Resumo de Capítulo 1063 – ¡Buenas noches, Señor Ares! por Internet
Em Capítulo 1063, um capítulo marcante do aclamado romance de Romance ¡Buenas noches, Señor Ares!, escrito por Internet, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de ¡Buenas noches, Señor Ares!.
“Mientras escapaba, me convertí en el objetivo de un hombre. Cuando me estaba agrediendo, Ken, que venía persiguiéndome, lo mató. Aunque lo hizo en defensa propia, Ken era sospechoso de hacer uso excesivo de la fuerza, por eso fue enviado a prisión”.
Marilyn sollozó. “Sé que no te merezco por mi horrible pasado. Como un insecto en el infierno, intenté con todas mis fuerzas liberarme de esta terrible tortura, pero nadie está dispuesto a ayudarme”.
Jay cerró los ojos, apagando su simpatía por ella y manteniéndola en las profundidades de sus ojos. Aunque ella merecía compasión, la encontraba detestable al mismo tiempo.
Marilyn murmuró: “Cuando finalmente te conocí, pensé que la suerte me había llegado después de todas las dificultades que había sufrido. Aunque, ¿quién lo hubiera pensado? Ken ahora está en libertad e incluso me está obligando a regresar con él…”.
En este punto, Marilyn perdió todo el control y las lágrimas comenzaron a rodar por su rostro. “¿Crees que quiero irme con él después de lo que pasó? Solo mira las cicatrices en mi cuerpo, Ben. ¡Estas son todas las cicatrices que él me dejó!”.
Marilyn se subió la falda. Las espantosas cicatrices en sus muslos y todo tipo de marcas de quemaduras hicieron que Jay frunciera el ceño.
Marilyn le suplicó a Jay: “Te lo ruego, Ben. Por favor, no me regreses al infierno, ¿de acuerdo?”.
Jay la miró fríamente, su mirada lucía tan intimidante que podría estremecer el alma de alguien. “Quiero que respondas algunas preguntas con sinceridad”.
Marilyn asintió.
“No soy tu marido, ¿verdad?”.
Marilyn vaciló. La mirada de desesperación y resistencia comenzaron a surgir y a rodar en sus ojos.
“Ben, te recogí y te llevé de vuelta a mi casa para que fueras mi esposo. De lo contrario, ¿por qué proveería y cuidaría de ti durante tres años por nada...?”.
“¡Cállate!”, Jay la reprendió gritando con voz ronca.
Marilyn hizo una mueca de miedo y lo miró con gran detenimiento.
Él parecía un demonio cuando perdía los estribos. Hacía que otros sintieran que la muerte estaba cerca.
Este era su último y más fuerte as bajo la manga.
La mirada de Jay se tornó fría. “¿Por qué te negaste a que le sacaran sangre cuando estabas en el hospital?”.
Marilyn se sorprendió un poco, preguntándose por qué había sacado el tema tan repentinamente.
Jay respondió a su propia pregunta: “Eso es porque tenías miedo de que me enterara de que Tigre no es mi hijo, ¿verdad?”.
Marilyn negó con la cabeza. “No. Tigre es realmente tu hijo. Ben, tienes que creerme…”.
“Mami, papi”. Tigre estaba en la puerta, interrumpiendo la pelea de Jay y Marilyn con su tierna voz.
Jay miró a Tigre. Cuando vio el cuerpo diminuto de este niño que nació con un trastorno de coagulación, un toque de simpatía se elevó en su corazón.
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