¡Buenas noches, Señor Ares! romance Capítulo 2445

Cada uno regresó a su casa. Sin embargo, al cabo de unos años, aquellas magníficas villas, se habían convertido en edificios antiguos. La acumulación de polvo era bastante, mientras que los patrones originales, claros y vibrantes, se habían vuelto borrosos con el pasar del tiempo. Era como si su viveza hubiera sido barrida por los años.

“¿Cómo pudo pasar esto?”, se lamentó Josie. “¿Qué clase de pueblo fantasma es éste?”.

Su pequeño suspiro hizo que el cerebro de Jay se sintiera como si fuera electrocutado por un rayo. Un nuevo pensamiento surgió en su cabeza.

“¿Fantasma?”.

Zayne asintió. “¿Nos topamos con un fantasma, Jay?”.

Jay bajó la cabeza y se quedó en silencio. En su mente, sin embargo, recordó las palabras de la Sacerdotisa Zyda. Ella dijo que Robbie volvería a la vida. ¿No significaría que volvería a ser humano después de ser un fantasma?

Josie y Zayne sintieron que este lugar les ponía los pelos de punta. Se sentían un poco asustados. Sin embargo, Angeline los consoló: “Si realmente es un fantasma que está siendo travieso, entonces este fantasma es mi Robbie. ¿Cuál sería el miedo?”.

Josie dijo: “Hermana Angeline, si realmente es el Bebé Robbie, no tendremos miedo. ¿Pero cómo sabes si realmente es él?”.

Jay recordó de repente la extraña tumba mencionada por Cole y le dijo emocionado a Angeline: “Angeline, hay una extraña tumba en esta montaña. Tal vez el lugar esté embrujado por el ocupante de la tumba. Cole y yo nos dirigiremos hacia allí, así que todos ustedes quédense aquí por un tiempo. Pueden descansar mientras tanto”.

Zayne quería unirse a la emoción y dijo: “Yo también voy”.

Jay dijo: “Ahora te encuentras débil y tal vez no sepas cómo actuar en caso de emergencia. Tendríamos que protegerte. Deberías quedarte aquí”.

Zayne no insistió en ir más. “Está bien, entonces”.

Así sin más, Jay le pidió a los Miembros de Fantasma que se quedaran atrás y protegieran a Angeline y a los demás. Mientras tanto, él y Cole entraron a la montaña con entusiasmo.

Esta montaña era alta, recta y empinada. La vegetación llegaba hasta donde alcanzaba la vista. Era un enorme pedazo de tierra verde.

Jay miró a Cole y le preguntó: “¿Recuerdas el camino a la tumba?”.

“Por supuesto”, dijo Cole con arrogancia. “Crecí aquí”.

Cuando se adentraron en las profundas montañas, se encontraron con algunos pasantes en el camino. Sus expresiones eran rígidas como las de las marionetas.

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