Habían pasado dos meses después del nacimiento del bebé Angelo, dos meses en los que Lucien Black, se volvió prácticamente un esclavo de ese pequeño bribón, parecía saber cuando llegaba y lloraba a esa hora exacta hasta que los fuertes brazos del padre lo cargaban
Después de las duras jornadas de trabajo, el CEO volvía a casa para cuidar de él, el niño estaba creciendo muy saludable, Angelina le decía que no era necesario que siguiera tan al pendiente, ella estaba ahí para atenderlo, que debía descansar un poco, pero el hombre de todas formas llegaba a convivir con sus hijos, por qué eso sí, el pequeño Lucien, exigía su tiempo sin importarle nada
Philips y Jan Pierre, seguían en una permanente luna de miel, ellos no dejaban de coquetearse en la oficina, solo procuraban no descuidar sus responsabilidades, ambos eran excelentes asistentes, Jan Pierre, llevaba también la parte de su CEO, Angelina, no había vuelto al trabajo por la estricta instrucción de Lucien Black, quería que ella tuviera el suficiente reposo
Lucien Black, había estado demasiado ocupado los últimos dos meses, tenía algo entre manos, su suegra Alexandra Di Monti, le llamaba por lo menos veinte veces al día y cada una de las llamadas las contestaba amablemente, parecía otro Lucien, uno en el que si existía la paciencia
Alexandra Di Monti, hacía quince días que había llegado a visitar a su hija, llevaba una cinta para medir y tomó sus medidas para mandarle a hacer un traje a medida para cuando volviera al trabajo, a Angelina, no le pareció nada fuera del otro mundo, siempre habían mandado hacer la ropa a medida ella, su madre y su padre
— Señora Alexandra, buenos días, ¿dígame qué puedo hacer por usted? si necesita más dinero de inmediato le hago una transferencia, ¿cincuenta millones de dólares está bien? — preguntó Lucien Black, sus empresas estaban generando muy buenos dividendos y podía permitirse ese impresionante gasto
— Lucien Black, ya me has dado veinte millones de dólares, no necesito que me des más, Angelo y yo nos haremos cargo si algo más falta ya te lo he dicho, te llamo para decirte que ya está todo listo, espero que tú ya tengas tu traje en tu armario, mañana mismo podemos proceder me he encargado de que cada detalle esté al gusto de Angelina, solo será cosa de que se presenten a las seis de la tarde en el lugar acordado
Por fin, fue lo que Lucien Black, pensó, había estado esperando este día por dos largos meses, está sería una culminación muy importante que tenía pendiente, se pudo de pié y entró al cuarto privado que tenía para descansar dentro de su oficina,ahí estaba colgado un costoso traje hecho a su medida esperando por ser usado por él
— Mañana será el grande día — dijo el hombre con una sonrisa en sus carnosos labios
Esa tarde al llegar a su residencia, no estaba el pequeño Lucien, esperándolo como casi siempre, tampoco estaba la niñera con el bebé Angelo, la entrada, la sala de estar, todo estaba libre, no había rastro de los niños, todo estaba muy en silencio
Subió elegantemente las escalares con dirección a su habitación, quería dejar el portafolio en su cuarto por qué conociendo a su travieso hijo y con documentos tan importantes debía ser cuidadoso, era viernes y no regresaría al trabajo hasta el lunes, así que quería darse una ducha y ponerse cómodo, calzarse una pijama y unas pantuflas para después bajar a cenar y quizás jugar un rato con su pequeño Lucien
Le extrañó un poco no encontrar a su mujer en la habitación, pero pensó que podría estar en el cuarto del bebé, se apresuraría a ducharse para salir a buscarlos, caminó al cuarto de baño, quitándose el traje, primero el saco, los pantalones, los zapatos y calcetines, por último estaba desabotonando la fina camisa cuando al entrar se quedó inmóvil en su lugar
Angelina, estaba tomando una ducha, ella tenía los ojos cerrados, su bello cuerpo estaba a la completa vista del hombre, él la admiraba de arriba a abajo, sus piernas, su redondo trasero, subió su mirada para encontrarse con los dos regordetos senos de la única mujer que despertaba su deseo


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