? ¿Feliz con quién?

En la mente de Cipriano apareció de repente el rostro insoportable de David.

Viviana soltó un suspiro leve: —¿No puedo ser feliz sola? ¿Acaso no puedo ser hermosa en mi soledad?

De pronto el corazón de Cipriano se relajó un poco: —¿En serio? ¿De verdad piensas estar sola? ¿No vas a buscar a otro hombre?

La miró con ansiedad, con una esperanza intensa en los ojos, esperando una respuesta que calmara un poco su alma.

Viviana no respondió.

Simplemente le sonrió con serenidad y, con un tono tranquilo, se despidió con cortesía: —Me voy. Hasta luego.

Se dio la vuelta y se fue sin mirar atrás.

Su andar era elegante y resuelto.

Cipriano dio un par de pasos como si quisiera seguirla, pero luego se detuvo en seco.

Se quedó observando su espalda hasta que ella subió al auto y se alejó.

Sabía que Viviana no iba a voltear, pero aún así mantenía esa absurda esperanza de que lo mirara una vez más. De que, en el fondo, todavía le quedara un poco de apego por él... Pero el auto se fue alejando a toda prisa, y ella nunca giró la cabeza.

Sintió que el alma se le vaciaba por dentro.

Ese vacío tan intenso, esa soledad que le oprimía el pecho como si tratara de aferrarse a algo que ya sabía que no podía retener, lo dejó sin aliento.

Rasgó enfurecido el acta de divorcio y la tiró al basurero.

...

Viviana condujo de regreso a casa.

Guardó el certificado de divorcio, se cambió a ropa cómoda, por una más cómoda preparó una cafetera y se sentó en una banqueta alta para disfrutarla con calma.

En ese momento, su estado de ánimo era complejo. Como si hubiese llegado al final de un viaje muy largo. Sentía un poco de nostalgia, una leve tristeza, incluso unas pequeñas ganas de llorar. Pero sobre todo, sentía un profundo alivio.

Lo más frustrante de todo era que, por mucho que Susana causara problemas, la familia Herrera no podía simplemente desentenderse de ella.

Al enemistarse con David, perderían cantidad de aliados en Altoviento. Probablemente la familia Guzmán también ya estaría en su lista negra. Y justo ahora era el momento preciso en que ambas familias necesitaban unirse más que nunca.

Si lograban aliarse, ¿a quién deberían temerle de la familia Medina?

El problema era que Cipriano, por Viviana, se negaba rotundamente a aliarse con la familia Herrera...

En el hospital.

Susana se encontraba con los ojos cerrados en la cama.

Los miembros de la familia Herrera discutían fuera de la habitación sobre qué hacer a continuación.

Durante ese momento, Yago recibió una inesperada llamada: —¿Cipriano se divorció de Viviana?

La voz de Yago se coló en la habitación. Susana abrió los ojos de golpe.

Una alegría desbordante se reflejó sin control al instante en su mirada.

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