Você está lendo Capítulo 182 do romance Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate!. Visite o site booktrk.com para ler a série completa de Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate!, do autor Internet, agora. Você pode ler Capítulo 182 online gratuitamente ou baixar um PDF grátis para o seu dispositivo.
Pesquisas relacionadas a Capítulo 182 :
El cuerpo rechoncho del tipo se volvió sorprendentemente ágil.
Los condujo con agilidad a la sala de vigilancia, donde ni siquiera había un guardia presente.
—Eh, bueno... solo que deben estar preparados psicológicamente. Aquí casi no viene nadie y algunas cámaras están dañadas; no hemos tenido tiempo de repararlas.
Al oírlo, todos sintieron enseguida un mal presentimiento.
Y no era solo eso... esto era un desastre en lo absoluto.
Más de la mitad de las cámaras estaban inservibles, y lo peor de todo era que incluso la cámara en la entrada del ascensor del primer piso también estaba dañada.
A duras penas lograron revisar los pocos ángulos útiles que quedaban, y finalmente, cerca de una tienda, divisaron la figura de Rosa, que desapareció tras una esquina.
Eso al menos confirmaba que ella en verdad había estado allí.
—Solo nos queda la tarea de buscar piso por piso. Son veintiún niveles, si nos dividimos, lo terminamos rápido,—propuso entusiasta Teodoro.
—No. No debemos separarnos.
David descartó su sugerencia enseguida.
Viviana ya había pasado por varias situaciones peligrosas y ahora también opinaba que era demasiado arriesgado ir sola.
Si llegaba a pasar algo, ella tan solo podría cuidarse a sí misma, pero no podría ayudar a alguien más.
David se devolvió hacia el administrador para averiguar más sobre el edificio.
Y le comentó que habría una buena recompensa si encontraban a la persona que buscaban.
El administrador se animó enseguida.
Explicó con detalle: anteriormente el edificio era de oficinas, y aunque aún quedaban algunas pequeñas empresas, varios pisos ahora se alquilaban como habitaciones, aunque había pocos inquilinos.
Incluso les comentó a qué se dedicaban esas pequeñas empresas y quiénes eran los respectivos arrendatarios.
Fuera de eso, no había mucho más que contar.
—¿Qué podría estar buscando aquí la abogada Rosa?—murmuró Lorena en voz baja, intrigada.
Viviana también estaba algo confundida.
Pero confiaba en que Rosita no haría nada sin una razón válida.
David reflexionaba sobre algo: —¿Por qué apagar el celular? Por lo general, eso solo se pide en lugares con un alto nivel de privacidad, como clubes exclusivos. ¿Hay acaso algo así en este edificio?
Viviana, frustrada, se llevó la mano al cabello.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Borracho y Atrevido: ¡Besé a un Magnate!