¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 2259

Todos miraron a Angeline con insipidez, como si ellos no la conocieran.

Zayne no podía soportarlo más y comenzó a discutir con Angeline: “¿Cómo pudiste burlarte de tu hijo de esta manera? La gente pensaría que eres su madrastra”.

Entonces, como si Zayne tuviera miedo de que Savannah comenzara a menospreciar a Jenson, él comenzó a elogiar a Jenson sin cesar. “Señorita, puedo decirte que tu maestro realmente tiene buen gusto. Nuestro Jens ya está muy por encima de la gente común en términos de apariencia. Además, él también es muy inteligente. Con él como esposo, los genes de sus hijos definitivamente serán superiores. Emm… Aunque es un chico de pocas palabras, ¿a todas las jóvenes no les gustan los jóvenes reticentes y fríos de todos modos?”.

Jenson se golpeó la frente y le suplicó a Zayne: “Por favor, deja de hablar, Tío”.

Savannah se rio y dijo: “Mm. Es por eso que me gusta tanto Jenson”.

La confesión directa y sincera de Savannah hizo que Angeline se encariñara más con ella.

Era solo que Jens no quería que todos se concentraran en él y Savannah. Después de todo, cuanto mayor era la esperanza, mayor era la decepción.

A Jens no le gustaba Savannah, así que él no planeaba darles a su Papi y Mami la esperanza equivocada.

“No me gustas”, dijo Jenson sin rodeos.

Savannah le sonrió y dijo: “No te obligaré a que te guste, Jens. Los sentimientos se pueden cultivar lentamente. Si todavía no te gusto al final de todos mis esfuerzos, entonces al menos hice todo lo posible y no tendré arrepentimientos en esta vida. No te obligaré en absoluto”.

Jenson se quedó en silencio y no le respondió.

Angeline estaba bastante sorprendida por los comentarios de Savannah. La chica sabía lo que ella quería y trabajaría duro para conseguirlo. Sin embargo, uno solo puede imaginar cómo ella debía ser para aceptar las cosas tal como vienen y no forzar las cosas a los demás.

A Angeline le empezó a agradar aún más Savannah.

Ella inventó una excusa para que Savannah pasara la noche en el Chalet de Turmalina. “Estoy un poco cansada hoy, Savannah. ¿Qué tal si pasas la noche aquí? Una vez que me sienta mejor mañana, puedes darme una lectura”.

Savannah asintió y dijo con voz clara y fuerte: “Por supuesto, Señora”.

Angeline se puso de pie y Jay ayudó a sostenerla mientras caminaban hacia afuera, un paso a la vez.

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