Marco, estaba furioso, estaba en extremo celoso de que otro hombre estuviera en la residencia de Jan Pierre, buscándolo, Jan, era suyo, el hombre que amaba y no se lo iba a dejar quitar tan fácilmente, si ese atractivo rubio que claramente era un cazador, estaba pensando que se quedaría con las manos cruzadas, se equivocaba
— ¡No sé quién seas pero conoce tu lugar, ni de dónde conozcas a Jan Pierre, pero entérate que él y yo estamos enamorados, un tercero no cabe aquí! La penetrante Mirada de Marco, de fijo en Philips, quería saltarle encima y sacarlo a rastras
—¿Enamorado? ja.. no me hagas reír, tú estarás enamorado, por qué lo que es Jan, ya no te ama, ese gatito es mío, tú lo perdiste por andar te revolcando con otros, ten dignidad y sal de aquí antes de que yo mismo te saque — Philips, no estaba jugando, estaba por tomar al tipo por el fino traje que vestía y sacarlo a patadas de la residencia del asistente
— ¡Wow... wow... relájese un chingo, ninguno de los dos tiene derecho de venir a mo casa a ponerse en ese plan, o se comportan o de largan! — ahí estaba el carácter de Jan Pierre, imponiéndose, lo menos que quería era que esos dos de enfrentaran pero parecía que el destino quería otra cosa diferente
— Déjame lidiar a mí con este advenedizo, nadie va a venir a querer conquistarte en mi cara, es mejor que te vayas por dónde has venido, mi cachorro y yo estamos en medio de una velada romántica, ¿qué no vez las copas de vino servidas? que mal gusto el tuyo el de interrumpirnos — Marco le dió con todo a Philips, quería que entendiera que supuestamente estaban en una cita
Philips, observó la escena detenidamente, su verde mirada se clavó en Jan Pierre, se le notaba demasiado molesto, celoso por qué estaba con otro hombre en su casa
— ¿Es eso cierto? ¿invitaste a otro hombre a tu casa después de lo que pasó entre nosotros? te engañó, te rompió el corazón ¿y lo prefieres a él en lugar de mí? ¿tan poco amor propio te tienes Jan Pierre? — la imponente voz de Philips, estaba haciendo que el que hasta el momento relajado Jan, se tensara, la mirada de su asistente rival lo escudriñaba detenidamente
—¿Y que si él me invitó? fui su pareja por muchos años, me sigue amando, vamos a volver a estar juntos y tú te quedarás con un palmo de narices, ¿creíste que me robarías a mi chico, que te lo llevarías de mí? pero ya viste que no, ¡ahora vete!
— No, no me iré, puede que lo que digas sea cierto que estúpidamente haya creído que Jan Pierre, sentía algo por mí como yo lo siento por él, pero no por eso te voy a dejar que está noche lo tengas, ustedes no se van a burlar de mí, si él y tú se aman y es inevitable que estén juntos, será otro día, hoy no se lo voy a permitir
— A si, ¿y que harás imbécil? ¿cómo piensas impedir que le haga el amor a mi cachorrito está noche? — Marco, obviamente estaba defendiendo su postura, pero también estaba despertando a la fiera de Philips, el hombre ya veía rojo y quería desquitar su furia
Jan Pierre, envío un mensaje rápido y se apresuró a intervenir conocía el temperamento de los dos hombres, ninguno era sencillo, en buen lío se había metido, el solo quería llegar a descansar y ahora tenía en medio de su sala de estar a dos peleadores romanos a punto de saltarse cima
— Philips, no es necesario que hagas esto, vete a casa, no hagas está escena innecesaria — pidió Jan
Pero lo único que logró es que Philips, se enfureciera aún más, se sintió burlado, un completo idiota, había estado tratando de conquistarlo dando lo mejor de él, con todas las buenas intenciones de hacerlo su pareja oficial y llevarlo a la cama claro, pero él solo jugó con sus sentimientos
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