¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 1589

El mayor deseo de Bebé Robbie desde la infancia era que Mamá y Papá siguieran amándose y que permanecieran juntos como una familia para siempre.

Cuando escuchó lo que dijo Chloe en ese momento, se volvió loco.

Lanzó un movimiento definitivo al hacer una patada giratoria y pateó a Judy en el pecho. Judy gimió y cayó al suelo, mientras escupía una bocanada de sangre.

“Levántate. Quieres ser mi madrastra, ¿no? Tienes que golpearme o te mataré a golpes todos los días cuando entres en la familia Ares”.

Judy se acurrucó en el suelo. Estaba enojada, pero no podía levantarse por mucho que lo intentara.

Chloe rugió con ojos carmesí. “¿Por qué eres tan cruel a una edad tan joven, Bebé Robbie? Tu papá no te perdonará si se entera que has lastimado a Judy”.

Bebé Robbie ordenó sus pensamientos. Cuando se dio cuenta de que se había metido en problemas, se quedó allí sintiéndose perdido.

Era un chico intrépido, pero le preocupaba que papá se enojara al ver lo furiosa que él había puesto a la abuela.

Por casualidad, Jay regresó cargando a la Hermana Trece en su espalda.

Al ver a los soldados heridos tirados en el suelo y a Judy gravemente herida, Jay sintió que le estallaba la cabeza.

“¿Qué pasó?”, preguntó mientras tenía una expresión hosca en su apuesto rostro.

Chloe se cubrió la cara y dijo con furia: “Regresaste en el momento perfecto, Jay. Angeline me golpeó e incluso instigó a Bebé Robbie a que matara a golpes a Judy. Creo que debes educar a tu esposa”.

Jay miró el rostro visiblemente hinchado de Chloe, luego se volvió para mirar a Angeline con incredulidad y preguntó: “¿Qué pasó, Angeline?”.

Jay entregó a la Hermana Trece a las otras hermanas y luego se acercó a Angeline con pasos pesados. Sintiéndose impotente mientras le dolía el corazón, dijo: “Angeline, Bebé Robbie hirió a Judy, quien no le guarda rencor. Esta no es la forma correcta de enseñarle a nuestro hijo…”.

Chloe, el gran Viejo Amo Yorks y Jordan se sintieron aliviados al ver que Jay resolvía el problema de manera tan racional.

Angeline levantó la cabeza en alto con indignación, y su cuerpo más recto que un álamo. Se paró frente a Jay y dijo obstinadamente: “No quiero que se disculpe. Chloe no ha podido distinguir el bien del mal. Si quieres complacerla, entonces es asunto tuyo, pero mi hijo nunca la complacerá”.

Jay no sabía si reír o llorar. “Angeline, si nuestro hijo ha sido irrespetuoso con su abuela hoy, te faltará el respeto mañana...”.

¡Paf!

Un sonido nítido resonó en el aire.