¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 1141

La Señora Ares se sorprendió un poco cuando vio a Angeline. Hubo una grieta en su tranquila y gentil imagen cuando un toque de odio se reveló en sus ojos.

“Oh, ¿Angeline está aquí?”. La Señora Ares dejó escapar una sonrisa poco sincera.

Después del cortés saludo, ella reprendió a Angeline como a un lobo con piel de oveja: “Jay ha regresado a la Capital Imperial por tanto tiempo y te negaste a dejarnos verlo. ¿No crees que eso es exagerado? Somos la familia de Jay. ¿Tienes idea de lo mucho que lo extrañamos?”.

Angeline parecía inquieta.

El Viejo Gran Amo Ares la interrumpió y defendió a Angeline diciendo: “No puedes culpar a Angeline por esto. Angeline me notificó en el momento en que encontró a Jay. Yo era el que no quería que él regresara con esta familia. Jay ha hecho demasiados sacrificios por esta familia. Hasta que no recupere la memoria, no quiero que vuelva a casa por temor a que la Organización del Juicio Final regrese…”.

Un indicio de pánico cruzó por los ojos de la Señora Ares después de escuchar lo que él dijo.

Angeline fulminó a la Señora Ares con la mirada y dijo con amargura: “El abuelo trabajó tan duro para planear esto solo para que tú lo arruinaras, Señora Ares. Para apoyar los motivos egoístas de Sera, tú le revelaste tu identidad a Jaybie en secreto. Si no lo hubiera detenido a tiempo, me temo que Jaybie sabría muchas cosas que no debería saber”.

El Viejo Gran Amo Ares estaba furioso. “¿Qué?”.

Jack golpeó la mesa y se levantó de su asiento. Señaló furiosamente la nariz de la Señora Ares y rugió: “¿Es verdad lo que dijo Angelline? ¿Fuiste a ver a Jay a nuestras espaldas?”.

La Señora Ares rompió a llorar. Bajo la apariencia de una madre cálida y cariñosa, comenzó a ahogarse mientras decía: “Sabes lo mucho que adoro a Jay, Viejo Amo Jack. Cuando escuché que él había regresado, estaba contenta. Extrañaba a ese niño como loca todos los días. No podía soportar más este anhelo, así que por eso fui a encontrarme con él a tus espaldas”.

Angeline tomó un archivo de los brazos de Grayson, sacó una pila de fotos y las arrojó sobre la mesa de café.

“Mire bien estas fotos, Señora Ares. ¿Estás haciendo estas cosas también por amor maternal?”.

Un toque de confusión apareció en el rostro de la Señora Ares. Su mirada luego se posó en las fotos esparcidas por la mesa de café. Como si hubiera captado algo, sus pupilas se abrieron de asombro mientras se lanzaba hacia adelante en un intento de romper las fotos.

La reacción de la Señora Ares había revelado lo que tenía la intención de ocultar.

Los ojos de águila de Jack se contrajeron. Él extendió la mano hacia ella y le ordenó: “Dámelas”.