¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 1309

Noel estaba absolutamente asombrado por ese hecho.

Dijo con remordimiento: “Entonces Ben es el hijo de mi hija”.

Cuando pensó en cómo casi había matado a su propio nieto, Noel sintió que una enorme ola de arrepentimiento lo recorría.

Cole caminó hacia el Gran Viejo Amo y se arrodilló. “Abuelo, castígame, por favor”.

El Gran Viejo Amo Yorks y Spencer miraron a Cole con incredulidad. Siempre pensaron que Cole era tranquilo y sereno y que nunca cometía ningún error.

“Cole, ¿por qué estás diciendo tal cosa?”.

El Gran Viejo Amo tenía la sensación de que Cole sabía muchas cosas sobre Ben.

Así, Cole comenzó a contar la historia de la rivalidad entre él y Jay.

“Puede que no lo sepas, abuelo, pero Ben tiene otra identidad. Es el nieto mayor de la familia Ares, Jay Ares”.

Tanto el Gran Viejo Amo como Spencer se sorprendieron tanto que no pudieron mantenerse erguidos.

La guerra entre los Ares y los Yorks se remontaba a mucho tiempo atrás.

Cole continuó: “Hace tres años y medio, se me ordenó masacrar la totalidad del Chalet de Turmalina. Quemé el tanque de Jay. Lo vi en ese tanque con mis ojos y pensé que estaba muerto…”.

El dolor cruzó por los ojos de Cole al recordar el incidente de tres años y medio atrás. Todavía podía sentir ese dolor agonizante cuando pensaba en Angeline intentando asesinarlo.

Cole luego continuó: “Incluso Angeline pensó que estaba muerto, así que Angeline me reveló su verdadera identidad para vengarse. Sé que ella quería que yo viviera arrepentido para siempre, y lo logró”.

“En el momento en que supe que Jay era el hijo de la tía y Jordan Ares, me quedé conmocionado hasta la médula. Sabía que lo que más lamentabas era que alguien tan perfecto como la Tía Chloe no te dejara con un sucesor. Fui yo quien mató esa última esperanza que tanto anhelabas…”.

Spencer finalmente se dio cuenta de por qué su hijo tuvo un cambio tan grande de personalidad después del viaje a Capital Imperial. Ya no quería pelear ni matar porque había matado a la persona equivocada, por lo que vivía todos los días con remordimientos.