¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 1341

Él permaneció en la división de inteligencia militar por dos años, entrenando más duro que otros niños. Su habilidad superó a todos los agentes, pero todavía se mostraba reacio a unirse a la división de inteligencia militar.

Tenía tantas ganas de volver a casa.

Durante su tercer año en la división de inteligencia militar, quizás debido a la larga espera y la falta de respuesta que estaba obteniendo, sus posibilidades de volver a casa se hicieron cada vez más escasas. Pensó que tal vez su casa había sido derribada.

Después de todo, él escuchó constantemente sobre las malas acciones que el Juicio Final hizo cuando estaba entrenando. El Juicio Final llevaría a cabo una masacre con un solo objetivo en mente: eliminar a todos por completo.

Estaba desesperado.

Por lo tanto, decidió embarcarse en un viaje de venganza.

Terminó uniéndose a la división de inteligencia militar.

Pensaba que su corazón se había vuelto tan frío como el hierro, que era capaz de mantenerse tranquilo e indiferente incluso frente a su propia familia.

¿Quién hubiera pensado que terminaría tan devastado después de un simple encuentro con una chica que se parecía tanto a Bebé Zetty?

Pensó que era necesario que él completara la tarea lo antes posible y regresara a la división de inteligencia militar. Solo aislándose del mundo exterior podría detener sus pensamientos desenfrenados.

En una cueva en un acantilado en el Monte Perla.

El cuerpo de Cole estaba sumergido en un charco de agua. Debido al torrente de agua, el frío severo y el hambre, su cuerpo que parecía estar hecho de acero y hierro se estaba deteriorando y descomponiendo gradualmente.

Cole se enfermó.

Cuando el joven regresó a la cueva, vio que el cuerpo de Cole temblaba violentamente.

El joven le quitó los calcetines de la boca mientras su voz demoníaca sonaba en los oídos de Cole. “¿Cómo te sientes, Cole?”.

Cole estaba temblando y tartamudeando cuando hablaba.

“¿Qué… qué es lo que quieres...exactamente?”.

El joven examinó a Cole de cerca. “¿Qué es lo que quiero? Te quiero muerto. Pero antes de que mueras, necesito que me digas dónde están las Nueve Pinturas”.

“Je, je…”. Cole se rio. “No sé en dónde están. ¿Por qué no me matas?”.

Claramente, el joven no le creyó. “¿No quieres decírmelo? Está bien, tengo cientos de formas de hacerte hablar”.

Levantó la mano de Cole y le quitó las uñas a la fuerza.

Cole dejó escapar un grito trágico. “¡Arghhh!”.

“No sé dónde están las pinturas. Hace décadas, el almirante del Juicio final se las llevó para encontrarse con el Sr. Boye para salvar la vida de Ron Yorks. El almirante no ha regresado desde entonces”.

“¿El almirante del Juicio final? ¿Ese tipo?”.

La figura de Jay apareció en los ojos del joven.

“Parece que aún no hemos terminado”.

El joven bajó la cabeza para mirar a Cole y su mirada se posó en su pulgar de aspecto espantoso al que le faltaba una uña y le chorreaba sangre.

El joven, sin embargo, sintió una explosión de placer por alguna razón.

“Te dejaré vivir para que puedas ayudarme a desahogarme, Cole”, dijo el joven con malicia antes de darse la vuelta y marcharse.

Condado del Durazno Floreciente.

Ya era casi la víspera de Año Nuevo.

Angeline había mantenido la calma durante un período de tiempo, por lo que la condición de su cuerpo mejoró ligeramente. Al menos, ya podía moverse libremente en su habitación.

La víspera de Año Nuevo se acercaba rápidamente y las reuniones familiares eran comunes. A Jay le preocupaba que Angeline recordara los viejos tiempos, por lo que trató de encontrar una manera de desviar la atención de Angeline.