La voz del malhumorado padre se escuchó en toda la oficina, el asistente Philips, no podía creer lo que escuchaba decir a su amigo, pues él que lo conocía sabía que no tenía casi nada de paciencia
— Ven acá campeón, no llores, solo son unas hojas, no hiciste nada malo, solo... solo en el futuro pregunta a papá si lo puedes tomar algo para usarlo, esta es la oficina de trabajo de papá y hay muchas cosas importantes aquí, no quieres llevar a la ruina a tu padre, ¿verdad?
— No, papá, el pequeño Lucien, es bueno... más o menos travieso pero no castigues al pequeño Lucien, castigalo a Philips, por qué está en mi contra — el niño señalaba al bien vestido asistente con su dedito índice, mientras su padre lo sostenía en brazos
— Tienes razón, Philips, está en tu contra, te quedarás a hacer horas extras por el resto de la semana Philips, además te encargarás de supervisar las obras que tenemos al norte de la ciudad, quiero un reporte detallado de lo que ocurre ahí
— ¿Pe...pero, yo que hice?
— Si, papá, tienes que ser estricto con ese asistente que no quiere al pequeño Lucien, correlo y trae a Jan Pierre, el tampoco me quiere pero no le dice a mamá que no me compré helado... ¡Philips, eres mi enemigo! — declaró el niño
— Los enemigos de mi pequeño diablillo, son mis enemigos, me ocuparé de el más tarde... Philips, vamos a la junta ya es hora, llévate los dos contratos y pídele a la secretaria que te imprima de nuevo otra copia
— Lucien, pero las firmas de los accionistas, ¿esas como las vamos a conseguir? — el asistente está al borde de la frustración
— ¡Llámalos y pídeles que vengan aquí a firmar de nuevo, tampoco es el fin del mundo ¿verdad?
— ¡Yo iré a la sala de juntas, llama a esos pesados tú, a mí me van a mandar al demonio y se dignarán a venir hasta dentro de un mes!
— Qué desobediente asistente, no le pagues su mesada papá, tiene que saber quién es el jefe aquí — Lucien Jr, estaba hundiendo más a Philips
— Pero que mente tan maquiavélica tiene este pequeño, no cabe duda de que la heredaste de tu padre y como no quiero una guerra contigo (dios me libre) te voy a proponer un trato, te compraré un helado todos los días durante tres meses si hacemos las paces, ¿qué dices?
— Trato, pero donde no me cumplas me las pagarás, Philips — el niño era igual de intimidante que su padre
Por fin en la junta, el tercer contrato ya estaba listo para firmarse, los tres socios lo recibieron para leerlo pero fue imposible no ver qué a uno le faltaban todas las firmas
— CEO Black, este contrato no tiene las firmas ¿hay alguna razón para que sea así?
Si, sucede que de los tres contratos firmados por accidente mi hijo los coloreó,.pero no tienes nada de que preocuparse, pronto llevarán los accionistas para firmar
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: CARIÑO VUELVE A MI LADO