Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! romance Capítulo 13

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Senha: Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate! Capítulo 13

Lorena ya estaba esperándola ansiosa en el campo de prácticas.

Vestida con un traje deportivo amarillo de una sola pieza, su cabello ondulado y voluminoso añadía un aire sutil de juventud y encanto seductor.

Ella examinó atenta a Viviana, visiblemente decepcionada: —Deberías cubrirte hasta el cuello también.

Viviana sonrió: —Vine solo con la intención de buscar trabajo.

Viviana no vio ningún problema con su sencillo atuendo, un traje deportivo azul, su cabello recogido en una cola de caballo alta y limpia, optó por un maquillaje natural, fresco y adecuado, bastante bueno por cierto, en su opinión.

—Cariño, mira los hombres son criaturas visuales.

—Si David solo quisiera contratar a una bella dama como secretaria general, no estaría aún desocupado el puesto.

—Ser bella no está en conflicto con ser capaz. —Lorena le picó el ojo con picardía: —Por suerte traje un conjunto extra, tenemos tallas similares, no te preocupes te lo prestaré.

Dicho esto, sin más preámbulos, arrastró a Viviana al vestuario y la obligó enseguida a cambiarse.

Debido a que dependía de ella para la recomendación, Viviana naturalmente no pudo rechazar su gentileza.

Al salir cambiada, se transformó en una chica sexy al instante.

Una blusa ajustada sin mangas blanca, una minifalda plisada negra muy picante que delineaba su delicada figura, con sus atrayentes senos, su cinturita de avispa y caderas prominentes; sin dejar nada a la imaginación, y un par de piernas bellamente proporcionadas y cremosas que podrían atraer a cualquier hombre.

—Wow…—Lorena se cubrió su boca exageradamente: —Viviana, no sabía que fueras tan atractiva, Cipriano realmente no sabía lo que tenía, ¿en qué eres mil veces mejor que esta tal Susana?

Viviana ignoró por completo las últimas dos frases.

Miró preocupada su reflejo en el espejo, vestida así... ¿David podría pensar que estoy intentando seducirlo?

—Lorena, creo que...

—Shh. —Lorena le hizo un ligero gesto de silencio a Viviana, sacó enseguida su celular del bolso y contestó: —Buenas jefe Xavier, ¿ya están allí con el presidente David? Entonces, nosotros llegaremos enseguida.

Viendo esto, Viviana ya no pudo insistir más en cambiarse de nuevo.

Se dirigían a reunirse con el jefe Xavier.

En el camino, Viviana preguntó cautelosa: —Lorena, ¿alguna vez has visto a David?

—Ahora que lo mencionas, lo vi una vez cuando tenía tal vez seis años, fui con mis padres a visitar la casa de los Medina, en ese entonces David también era pequeño, blanco como la leche, regordete y muy lindo por cierto, pero eh, se fue al extranjero en su adolescencia, y rara vez ha estado en el país.

—Ahh…. Ya veo...

Blanco como la leche, regordete... Viviana se imaginaba en ese instante un pan caliente en su mente.

El carrito de golf giró en el camino.

De repente, frente a ellos se extendió un vasto campo de hierba.

En la distancia, el bosque y un lago, y más cerca, dos hombres en ropa deportiva conversando animadamente.

Viviana fijó su mirada en uno de ellos, sus pupilas se dilataron.

El hombre con una camisa azul oscuro y pantalón color pardo era Xavier Torres.

A su lado, un hombre un poco más alto que él, vestido con un impecable traje deportivo completamente blanco, de estatura regia y elegancia sin igual, sus hombros anchos y cintura estrecha, su perfil esculpido por la luz y las sombras, tan guapo que parecía tener un filtro de belleza...

Ella sintió un leve mareo.

Ya había visto a Xavier antes, así que el hombre con él debía ser quizás...

—¡David!

Desde el lado, Lorena exclamó emocionada en voz baja: —Ah, había cambiado por completo desde que era niño, ¿cómo puede ser tan alto y guapo al crecer? ¡No pude resistirme!

—¡Estoy perdida!

—¿También estás perdida? ¿Acaso te enamoraste de David a primera vista, incapaz de resistirte a amarlo?

...

La cara en ese momento de Viviana era peor que si estuviera llorando.

El carrito de golf se detuvo en seco.

Los dos hombres que charlaban en entretenidos también se percataron de ellas.

Xavier les sonrió y les hizo señas para que se acercaran, sus ojos se posaron justo en Viviana, llenos de asombro.

La sorpresa en los ojos de David fue fugaz, envuelta al instante por una fría niebla distante, proyectando un aura poco accesible.

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