¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 1313

El Viejo Gran Amo supuso que la máscara debía haber sido un regalo que Chloe le dejó al niño.

Pensó en cómo Chloe había logrado dar a luz a un niño tan excelente. Ella debió de haber estado en paz y no se arrepintió cuando se fue. Una sonrisa de satisfacción apareció en el rostro del Viejo Gran Amo.

Al salir de la habitación de Jay, el Viejo Gran Amo Yorks miró al guardia junto a la puerta y dijo con una cara larga: “¿El Joven Amo alguna vez estará en un buen estado de ánimo si ustedes se quedan cerca? Él no se recuperará de su enfermedad si está constantemente de mal humor. Lárguense de aquí y cuiden desde el exterior”.

Los guardias dudaban un poco. Jay había sido hostil hacia la fortaleza de los Yorks, y el Viejo Gran Amo lo aceptó y lo reconoció como su nieto rápidamente. Sin embargo, eso no significaba que Jay reciprocaría sus sentimientos.

¿Qué pasaría si Jay, que era increíblemente letal, lastimara al viejo justo después de que se retiraran?

El Viejo Gran Amo pudo leer lo que estaban pensando y dijo con tristeza: “Es el hijo de mi hija, y mi hija nunca daría a luz a un ingrato egocéntrico que no reconoce a su propia familia. Todos ustedes dispérsense en este preciso momento”.

Los guardias no tuvieron más remedio que retirarse.

Esa noche, Grayson subió a la cima con los miembros de Fantasma y llegó a la Fortaleza 48 con mucha familiaridad. Después de silenciar a los guardias que estaban afuera de una manera silenciosa, rápidamente se infiltró en el dormitorio de Jay y se lo llevó.

Fue solo que después de que Jay dejó la villa, sonó el sistema de alarma.

El Viejo Gran Amo no se molestó en ponerse los zapatos antes de correr inmediatamente a la habitación de Jay. Al ver que no había nadie en la habitación, el viejo corrió hacia la ventana.

Mirando a lo lejos, notó sombras negras atravesando el bosque a pie. Alguien cargaba a Jay y se alejaba a toda prisa.

Los ojos del Viejo Gran Amo se hundieron y rápidamente se dio la vuelta para bajar las escaleras.

Los Corbetas se habían reunido y estaban listos para ser enviados. El Viejo Gran Amo entonces ordenó: “No me importa qué tipo de medio usen, solo tráiganme al Amo Jay. De lo contrario, sabrán lo que les espera”.

“Sí, señor”. El rugido estremecedor sacudió a todo el pueblo, e incluso los pueblos vecinos se despertaron.